Vaticano

 

Monseñor Juan Ignacio Arrieta: “La justicia humana debe reflejar la Verdad de Dios”

 

El secretario del Dicasterio de Textos Legislativos señaló a Cristo como modelo del hombre justo

 

 

 

22/09/25


 

 

 

En el marco del Jubileo de los Juristas, celebrado en la Ciudad Eterna, monseñor Juan Ignacio Arrieta, secretario del Dicasterio de Textos Legislativos, pronunció un extenso discurso en el que llamó a los profesionales del derecho a redescubrir el carácter “elevado y casi sagrado” de su vocación, entendida como un servicio a la verdad y a la justicia enraizada en Dios.

 

 

 

  1. Cristo, modelo del hombre justo
  2. Rosario Livatino, ejemplo de jurista cristiano
  3. Un Jubileo para renovar la misión del jurista

 

 

 


Monseñor Juan Ignacio Arrieta con el Papa León XIV
en el Jubileo de los Trabajadores por la Justicia,
20 de septiembre de 2025.

 

 

 

Arrieta recordó que la Sagrada Escritura presenta a Dios como “fuente de toda justicia”. Un principio que, según subrayó, debe guiar la labor de quienes trabajan en tribunales, despachos y universidades.

Citando a Isaías, los Salmos y a Santo Tomás de Aquino, explicó que la justicia posee una dimensión “sustancial” —como atributo divino— y una dimensión “relacional”, que ordena las relaciones humanas. Ambas, dijo, son inseparables: “Fue Dios quien ordenó todo de manera justa, y la justicia de los hombres no puede hacer otra cosa que reintegrar el orden establecido por Él”.

Inspirándose en san Agustín, monseñor Arrieta afirmó que la justicia es una “imago Dei”, una participación en la Verdad divina. “Nuestra justicia debe ser imagen de Dios, consiste en la armonía entre el hombre y Dios, y debe reflejar su razón y voluntad eternas”, afirmó.

 

Cristo, modelo del hombre justo

El número dos del Dicasterio de Textos Legislativos situó a Cristo como “el Justo por excelencia”, cuya vida constituye la medida del comportamiento del hombre justo. Recordó que Jesús no vino a abolir la Ley, sino a darle cumplimiento, y advirtió contra los riesgos del formalismo legalista que descuida el sentido último de la justicia. “Cristo actúa como fuente de autoridad, corrige la aplicación desviada de las normas e interpreta el auténtico signo de la voluntad divina”, dijo.

En su intervención, el obispo español destacó que la profesión jurídica es “una ocasión particular para cooperar en el acto creador de Dios”, pues el jurista y el magistrado están llamados a restablecer el orden querido por el Creador.

En este sentido, evocó la tradición del derecho romano, que ya vinculaba lo humano y lo divino, y señaló que el derecho canónico, gracias a su elasticidad, se mantiene al margen del positivismo jurídico contemporáneo, preservando la búsqueda de la verdad objetiva en cada caso.

“No podemos renunciar a la Verdad”, subrayó, citando el testimonio de Jesús ante Pilato. Y añadió que quienes ejercen la justicia deben sentirse vinculados ante todo a esa verdad, que es “humilde, paciente, pero también obstinada”, y que a la larga siempre prevalece.

 

Rosario Livatino, ejemplo de jurista cristiano

El discurso concluyó con un homenaje a Rosario Livatino, el joven juez italiano asesinado por la mafia en 1990 y beatificado en 2021. Arrieta lo presentó como un ejemplo luminoso de coherencia cristiana y de entrega profesional “Sub tutela Dei”, expresión con la que firmaba sus escritos y que significa “Bajo la tutela de Dios”.

Arrieta recordó que Livatino concebía la labor del magistrado como una forma de oración y entrega: “Hacer justicia es realización de uno mismo, es oración, es entrega de uno mismo a Dios”.

 

Un Jubileo para renovar la misión del jurista

Ante juristas procedentes de distintos países y tradiciones jurídicas, Arrieta invitó a aprovechar el Jubileo como una oportunidad de purificación espiritual y profesional, recuperando el sentido noble de la justicia como servicio a la verdad y a la dignidad humana. “Nuestra decisión, nuestra sentencia, debe ser razonablemente previsible, lineal y rápida, sin distinciones entre las personas. La verdad y la justicia deben ser, para nosotros, sinónimos”, concluyó.