16/09/2025 | por Grupo Areópago
El miércoles, 10 de septiembre, pudimos ver cómo, durante una charla en la Universidad de Utah, era asesinado Charlie Kirk, un conferenciante cercano al presidente Donald Trump y de ideas, calificadas por la mayor parte de la prensa, de conservadoras.
Su muerte a sangre fría, en medio de una charla en la Universidad, donde exponía sus ideas y debatía con sus “oponentes” ideológicos, deja una viuda y dos hijos huérfanos.
Pero aparte de lo dramático del hecho ha sorprendido ciertas reacciones por parte de ciertos sectores. Así la cadena televisiva estadounidense MSNBC afirmaba que lo sucedido era algo de esperar por las ideas de Charlie Kirk. O el grupo demócrata en la Cámara de representantes de los EE.UU. impidieron un momento de oración por el conferenciante asesinado. O más cercano a nosotros, en el Parlamento Europeo, un minuto de silencio se veía interrumpido por parte de un sector político contrario a las ideas del “activista conservador”.
Estas reacciones parecen justificar la acción del asesinato de una persona sólo por tener unas ideas contrarias a las propias. ¿Verdaderamente se está respetando la libertad de expresión? ¿Realmente por parte de los representantes públicos se ha sabido ver por encima de las ideas a la persona o se le tacha por pensar distinto? ¿Estamos asistiendo a una nueva dictadura donde si piensas lo que nosotros decimos eres bienvenido y cuidado si alguien te toca, pero si disientes de nuestra doctrina tú mismo eres responsable de las consecuencias y quitarte de en medio sería algo lícito?
Sorprende cómo las ideologías se han puesto por encima del valor inviolable de la vida y dignidad humana, generando víctimas de primera y víctimas de segunda. Las VICTIMAS son las que sufren violencia por manifestar las ideas contrarias a la opinión de un cierto sector de la sociedad y merecen todo tipo de honores y manifestaciones de condolencias, mientras que las victimas serían aquellas que sufren estos actos vejatorios porque ellos se lo buscan al no comulgar con nuestras ideas.
“VíCTIMAS con mayúscula” y víctimas con minúscula que nos alertan del peligro de una nueva dictadura que se cierne sobre nosotros, pero sobre todo, de la imposición de un modelo donde la dignidad de la persona deja de estar en el mero hecho de ser para situarse en el pensar de la ideología que desea imponerse.
Charlie Kirk, descansa en paz.
GRUPO AREÓPAGO