01/10/2025 | por Grupo Areópago
La España rural –“vacía o vaciada” como se la denomina hoy- está triste y desolada. Espléndidos espacios naturales que con tanta belleza cantaron poéticamente “los machados” de todas las épocas, y grandes escritores como el Arcipreste de Hita, Cervantes o Miguel Delibes -por citar algunos- resaltaron con sus magníficos relatos literarios han sido devorados este verano por el fuego. Espacios naturales que hombres y mujeres de la España rural a través de los tiempos cuidaron y embellecieron, contribuyendo con ello al anuncio del “evangelio de la Creación” (LS), sufren hoy el olvido de una torpe cultura tecnocrática que “solo sólo busca un rédito económico rápido y fácil” (LS 36). Casi 400.000 hectáreas calcinadas en este verano negro en nuestro país hablan y gritan por sí solas -al igual que lo hacen en otros muchos rincones del planeta- el abandono y el olvido.
Situación que no ha sobrevenido por azar, sino que tiene causas y responsables que hemos de reconocer si queremos realizar un discernimiento serio para con esperanza trabajar por un futuro sostenible, no solo para el mundo rural, sino para todas las sociedades de este mundo globalizado. Este proceso de vaciamiento y abandono de nuestros pueblos comenzó en los años 50 y 60 del siglo pasado y como resultado de unas políticas equivocadas de los famosos gobiernos tecnócratas de aquella época, imponiendo un modelo de desarrollo territorial -“polos de desarrollo industrial” lo llamaron- causantes de una fuerte corriente migratoria de los pueblos a las ciudades; Irreversible desde entonces, con graves consecuencias para la España rural: su despoblación y envejecimiento. Según estadísticas oficiales, actualmente existe en España 5.000 municipios de menos de 1000 habitantes en riesgo de extinción. Situación dramática que está produciendo el abandono de actividades primarias y agroindustriales, el cierre de servicios y equipamientos públicos (sobre todo educativos y sanitarios), descuido y degradación del medio ambiente, aumento de los incendios, soledad no deseada, y desaparición de una rica cultura rural con su sabiduría ancestral.
Problemáticas sociales que impiden la construcción en los espacios rurales de una alternativa a la cultura global urbanita, individualista, creadora de prisas y ansiedades, sin alma, y con graves problemas de convivencia. Alternativa para explorar nuevas formas de economía al servicio del bien común, el bienestar de toda la comunidad, la dignidad de las personas sin exclusión, el cuidado de la tierra y la preservación de sus recursos asentados en valores que nos constituyen como humanos. Alternativa, además, con capacidad, sin duda, para hacer atractivos nuestros espacios rurales a la propia población residente, y a una migración de población foránea o extranjera o retornados, que pudiera compensar las pérdidas demográficas de estos espacios naturales.
Por todo ello hoy, la España vaciada ha de denunciar las malas políticas que se están practicando incapaces de aportar soluciones a los problemas de nuestros pueblos rurales; todas ellas cortoplacistas que solo miran la intención del voto; subvencionadas a fondo perdido y por tanto ineficaces para atajar la inequidad y los verdaderos problemas del campo. De la misma manera -desde una crítica constructiva- la España rural ha de realizar una reflexión profunda sobre la nueva colonización por parte de grandes empresas de sus campos abandonados, que con nuevos productos en forma de macro granjas, industrias contaminantes, molinos de vientos y mares de plantas solares de dudosa eficacia contra la contaminación, gozan de los privilegios y bendiciones de los mismos poderes que han producido su vaciamiento.
Él papa Francisco en Laudato Sí nos ha invitado a superar la cultura tecnocrática actual basada en el consumo, la manipulación, el acaparamiento de riqueza y la destrucción del medio ambiente para abrazar un nuevo paradigma vital que tenga como principio fundamental lo que llama ecología integral.
Este es el camino y la esperanza para este mundo rural desolado y abandonado.
GRUPO AREÓPAGO