Tribunas
15/09/2025
El Papa y sus consejos a los obispos noveles
José Francisco Serrano Oceja
No han sido menores los temas de los que el Papa ha hablado con los obispos, llamados noveles, es decir, los que llevan unos meses de ejercicio del ministerio episcopal.
Una conversación, con una presentación del cardenal Tagle del acto, que puede o no decir algo sobre quién será el próximo prefecto del Dicasterio, que abordó cuestiones no menores y en la que se percibe, una vez más, el valor del juicio práctico de autoridad del Papa.
Hay, de entre esos temas por los que se le preguntó en la conversación, según la crónica vaticana, alguno que me ha llamado la atención.
Lo publica Vatican News en su edición española -que les reproduzco-, sin firma y en primera persona, una forma no común de redactar: “Nos instó a confiar en la gracia de Dios y en la gracia del estado, a reconocer nuestros dones y limitaciones, así como nuestra necesidad de la ayuda de los demás, quizás apoyándonos en la valiosa experiencia de un buen obispo emérito que pueda guiarnos o asistirnos. Advirtió contra la tentación de formar nuestro propio grupo y encerrarnos en él”.
Primer dato, la necesidad de la ayuda a los demás “quizás apoyándonos en la valiosa experiencia de un buen obispo emérito que pueda guiarnos o asistirnos”. Esta referencia a los obispos eméritos me parece importante, incluso en la línea de la sabiduría de los ancianos, de la que tanto hablaba nuestro recordado Papa Francisco.
En España los eméritos podrían conformar una Conferencia Episcopal paralela a la de los titulares por el número y la especie. Quizá sus debates fueran más vivos por la libertad de quien ya no tiene la responsabilidad directa.
En términos generales, las necesidades de la vida, que no son muchas, la atención y el cuidado de la salud lo tienen cubierto, con más o menos dignidad. Hay situaciones, que no especificaré, que de una genialidad tal por el hecho de que están mejor acompañados y atendidos como eméritos que cuando ejercían.
No hace mucho conversaba con un emérito que me decía que tenía escasa o ninguna gana, aunque está en plena forma, de asistir a las Plenarias de la Conferencia Episcopal. Me llamó la atención. Mal síntoma. De hecho, no hace mucho tiempo se inició una campaña contra los eméritos porque se decía que tenían demasiado protagonismo en las Plenaria.
Dejo a un lado algún caso extremo de relación nula entre emérito o eméritos, que ya hay diócesis que no tienen uno solo, sino dos, incluso más. Los hay que nunca han sido llamados, ni para una fraternal comida, por quienes les han sustituido. De la misma manera hay eméritos a los que los titulares les llaman con frecuencia, conversan, incluso prestan su ayuda en determinadas celebraciones, principalmente confirmaciones.
También están los que parece que no han dejado de ser obispos titulares. Eso se pasa con el tiempo.
La Iglesia es también una experiencia de relación personal de continuidad. Como dijo el Papa, hay valiosas experiencias que pueden contribuir a esa continuidad de misión.
El problema es que la relación se establezca en clave dialéctica o como fruto de una mentalidad “adanista” que pretenda, por parte del titular, hacerlo todo nuevo. Una Iglesia que se base en destruir lo que ha hecho el anterior para construir lo que después volverá a destruir el siguiente no parece que tenga mucha viabilidad.
Por cierto, que el Papa, en ese encuentro, sobre el tema de los obispos y las redes sociales dijo: “El Papa habló de la necesidad de ser cautelosos, ya que existe el riesgo de que «cada uno se sienta con derecho a decir lo que quiera, incluso cosas falsas». «Hay momentos en que alcanzar la verdad es doloroso», pero necesario. En este sentido, es útil buscar la ayuda de profesionales de la comunicación, personas con formación en este ámbito. «Tranquilos, tengan la cabeza fría y busquen ayuda profesional»”.
Buscar ayuda profesional, en eso y en más ámbitos.
José Francisco Serrano Oceja