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Benedicto XVI afirma que el matrimonio y la familia
son insustituibles y no admiten otras alternativas

En una carta enviada al Cardenal López Trujillo, el Santo Padre renueva
la convocatoria para el V Encuentro Mundial de las Familias en Valencia

Madrid, 29 de mayo de 2005

El Papa Benedicto XVI ha renovado la convocatoria del V Encuentro Mundial de las Familias en Valencia, que Juan Pablo II convocó el 22 de febrero de este año, eligiendo como tema “La transmisión de la fe en la familia” y señalando como fecha la primera semana de julio del año 2006.

El Evangelio de la Familia

El Santo Padre Benedicto XVI, en una carta enviada en castellano al Cardenal Alfonso López Trujillo, Presidente del Pontificio Consejo para la Familia, y que ha hecho pública hoy el arzobispo de Valencia, Mons. Agustín García Gasco, durante la celebración de la Solemnidad del Corpus Christi, afirma que con la renovación de esta convocatoria se propone “alentar, como lo hizo Juan Pablo II, la <estupenda novedad>, el “Evangelio de la Familia”, cuyo valor es central para la Iglesia y la sociedad”.

El Papa aprovecha la carta para enviar “un cordial saludo a Mons. Agustín García-Gasco Vicente, Arzobispo de Valencia, Iglesia particular que prepara este encuentro eclesial y que acogerá a las familias del resto de España y de otros países”.

El matrimonio y la familia no admiten alternativas

Benedicto XVI recuerda, en el texto, que “todos los pueblos, para dar un rostro verdaderamente humano a la sociedad, no pueden ignorar el bien precioso de la familia, fundada sobre el matrimonio. La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio para toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole es el fundamento de la familia, patrimonio y bien común de la humanidad. Así pues, la Iglesia no puede dejar de anunciar que, de acuerdo con los planes de Dios, el matrimonio y la familia son insustituibles y no admiten otras alternativas”.

“La familia cristiana tiene, hoy más que nunca, -añade el Santo Padre- una misión nobilísima e ineludible, como es transmitir la fe, que implica la entrega a Jesucristo, muerto y resucitado, y la inserción en la comunidad eclesial. Los padres son los primeros evangelizadores de los hijos, don precioso del Creador, comenzando por la enseñanza de las primeras oraciones. Así se va construyendo un universo moral enraizado en la voluntad de Dios, en el cual el hijo crece en los valores humanos y cristianos que dan pleno sentido a la vida”.

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