Católicos
El sacerdote Juan Moya publica ‘Para encontrar la fe’: “¿Existe Dios o todo es producto del azar?”
Con más de dos décadas al frente del Oratorio del Caballero de Gracia, el doctor en Medicina y Derecho Canónico denuncia el alejamiento de Dios en la sociedad moderna y reivindica una vida coherente con la fe
21/10/25
Juan Moya Corredor, Rector del Oratorio del Caballero de Gracia desde hace 24 años, acaba de publicar “Para encontrar la fe”, un libro de 230 páginas en el que aborda temas esenciales sobre la existencia de Dios, la Sagrada Escritura, el origen del mundo y del hombre, Jesucristo y otros asuntos centrales de la vida cristiana.
- Vivir o no de fe cambia la vida
 
- Para los agnósticos o no bautizados
 
- Convertirse en el dios de su propia existencia
 
- Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati
 
- Preguntas y respuestas
 
Doctor en Medicina y en Derecho Canónico por la Universidad de Navarra, y autor de más de una docena de obras sobre espiritualidad, ética, vida cristiana, familia y noviazgo, Moya explica en una entrevista realizada por Juan González Tizón que su nuevo libro nace del deseo de ayudar a muchas personas “a encontrar la fe, si no la han tenido nunca, o la tuvieron y la han perdido en mayor o menor medida”.
También —añade— “puede ayudar a profundizar en la fe que ya se tiene, pero que siempre podemos vivir de una manera más influyente en la vida diaria”.
Vivir o no de fe cambia la vida
Para el Rector del Oratorio, hablar de la fe no es simplemente tratar un tema religioso del que se podría prescindir sin que influya en la vida real. “Vivir o no de fe cambia necesariamente la actitud ante la vida, las ideas o valores que me definen como persona”, afirma.
Reflexionar sobre lo que supone tener fe, asegura, es una tarea capital para cualquier persona responsable, ya que la fe afecta a cuestiones como el sentido de la vida, el origen del mundo y del hombre, la verdad, el fin de la existencia humana o lo que hay después de la muerte. “En resumen —dice—: ¿existe Dios o todo es producto del azar y la simple evolución? ¿Estamos en manos de un Dios creador que además es redentor, o dependemos de la arbitrariedad ciega?”.
Para los agnósticos o no bautizados
Para Moya, la fe no consiste solo en disponer de respuestas satisfactorias a los interrogantes del mundo, sino en participar de la vida de Dios y de su amor de Padre, “lo único que puede satisfacer el anhelo de felicidad del corazón humano”. Citando a San Juan Pablo II, recuerda que “solo Jesucristo revela plenamente al hombre quién es el hombre”, pues sin Él, “el hombre no acaba de conocerse a sí mismo ni sabe bien para qué ha venido al mundo”.
El sacerdote reconoce que, aunque hay muchos cristianos coherentes con su fe, también son frecuentes las personas agnósticas o no bautizadas. Explica que durante siglos el reconocimiento de Dios estuvo presente en la vida de los hombres, y con él el sentido correcto de la vida y del mundo. “Los hombres podían vivir o no de acuerdo con su fe —dice—, pero no se les ocurría prescindir de Dios, porque eran conscientes de que eso sería negar el fundamento de todo”.
Convertirse en el dios de su propia existencia
Sin embargo, con el modernismo y el agnosticismo de finales del siglo XIX, y apoyado en parte por el desarrollo de las ciencias, el hombre “pretende convertirse en el centro de todo lo existente” y “prescinde de Dios”. “El hombre se convierte, quizás sin ser muy consciente, en el dios de su propia existencia”, añade.
Para muchas personas, continúa Moya, “Dios ya no es el centro de sus vidas; y por tanto, tampoco Jesucristo, ni la Iglesia”. Entre las causas de ese alejamiento cita también la revolución sexual de los años sesenta, que, en su opinión, ha llevado a muchos a apartarse del fin para el que fueron creados, “hombre y mujer iguales en dignidad y complementarios en la sexualidad”.
“Lo que en la sexualidad es un medio —el placer— se convierte en el fin principal, con consecuencias no deseables en muchos campos”, advierte. A ello se suma la negación del valor real de la naturaleza humana: “Somos hombres o mujeres según la sexualidad con la que nacemos, que objetivamente es imposible cambiar. Ir contra esa realidad biológica origina nuevos problemas de más difícil solución”.
El sacerdote subraya que la vida práctica influye decisivamente en la actitud ante la fe. “No depende solo de las ideas que tengamos sobre Dios, sino de la vida que llevemos. Plantearse la necesidad de vivir de fe no es solo una tarea intelectual, sino que requiere preguntarse en qué estoy dispuesto a cambiar, si es necesario. Y, por supuesto, pedirle a Dios el don de la fe”.
Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati
Aun así, Moya destaca que “hay muchas personas, más de las que podamos suponer, que viven de fe, que tienen a Dios en el centro de su existencia, que son coherentes con los mandamientos de la Iglesia”. Recuerda con esperanza que entre ellas hay muchos jóvenes: “¡Un millón de jóvenes en el Jubileo del pasado mes de agosto en Roma1”, señala, y menciona también las recientes canonizaciones de Carlo Acutis, que murió con 15 años y fue un enamorado de la Eucaristía, y de Pier Giorgio Frassati, de 24 años, conocido por su amor a los pobres, su intensa vida de fe y su amor a la montaña.
Moya sostiene que no es imprescindible tener fe para responder correctamente a muchas de las grandes preguntas del ser humano. “Preguntas como si Dios existe, cuál es el origen del hombre y del mundo, si existe la verdad o todo es relativo, o si hay algo después de la muerte, pueden ser respondidas desde la razón, bien utilizada. No es imprescindible la revelación sobrenatural, aunque ayuda a confirmar la respuesta y a tener más seguridad”.
Preguntas y respuestas
El libro, explica, está estructurado a modo de preguntas —“y son muchas”— que cualquier persona puede plantearse en relación con la fe. Las respuestas, asegura, “procuran ser claras y breves, y con argumentos de razón”. El volumen comienza abordando prejuicios hacia la fe, continúa con la existencia de Dios desde la razón y la revelación, y dedica un capítulo a la Sagrada Escritura y su credibilidad. Otro capítulo, “muy importante”, trata sobre Jesucristo: “¿existió, es hombre como nosotros, a la vez es Dios, murió pero resucitó? Parece necesario que cada uno se plantee quién es Jesucristo para mí. De la respuesta depende tener fe o no”.
Otros capítulos abordan la creación del mundo y del hombre, los ángeles —como seres espirituales—, el pecado, la gracia y las verdades eternas. En total, diez capítulos que, según su autor, “ofrecen materia más que suficiente para pensar, para ver si estamos en la verdad o en el error, y procurar vivir de modo coherente con nuestras creencias”. Para Juan Moya, “es necesario para tener una vida lograda”.
Juan Moya Corredor,
Para encontrar la fe. Preguntas y respuestas.
EUNSA, Astrolabio.