Diócesis

 

La iglesia más extraña y fascinante del mundo está en Tenerife

 

La parroquia del Santísimo Redentor, un icono arquitectónico del barrio humilde de Las Chumberas, conquista el premio al Mejor Edificio del Mundo

 

 

 

22/11/25 | M. S.


 

 

 

En un barrio humilde de Tenerife, Las Chumberas, surge un edificio que rompe esquemas: cuatro bloques de hormigón cambian con la luz del día para formar una cruz luminosa. Esa iglesia, lejos de las formas clásicas, ha conquistado al mundo en un certamen internacional.

 

 

 

  1. Una construcción fuera de lo común
  2. Luz como símbolo espiritual
  3. Más que un templo: un espacio comunitario
  4. Reconocimiento internacional
  5. Un templo en diálogo con su entorno
  6. Significado simbólico y social

 

 

 


La Iglesia del Santísimo Redentor,
diseñada por el arquitecto Fernando Menis
©Simona_Rota.

 

 

 

En Las Chumberas, un modesto barrio del municipio tinerfeño de San Cristóbal de La Laguna, se alza un templo muy distinto a lo que uno esperaría. La Iglesia del Santísimo Redentor, diseñada por el arquitecto canario Fernando Menis, ha sido recientemente galardonada con el premio al Mejor Edificio del Mundo (World Building 2025) en el prestigioso World Architecture Festival (WAF).

Bajo el apoyo del Obispado de Tenerife, la iglesia fue pensada como un "lugar donde no lo había", un punto de identidad para una comunidad históricamente fragmentada, destaca El Día de Tenerife.

 

Una construcción fuera de lo común

A simple vista, no es una iglesia al uso. En lugar de campanarios, vidrieras o retablos dorados, se perciben grandes bloques de hormigón irregular que parecen rocas volcánicas fracturadas. Menis, el arquitecto canario detrás del proyecto, creó un juego visual que dialoga con la geología de la propia isla: la piedra volcánica y el hormigón local, en coordinación con la luz natural, dotan al templo de una apariencia casi escultural.

 

 

 


La Iglesia del Santísimo Redentor,
diseñada por el arquitecto Fernando Menis.
©Patri_Campora

 

 

 

Luz como símbolo espiritual

Uno de los rasgos más impactantes de esta iglesia es cómo la luz del sol penetra en su interior. Por medio de aperturas irregulares —algunas de vidrio y metal— la luz se filtra a través de fisuras, marcando de forma cambiante distintos espacios: durante el día ilumina el baptisterio, por la tarde acaricia los bancos y el confesionario, y desde el amanecer hasta el atardecer destaca la cruz-estructura central con una intensidad conmovedora.

Este juego lumínico no es caprichoso: simboliza la tensión entre vida y muerte, oscuridad y redención. En palabras de Menis recogidas en medios especializados, entrar en la iglesia es transitar de la oscuridad hacia la luz, un recorrido espiritual muy intencionado.

 

Más que un templo: un espacio comunitario

Pero el proyecto no es solo sacro. Además de la iglesia, hay un centro comunitario y una plaza pública, diseñados para fomentar el encuentro entre los vecinos. Fue una obra colectiva: su financiación incluyó donaciones del Obispado, feligreses y empresarios locales, lo que convirtió el proyecto en símbolo de comunidad y pertenencia para un barrio periférico.

El jurado del WAF valoró precisamente este carácter multidimensional: la “intensidad arquitectónica” y el uso magistral de la luz para modelar los espacios interiores fueron elementos decisivos para otorgar el galardón.

 

Reconocimiento internacional

El reconocimiento no es casual. A lo largo de los años, la iglesia ha acumulado premios: no solo el WAF, sino también galardones como el Honor Award Faith & Form o el Frate Sole de Arquitectura Sacra.  Además, medios de arquitectura destacan que se ha convertido en una referencia para la arquitectura brutalista y comunitaria.

Desde la parroquia y la diócesis nivariense han subrayado que este premio es un logro para todo el barrio: un reconocimiento que va más allá de lo estético, y que reivindica a Las Chumberas como un lugar con voz y presencia arquitectónica. nivariensedigital.es

 

Un templo en diálogo con su entorno

La elección de materiales no es anecdótica. Menis optó por usar piedra volcánica y hormigón local, siguiendo un concepto de “kilómetro cero” que conecta directamente con el paisaje tinerfeño. Este vínculo con el entorno se refleja también en la forma: los volúmenes parecen surgir como rocas fracturadas, evocando el relieve volcánico de la isla.

En el interior, las superficies táctiles y una acústica muy cuidada —gracias a la combinación de hormigón macizo y piedra porosa— crean una atmósfera de recogimiento, silencio y reflexión, lejos del bullicio urbano.

 

Significado simbólico y social

Más allá de su impacto arquitectónico, esta iglesia reviste un profundo significado social: se ha convertido en un faro para su comunidad, un punto de encuentro donde religión, cultura y vida vecinal convergen. Muchos analistas coinciden en que esta combinación fue fundamental para su éxito: no es solo un edificio, sino un espacio de transformación.

La Iglesia del Santísimo Redentor de Las Chumberas no es simplemente un templo nuevo: es una obra de arte arquitectónica, un símbolo comunitario y un ejemplo de cómo la innovación puede surgir en los lugares más humildes. Su reconocimiento internacional confirma que lo extraordinario puede emerger de lo cotidiano, y que un lugar como Tenerife puede brillar en el mapa mundial de la arquitectura contemporánea.