Iglesia-Estado
‘Ni rojos ni fachas’: Illa y Argüello reivindican el diálogo como esencia democrática
El presidente de Cataluña defiende que la religión tiene derecho a estar en la vida pública en un Estado aconfesional
18/09/25
El presidente de la Generalitat de Cataluña, Salvador Illa, y el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, han protagonizado hoy en Madrid un diálogo de gran trascendencia política y social que, más allá de su valor simbólico, marca un hito en la relación entre instituciones civiles y religiosas en España.
- Polarización como estrategia política
- Illa defiende el papel de la religión en la vida pública
- "El Estado no es Dios"
- "Ni el rojo de los 70 ni el facha del siglo XXI"
- Un llamamiento al respeto y al reconocimiento mutuo
- Acogida de migrantes y bien común
- Fuerte carga simbólica en el contexto actual
Salvador Illa y Luis Argüello en la Fundación Pablo VI.
El encuentro, celebrado en la sede de la Fundación Pablo VI, se convirtió en una plataforma para reflexionar sobre el papel del diálogo en tiempos de polarización.
Polarización como estrategia política
Tanto Illa como Argüello coincidieron en que la polarización se ha convertido en una estrategia política de primer orden. El arzobispo de Valladolid advirtió de que “se critica la polarización al mismo tiempo que se utiliza como arma electoral”, mientras que el president señaló que existen “corrientes organizadas” que buscan desacreditar a las instituciones comunes.
Ambos coincidieron en que la política española atraviesa un momento en el que dialogar parece percibirse como una debilidad, cuando en realidad debería ser la condición indispensable para fortalecer la democracia.
Illa defiende el papel de la religión en la vida pública
Uno de los momentos más destacados llegó con la intervención de Salvador Illa sobre la relación entre política y religión: “La política con la religión ha sido conflictiva. El modelo de la Constitución Española es un modelo correcto. Algunos quieren arrinconar la religión a la vida privada y no estoy de acuerdo con esto. Las religiones tienen derecho a participar en la vida pública. Hay una dimensión privada y también una dimensión pública. El Estado aconfesional es un buen modelo y no implica relevar a la religión al ámbito privado”.
Estas palabras del presidente subrayaron la importancia de mantener un equilibrio entre el respeto al pluralismo religioso y la neutralidad confesional del Estado, en línea con la Constitución de 1978. Illa defendió que la aconfesionalidad española no significa excluir la religión de la esfera pública, sino reconocer su valor en la construcción de una sociedad más plural y democrática.
"El Estado no es Dios"
En palabras del propio Illa, el modelo constitucional de aconfesionalidad es válido precisamente porque permite a las religiones participar en la vida pública sin privilegios, pero tampoco relegadas al ámbito privado.
Y en esta línea del modelo constitucional y la política, el presidente de los obispos españoles recordó al presidente catalán un concepto de lo que la Iglesia llama "caridad política" porque lo que el Estado no se puede convertir en fuente de moralidad: "El Estado no es Dios. La Iglesia lucha contra la idolatría del poder del Estado", dijo el arzobispo de Valladolid.
"Ni el rojo de los 70 ni el facha del siglo XXI"
Argüello también advirtió del “contagio de la polarización” dentro de la propia Iglesia, pero insistió en que no debe dar miedo dialogar con políticos de sensibilidades muy distintas.
Recordó que en los últimos meses ha compartido escenario tanto con el líder de Vox, Santiago Abascal, como ahora con Salvador Illa, y aseguró no avergonzarse de ninguna de esas imágenes. “No soy el rojo de los 70 ni el facha del siglo XXI”, ironizó, provocando aplausos entre los asistentes.
Un llamamiento al respeto y al reconocimiento mutuo
El diálogo puso en evidencia la necesidad de superar la demonización del adversario político. Argüello señaló que las redes sociales contaminan con frecuencia la conversación pública y alimentan la lógica del enfrentamiento: “Nos demonizamos unos a otros. Se dice: con estos no se puede hablar”. Frente a esa dialéctica de contrarios, el presidente de los obispos invitó a atreverse a nombrar lo que une y lo que separa, sin miedo a las diferencias.
Illa coincidió en que la pluralidad de la sociedad española debe ser asumida con naturalidad, aunque él mismo se exprese a veces con vehemencia. “Lo que no podemos permitir es negar la existencia del otro ni deshumanizarlo”, advirtió, subrayando que el respeto es condición básica para la convivencia.
Acogida de migrantes y bien común
El encuentro también sirvió para abordar cuestiones como la acogida de migrantes y el bien común. Argüello afirmó que la Iglesia defiende "la acogida de los que vienen, el derecho a no salir de su patria, de combatir las mafias" pero recordó que los Estados tienen derecho a regular sus flujos migratorios para garantizar la integración. Illa, en esa línea, insistió en la necesidad de abordar estos retos desde una perspectiva humanista y europea.
Fuerte carga simbólica en el contexto actual
Más allá del intercambio de ideas, el diálogo entre Illa y Argüello ha sido interpretado como un gesto con fuerte carga simbólica en el contexto actual, marcado por la crispación política. Que un presidente autonómico y el máximo responsable de la Iglesia católica en España compartan escenario y reivindiquen juntos la importancia del diálogo envía un mensaje poderoso a la sociedad: la confrontación no es el único camino posible.
El diálogo de hoy entre Salvador Illa, presentado como "un buen católico" por el director general de la Fundación Pablo VI, Jesús Avezuela, y Luis Argüello quedará marcado como un episodio relevante en la historia reciente de las relaciones entre política y religión en España. No solo por el contenido de las intervenciones, sino por el mensaje implícito: es posible hablar, discrepar y coincidir sin caer en la confrontación estéril.
Este encuentro se ha celebrado en el marco del centenario del nacimiento de José María Martín Patino impulsado por la Fundación Pablo VI y la Cátedra de la Cultura del Encuentro de la Universidad Pontificia Comillas.
Con este diálogo, concluye el ciclo de actividades organizadas por ambas instituciones para recordar la figura del sacerdote, su papel durante los años de la Transición para construir puentes de reconciliación entre españoles y su trabajo continuo como precursor del diálogo de la Iglesia con la sociedad.