Vaticano
La nueva normativa, recogida en el Motu Proprio `Coniuncta cura´, abre la puerta a que la Santa Sede recurra a intermediarios financieros externos
07/10/25
El papa León XIV ha promulgado el 29 de septiembre la carta apostólica en forma de Motu Proprio Coniuncta cura, que supone un cambio de calado en la gestión económica de la Santa Sede. La decisión llega tras el escándalo de malversación que involucró al cardenal Becciu.
Principales novedades de“Coniuncta cura”
- La apertura de León XIV
- El trasfondo: el escándalo del cardenal Becciu
- No es una marcha atrás
El Papa León XIV durante la misa y toma de posesión
de la cátedra de obispo de Roma
(@Vatican Media).
Con el Motu Proprio Coniuncta cura del Papa León XIV a partir de ahora, el Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido popularmente como el Banco Vaticano, pierde la exclusividad sobre las inversiones financieras del Vaticano. Esta medida revoca el Rescripto de 2022 emitido durante el pontificado de Francisco, que había centralizado toda la gestión de liquidez e inversiones en el IOR.
Principales novedades de“Coniuncta cura”
En el preámbulo, León XIV recuerda que la corresponsabilidad en la comunión es un principio fundamental del servicio de la Curia Romana, establecido en la constitución apostólica Praedicate Evangelium (2022). Para fortalecer esa colaboración, el Papa ha decidido consolidar las normas existentes y definir claramente las competencias de cada organismo económico de la Santa Sede.
Los puntos clave son:
Revocación del Rescripto de 2022.
El primer artículo del Motu Proprio abroga expresamente el Rescriptum ex Audientia SS.mi del 23 de agosto de 2022 del Papa Francisco que había ordenado que “toda la gestión de las actividades financieras y de la liquidez de la Santa Sede” pasara exclusivamente por el IOR.Sujeción a la política del Comité de Inversiones.
Las actividades financieras deberán realizarse conforme a las disposiciones del Comité para las Inversiones, respetando la política aprobada y los criterios éticos, de transparencia y de sostenibilidad definidos por este organismo.Fin de la exclusividad del IOR. La Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA) seguirá usando la estructura organizativa del IOR como vía ordinaria. Sin embargo, por primera vez se permite recurrir a “intermediarios financieros establecidos en otros Estados” cuando se considere más eficiente o conveniente. Es decir, el nuevo papa quiere que el Banco Vaticano siga desempeñando un papel central, pero ya no exclusivo.
La decisión entra en vigor inmediatamente tras su publicación en L’Osservatore Romano y será incorporada en los Acta Apostolicae Sedis, el boletín jurídico oficial del Vaticano.
La apertura de León XIV
En agosto de 2022, en plena ola de reformas financieras, el papa Francisco ordenó mediante rescripto que todas las entidades de la Curia transfirieran sus fondos al IOR. El objetivo era garantizar una gestión más unificada, evitar riesgos innecesarios y aumentar la transparencia, especialmente después de varios escándalos financieros.
León XIV mantiene los principios de control y transparencia, pero da un giro estratégico: abre la posibilidad de usar estructuras externas si así lo aconsejan la eficacia o la rentabilidad, siempre bajo supervisión del Comité de Inversiones.
El trasfondo: el escándalo del cardenal Becciu
Este cambio normativo no puede entenderse al margen del llamado “caso Becciu”. El cardenal Angelo Becciu, que fue sustituto de la Secretaría de Estado —el número dos en la gestión diaria del Vaticano—, fue condenado en diciembre de 2023 a cinco años y medio de prisión por malversación de fondos.
Durante su gestión, la Secretaría de Estado realizó inversiones opacas y ruinosas, entre ellas la adquisición de un edificio de lujo en Sloane Avenue (Londres) por más de 350 millones de euros, usando fondos de donativos destinados al Óbolo de San Pedro. El caso provocó un terremoto institucional y llevó al Papa Francisco a retirar en 2020 a la Secretaría de Estado la gestión de sus propios fondos, transfiriéndolos a la APSA y luego al IOR.
La reforma de Francisco fue una reacción a ese episodio, buscando máxima centralización y control. El Motu Proprio de León XIV, en cambio, se produce tras dos años de consolidación de los mecanismos de supervisión.
Por esta razón, como dice Rome Reports, el objetivo de todos estos cambios es evitar una situación similar a la sufrida con la inversión inmobiliaria en Londres, que costó a la Santa Sede su credibilidad y más de 139 millones de euros.
No es una marcha atrás
La decisión de León XIV supone un reajuste institucional más que una marcha atrás. El Vaticano mantiene su política de inversiones éticas —sin operaciones especulativas ni en sectores contrarios a la doctrina católica—, pero da más margen de maniobra para gestionar un patrimonio importante y complejo.
La APSA se convierte así en el verdadero centro de operaciones financieras, con el IOR como herramienta habitual pero no exclusiva, y con el Comité de Inversiones como garante de la coherencia estratégica.
Expertos en la materia consideran que esta medida podría permitir al Vaticano mejorar los rendimientos de sus inversiones a largo plazo, reducir riesgos de concentración y contar con gestores internacionales especializados, siempre bajo un marco normativo estricto.