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    ASAMBLEA PLENARIA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL | 
  
SENTIDO 
EVANGELIZADOR
DEL DOMINGO Y DE LAS FIESTAS
Instrucción pastoral de la Conferencia Episcopal Española
Madrid, 22 de mayo de 1992
La Iglesia, por una tradición 
apostólica que trae su origen del día mismo de la resurrección de Cristo, 
celebra el Misterio Pascual cada ocho días, en el día que es llamado con razón 
día del Señor o domingo. En este día, los fieles deben reunirse a fin de que, 
escuchando la Palabra de Dios y participando en la eucaristía, recuerden la 
pasión, la resurrección y la gloria del Señor Jesús y den gracias a Dios, que 
los hizo renacer a la viva esperanza por la resurrección de Jesucristo de entre 
los muertos (1 Pe 1,3). Por esto, el domingo es la fiesta primordial que debe 
presentarse e inculcarse a la piedad de los fieles, de modo que sea también el 
día de alegría y de liberación del trabajo. No se le antepongan otras 
solemnidades, a no ser que sean, de veras, de suma importancia, puesto que el 
domingo es el fundamento y el núcleo del año litúrgico (SC 106).
INTRODUCCIÓN
Motivos de la Instrucción
  
    
    1. 
    Fortalecer la vida cristiana", es decir, potenciar la madurez de la fe de 
    todos los creyentes, haciéndola más consciente y personal para que se 
    manifieste en una conducta regida más claramente por el Evangelio, 
    constituye una de las mayores preocupaciones de los Obispos de la 
    Conferencia Episcopal Española en la actualidad1. 
    Para llevar a cabo este fortalecimiento es preciso revitalizar los cauces 
    comunitarios y participativos de la vida eclesial. Entre estos cauces se 
    encuentran el domingo y las fiestas M calendario cristiano, a causa de su 
    tradición y de la incidencia real en la educación de la fe y en la formación 
    de los creyentes. | 
    
    "Fortalecer la vida cristiana" | 
  
  
    | El 
    domingo desde los orígenes del cristianismo y las fiestas cristianas que 
    fueron apareciendo a lo largo de la historia, son un medio privilegiado para 
    perseverar en la vida de la fe inaugurada en el bautismo. El día del Señor 
    ha sido, desde el principio, un espacio gozoso en el que la Iglesia es 
    evangelizada continuamente por la Palabra que proclama y por los sacramentos 
    que celebra y se convierte en comunidad de fe, de amor y de esperanza en 
    medio de los hombres. | 
    
    El domingo medio privilegiado para perseverar en la vida de la fe. | 
  
  
    
    2. 
    La catequesis de la Iglesia parte de la confesión de la fe en que han sido 
    bautizados sus hijos, y tiende a la confesión de esta fe. En el largo 
    proceso de la educación de la fe, la eucaristía ocupa un lugar central 
    porque es en ella donde la fe es proclamada, celebrada y confesada. De ahí 
    la necesidad de vincular la acción evangelizadora y catequética a la 
    celebración eucarística y de manera particular a la que tiene lugar el 
    domingo y en las fiestas de precepto. En la eucaristía dominical yfestiva 
    suelen participar muchos fieles cristianos que no han sido suficientemente 
    evangelizados para poder confesar su fe. Es preciso ayudarles para que sean 
    capaces de hacerlo cuando participan con el resto de la comunidad cristiana 
    en la celebración eucarística. 
    Asimismo, en la catequesis la Iglesia hace la traditio fidei o 
    transmisión de la fe. Pero es en la celebración eucarística donde dicha 
    transmisión se realiza de manera más propia y plena, pues en ella Cristo se 
    entrega al Padre para la salvación de los hombres. En esta perspectiva los 
    fieles que participan en la eucaristía dominical deben ser preparados, por 
    medio de la formación catequética, para vivir este acontecimiento salvífico 
    de manera consciente, activa y fructuosa (cf. SC 12; DGC 25). 
     | 
    
    La eucaristía lugar central donde la fe es proclamada, celebrada y 
    confesada. | 
  
  
    | 
    3. 
    Además, el domingo y las fiestas del calendario cristiano pertenecen al 
    patrimonio cultural de una fe que se ha encarnado en los pueblos de nuestra 
    geografía europea y que se ha extendido en gran parte del mundo. En este 
    sentido el domingo y las fiestas poseen valores que son aceptados comúnmente 
    por la sociedad pluralista y secularizada y que llevan el sello cultural 
    cristiano. Por este motivo, los discípulos de Jesús debemos vivir los días 
    festivos de una manera testimonial, como espacios privilegiados para 
    expresar nuestra identidad cristiana y, a la vez, nuestra solidaridad en 
    Cristo con los demás hombres. | 
    
    El domingo y las fiestas patrimonio cultural de una fe. | 
  
Destinatarios
  
    | 
    4. 
    Al preparar esta instrucción, que viene a apoyar la Campaña de recuperación 
    de los valores del domingo y de las fiestas que se viene realizando en 
    muchas diócesis, los Obispos pensamos en nuestros presbíteros y diáconos, 
    desconcertados muchas veces ante la pérdida del sentido cristiano del 
    domingo y de las fiestas religiosas y ante el descenso de la práctica 
    dominical como indicador del alejamiento real de la Iglesia. | 
    
    Nuestros presbíteros y diáconos. | 
  
  
    A 
    ellos les corresponde, ayudados por los equipos de animación litúrgica y por 
    los laicos y religiosos que trabajan en este campo, hacer del domingo y de 
    las fiestas un momento fuerte de evangelización y de edificación de las 
    comunidades cristianas. 
    Recordamos con particular gratitud a los sacerdotes sobrecargados de trabajo 
    precisamente en los días festivos, que se esfuerzan por asegurar la 
    periodicidad dominical de la Misa y animar la celebración en muchas 
    comunidades, sobre todo rurales. A los actuales retos que plantea hoy la 
    sociedad a la pastoral del domingo y de las fiestas se une la imposibilidad 
    para muchas comunidades, de contar con un presbítero que presida la 
    eucaristía todos los domingos y fiestas. | 
    
    Los equipos deanimación litúrgica. | 
  
  
    | 
    5. 
    Los Obispos de la Conferencia Episcopal Española nos dirigimos a través de 
    esta Instrucción a todos los fieles cristianos de nuestras comunidades, para 
    que recuperen en sus conciencias la importancia del día del Señor y 
    de las fiestas en orden a mantener viva su fe y su identidad como miembros 
    de la Iglesia de Jesucristo. Pero quisiéramos ser escuchados también por 
    aquellos que se consideran cristianos o católicos, pero al mismo tiempo 
    confiesan que no son practicantes, para que comprendan la incongruencia de 
    esta actitud y la necesidad de vivir y de celebrar la fe dentro de la 
    comunidad creyente. | 
    
    Todos los fieles cristianos. | 
  
  
    | 
    Hacemos también una llamada a los jóvenes, invitándoles a descubrir los 
    motivos profundos de la convocatoria eclesial de los domingos y de las 
    fiestas y animándoles a que, con su presencia activa, contribuyan a hacer 
    más viva y gozosa la celebración de la eucaristía. | 
    
    Los jóvenes. | 
  
Objeto de la Instrucción
  
    | 
    6. 
    En la presente Instrucción no se hace un análisis sociológico o 
    sociocultural de la situación del domingo y de las fiestas cristianas en 
    España, aunque se apuntan algunos indicios y síntomas. Tampoco se pretende 
    presentar toda la rica doctrina de la tradición cristiana sobre los días 
    festivos. Expresión de esta doctrina fueron en el pasado los numerosísimos 
    testimonios de los Santos Padres, y en la actualidad los documentos del 
    Magisterio Pontificio y del Magisterio Episcopal de todos los países.
     | 
      | 
  
  
    | No 
    obstante vamos a recordar algunos aspectos más sobresalientes de la teología 
    y de la pastoral del domingo y de las fiestas, aquellos que guardan una 
    mayor relación con la dimensión evangelizadora de los días festivos para la 
    misma comunidad cristiana y para la sociedad entera. En esta misma 
    perspectiva se mueven las orientaciones y sugerencias que vamos a hacer. | 
    
    Recordar algunos aspectos más sobresalientes de la teología y de la pastoral 
    del domingo. | 
  
 
I. EL DOMINGO Y LAS FIESTAS RELIGIOSAS HOY
La situación de los días festivos en nuestras comunidades
  
    | 
    7. 
    La celebración del domingo y de las fiestas ha sido siempre para la Iglesia 
    una señal de fidelidad al Señor. Por eso nunca dejó de reunir a los fieles 
    para proclamar cuanto se refiere a Cristo en toda la Sagrada Escritura, y 
    celebrar la eucaristía que hace presente de nuevo su victoria pascual sobre 
    el pecado y sobre la muerte. Al mismo tiempo procuró que los cristianos 
    fuesen educados en la participación en la Misa dominical y en la 
    santificación de las fiestas. Fruto de esta acción es un elevado porcentaje 
    de asistencia a la eucaristía dominical, que se hace aún mayor en algunas 
    fiestas de precepto. | 
    
    Una señal de fidelidad al Señor.  | 
  
  
    | Por 
    otra parte, en muchas comunidades el domingo y aún el fin de semana son el 
    momento en que se desarrollan numerosas actividades propias de la vida 
    parroquia¡ o apostólica: la catequesis de los niños y de los adolescentes en 
    varias modalidades, los encuentros juveniles, las reuniones o las 
    convivencias de los movimientos o de los grupos eclesiales, la visita a los 
    enfermos, algunos ejercicios piadosos y la celebración no sólo de la Misa 
    sino también de otros sacramentos. | 
    
    Numerosas actividades propias de la vida parroquial o apostólica. | 
  
  
    | Sin 
    embargo, en nuestra sociedad han cambiado muchas cosas que repercuten en la 
    convocatoria eclesial de los días festivos. Las nuevas condiciones del 
    trabajo y del descanso, la cultura del ocio, la civilización del bienestar, 
    las comunidades y el turismo, las formas nuevas de organización de la vida 
    familiar y de la convivencia social, el deporte, el éxodo de las ciudades, 
    etc., inciden de manera directa en la existencia de los creyentes. En esta 
    situación se modifican no solamente los hábitos de comportamiento religioso 
    sino también la fisonomía misma del día festivo, que ya no se distingue 
    apenas de los demás días de la semana. | 
    
    Sin embargo, en nuestra sociedad han cambiado muchas cosas.  | 
  
El vacío espiritual del domingo
  
    | 
    8. 
    Los cristianos no son, por otra parte, impermeables a los fenómenos que 
    afectan especialmente al domingo en nuestra sociedad. Y son, sobre todo, los 
    jóvenes a quienes más puede afectar el vaciamiento de valores de los días 
    festivos. Para gran parte de los hombres y mujeres el domingo es un día 
    carente de sentido, justificado tan sólo por la necesidad de recuperar 
    energías para el resto de la semana, de descansar. de los excesos del 
    sábado, de cambiar de tarea, de estar con la familia o de dedicarse a la 
    ocupación favorita. Son muchos los que se aburren el domingo y no saben qué 
    hacer o cómo llenar un espacio de tiempo que se alarga con el fin de semana 
    y los puentes.  | 
    
    El vaciamiento de valores de los días festivos.  | 
  
  
    | 
    Esta sensación de vacío espiritual y de tedio se puede dar también en los 
    creyentes, incluso entre los que procuran asistir a la celebración 
    eucarística el domingo o el sábado por la tarde. Muchos no aciertan a hacer 
    de toda la jornada un día de alegría y de fiesta, aunque son muchos también 
    los que han descubierto que los días festivos son un regalo de Dios no para 
    evadirse ni para encerrarse en un horizonte estrecho, sino para disfrutar de 
    cuanto tienen de hermoso el mundo y la naturaleza. | 
    
    Muchos no aciertan a hacer un día de alegría y de fiesta. | 
  
Nuevas condiciones sociolaborales
  
    | 
    9. 
    La sociedad industrial y urbana, sobre todo, lejos de liberar a los hombres 
    y mujeres al llegar el día festivo, está creando nuevas necesidades y 
    obligaciones. La oferta excesiva de ocupaciones y de distracciones en los 
    fines de semana, además de incidir sobre todos los consumidores con una 
    presión constante, da lugar a nuevos problemas de sobrecarga laboral para 
    muchas personas: madres que trabajan fuera del hogar, miembros de la 
    seguridad de Estado y de Protección Civil y otros servicios públicos, 
    personal médico y sanitario de los hospitales, trabajadores de la 
    hostelería, trabajadores de industrias cuyo proceso de producción no puede 
    interrumpirse, etc. | 
    
    Nuevas necesidades y obligaciones. | 
  
  
    | Por 
    otra parte hoy se asiste a una liberalización de las legislaciones que 
    afectan a los horarios y a las limitaciones sobre el tiempo de trabajo en la 
    industria y en el comercio, por motivos económicos y de la competencia a 
    escala mundial. Estos y otros factores, no hay que ocultarlo, entrañan 
    serios peligros para el hombre y para el cristiano, al someter los valores 
    humanos y espirituales a las exigencias de la producción y del consumo. El 
    deterioro de los valores morales y religiosos que padece nuestra sociedad no 
    es ajeno al proceso de secularización y de deshumanización del domingo y de 
    las fiestas2. | 
    
    Liberalización de las legislaciones. | 
  
  
    | Por 
    todos estos motivos los Obispos españoles pedimos a los responsables de la 
    política laboral, a los empresarios y a los representantes de los 
    trabajadores que no cedan a la fácil tentación de eliminar poco a poco el 
    descanso dominical basándose en la posibilidad de una mayor producción y 
    ampliación del tiempo libre durante la semana, con detrimento de la libertad 
    personal, de la convivencia familiar y de otros aspectos de la vida 
    ciudadana. | 
    
    No cedan a la fácil tentación de eliminar poco a poco el descanso dominical. | 
  
La actitud de la Iglesia
  
    | 
    10. 
    La Iglesia no puede ver con indiferencia todos estos fenómenos y, aunque 
    valora todo cuanto encierran de positivo para el hombre, no puede ocultar su 
    preocupación por las dificultades que entrañan para la fe y la vida 
    cristiana de los creyentes. Si en otros tiempos éstos se sentían impulsados 
    a la práctica religiosa por el mismo ambiente social, hoy sucede todo lo 
    contrario. Por otra parte, la antigua insistencia en el precepto dominical y 
    festivo, como motivo casi exclusivo de la santificación M domingo y de las 
    fiestas, no ha sido suficientemente reemplazada por la instrucción sobre sus 
    valores. | 
      | 
  
  
    | La 
    nueva situación cultural y eclesial nos impulsa a la búsqueda de formas 
    nuevas o renovadas de evangelización, capaces de adaptarse a los desafíos de 
    esta etapa histórica. Una de estas formas es promover el sentido cristiano 
    del domingo y de las fiestas religiosas especialmente en el interior de las 
    comunidades, pero sin olvidar la incidencia que han de tener los días 
    festivos en la sociedad. Están en juego la identidad cristiana de muchos 
    fieles y la edificación de las comunidades como signos de comunión, de 
    reconciliación, esperanza y de paz. Esto no será posible si los creyentes no 
    perseveran en la fe y no anuncian, con palabras y con obras, la salvación 
    Ofrecida en Jesucristo. | 
    
    Búsqueda de formas nuevas o renovadas de evangelización. | 
  
Ejemplos de ayer y de hoy
  
    | 
    11. 
    El día del Señor nació y se organizó en un medio nada fácil para los 
    primeros cristianos, tanto para los que vivían en el mundo judío como para 
    los que llegaron a la fe procedentes del paganismo. El día de la asamblea 
    cristiana no coincidía con los días festivos del resto de la sociedad, de 
    manera que su celebración venía a ser de hecho un signo de identidad ante 
    los demás ciudadanos. | 
    
    Los primeros cristianos. | 
  
  
    | De 
    igual manera en las Iglesias jóvenes de hoy, después de la primera 
    evangelización, los cristianos han sido muy fieles en reunirse, a veces 
    convocados por catequistas laicos, para escuchar la Palabra de Dios y orar 
    en común, superando de este modo la dispersión y las tentaciones de volver 
    al pasado no cristiano. Como en los primeros siglos, en los que se conoce el 
    testimonio de los mártires del domingo3, numerosos cristianos, 
    privados hoy de libertad religiosa, hacen lo imposible por asistir a la 
    eucaristía dominical, para encontrar la fuerza que les alienta en medio de 
    las dificultades. | 
    
    Las Iglesias jóvenes de hoy. | 
  
 
II. ASPECTOS EVANGELIZADORES DEL DOMINGO Y DE LAS FIESTAS
A) El domingo
Los 
orígenes del "día del Señor"
  
    | 
    12. 
    El Concilio Vaticano II expresó magníficamente el significado que el domingo 
    tiene para los cristianos: | 
    
    Significado del domingo | 
  
  
    | "La 
    Iglesia, por una tradición apostólica que trae su origen del día mismo de la 
    resurrección de Cristo, celebra el Misterio Pascual cada ocho días, en el 
    día que es llamado con razón día del Señor o domingo. En este día, los 
    fieles deben reunirse a fin de que, escuchando la Palabra de Dios y 
    participando en la eucaristía, recuerden la pasión, la resurrección y la 
    gloria del Señor Jesús y den gracias a Dios, que los hizo renacera la viva 
    esperanza por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos (1 Pe 1,3). 
    Por esto, el domingo es la fiesta primordial, que debe presentarse e 
    inculcarse a la piedad de los fieles, de modo que sea también el día de 
    alegría y de liberación del trabajo. No se le antepongan otras solemnidades, 
    a no ser que sean, de veras, de suma importancia, puesto que el domingo es 
    el fundamento y el núcleo del año litúrgico" (SC 106). | 
      | 
  
El "día del Señor" y 
las notas de la comunidad cristiana
  
    | 
    13. 
    La celebración del domingo está justificada por el recuerdo de la 
    resurrección del Señor y de las apariciones que tuvieron lugar "el primer 
    día de la semana" (cf. Mt 28,1 y par.; l---c24,13-45; Jun 20,19-29). Desde 
    el principio la institución dominical está unida, por tanto, al 
    reconocimiento y a la confesión de Jesús como Señor (cf. Hch 2,36; Rom 
    10,91; Fil 2,9-11) por medio de unos actos que expresan y contienen el 
    "poder de su resurrección" (cf. Fil 3,10). Todos los valores del domingo 
    tienen su raíz y su razón de ser en el encuentro personal de los discípulos 
    de Jesús con el Resucitado que vive para siempre y se hace presente a su 
    Iglesia sobre todo en la acción litúrgica (cf. SC 7). | 
    
    Recuerdo de la resurrección del Señor. | 
  
  
    | 
    Desde el principio se descubren también, unidas al domingo y a la 
    eucaristía, las notas que caracterizan a la Iglesia del Señor, formada 
    durante el tiempo de su ministerio público y reconstruida y consagrada en el 
    Misterio Pascua¡ con la donación del Espíritu Santo: "Ellos, acogiendo la 
    palabra, fueron bautizados; y fueron agregados en aquel día como unas tres 
    mil almas. Y perseveraban asiduamente en la doctrina de los apóstoles y en 
    la comunión, y en la fracción del pan y en las oraciones" (Hch 2,41-42). | 
      | 
  
El "día de la Iglesia"
  
    | 
    14. 
    El Señor, después de la resurrección, agrupó de nuevo a los discípulos y se 
    hizo presente en medio de ellos (cf. Lc 24,36-45; Jn 20,19-29). La primera 
    nota de la Iglesia que pone de manifiesto la celebración del domingo es la 
    reunión de la asamblea4. Aunque cada cristiano ha de vivir su 
    incorporación al Misterio Pascual de Jesucristo todos los días, en la 
    dispersión de su existencia y de sus ocupaciones, al llegar el domingo se 
    sabe llamado a reunirse con sus hermanos, con los que forma el cuerpo de 
    Cristo, para encontrarse a su vez con el Señor resucitado, que prometió 
    estar presente "donde dos o más se reúnan en su nombre" (Mt 18,20; cf. 
    20,20). | 
    
    Reunión de la asamblea. | 
  
  
    | 
    Esta asamblea, convocada por el Resucitado y reunida en su Espíritu, es la 
    principal manifestación de la Iglesia (cf. SC 41-42; LG 26), un elemento 
    esencial al domingo y a la misma comunidad cristiana. Por esto no debería 
    faltar ni siquiera en aquellos lugares donde la falta de sacerdote no 
    permite celebrar la eucaristía del domingo. La asamblea es la ocasión de 
    encontrarse los que están llamados a "Tener un solo corazón y una sola alma" 
    (cf. Hch 4,32). El cristiano que no frecuenta la asamblea dominical, 
    difícilmente vivirá su fe eciesialmente y se irá alejando poco a poco de la 
    comunión que hace de la iglesia un sacramento o señal de la unión con Dios y 
    de la unidad de todos los hombres, signo indispensable para la acción 
    evagelizadora de hoy5. | 
    
    Elemento esencial al domingo. | 
  
El "día de la Palabra 
de Dios"
  
    | 
    15. 
    La perseverancia de los cristianos en la vida nueva recibida en el Bautismo 
    les ha exigido siempre volver una y otra vez "a la enseñanza de los 
    Apóstoles" (cf. Hch 2,42), es decir, a la Palabra que un día les fue 
    anunciada y en la que creyeron para salvarse. En las apariciones del 
    Resucitado elprimer día de la semana se destaca ya el puesto que la 
    Sagrada Escritura tiene en la asamblea de los cristianos. El propio Señor, 
    antes de partir el pan para los discípulos de Emaús, "comenzando por Moisés 
    y siguiendo por todos los profetas, les iba interpretando en todas las 
    Escrituras" cuanto se refería al Mesías y a los acontecimientos ocurridos en 
    Jerusalén (cf. Lc 24,26). Estos discípulos reconocieron que su corazón 
    "ardía cuando les hablaba por el camino y les abría el sentido de las 
    Escrituras" (Lc 24,32; cf . 24,44-45). | 
    
    La enseñanza de los Apóstoles. | 
  
  
    | El 
    domingo es el día de la Palabra de Dios, bajo todas las formas de 
    este ministerio, pero especialmente en la liturgia de la Palabra, cuando 
    ésta es proclamada y celebrada6. Entonces Cristo está presente y 
    sigue anunciando el Evangelio (cf. SC 7; 33), como lo hacía cuando explicaba 
    las parábolas a los discípulos (cf. Mc 4,32; Mt 13,36; 15,15). Nunca como 
    hoy la mesa de la Palabra de Dios ha estado tan dispuesta. La Iglesia pone 
    al alcance de los fieles 'los tesoros de la Biblia" estableciendo una 
    lectura de la Sagrada Escritura más abundante, más variada y más apropiada (cf. 
    SC 31; 51; DV 21; PO 18). | 
    
    Cristo está presente y sigue anunciando el Evangelio. | 
  
  
    | 
    16. 
    La acción evangelizadora de la Iglesia requiere que toda la comunidad 
    cristiana se sienta ella misma evangelizada en el contacto vivo y personal 
    de cada uno de sus miembros con el Evangelio y con los demás textos de la 
    Escritura que se ordenan a él. Este contacto lo facilita la actual 
    organización del Leccionario dominical y festivo, que en cada uno de 
    los ciclos anuales despliega todo el Misterio de Cristo, siguiendo de manera 
    continuada o temática los hechos y palabras de salvación realizados por el 
    Señor. Los cristianos asiduos a la eucaristía dominical tienen ocasión de 
    escuchar las principales páginas de la Sagrada Escritura y prácticamente los 
    cuatro Evangelios. Para muchos de ellos, no suficientemente evangelizados, 
    se trata del único contacto vital con la Palabra de Dios en toda la semana. | 
    
    Toda la comunidad se siente ella misma evangelizada. | 
  
El "día de la 
eucaristía"
  
    | 
    17. 
    La comunidad cristiana persevera también en la fracción del Pan y en 
    las oraciones (cf. Hch 2,42), para cumplir el encargo del Señor: "Haced esto 
    en memoria mía" (Lc 22,19; 1 Cor 11,24) y celebrar de manera más expresiva 
    el ,encuentro con el Señor resucitado. Y así ocurría en la Iglesia 
    Apostólica, cuando los fieles "partían el pan por las casas con alegría y 
    sencillez de corazón" (Hch 2,46), y se dedicaban también a la oración en 
    común (cf. Hch 1, 14.24; 4,24-31; 12,5; etc.). La vinculación de la 
    eucaristía al domingo es una realidad desde la época del Nuevo Testamento (cf. 
    Hch 20,712). | 
    
    Cumplir el encargo del Señor. | 
  
  
    | La 
    celebración de la eucaristía constituye el centro de toda la vida de la 
    Iglesia7. Pero, además, la Iglesia local congregada por la 
    predicación del Evangelio, es edificada por la comunión del Cuerpo y de la 
    Sangre de Cristo y manifiesta el símbolo de aquella caridad y unidad del 
    Cuerpo místico, sin la cual no hay salvación8. | 
    
    El centro de toda la vida de la Iglesia. | 
  
  
    | Por 
    otra parte el Sacrificio eucarístico forma una unidad con la liturgia de la 
    Palabra de Dios, de manera que la fe necesaria para celebrar los sacramentos 
    se nutre de la misma Palabra. En efecto, la Palabra de Dios, leída y 
    explicada por la Iglesia en la celebración eucarística, conduce al 
    Sacrificio de la alianza y al sagrado Banquete. En este sentido la Iglesia, 
    y cada uno de los fieles, progresan en la fe y en la caridad gracias a la 
    mesa de la Palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo. Pero no se puede olvidar 
    que el hecho mismo de celebrar la eucaristía constituye en sí un anuncio del 
    Misterio Pascual de Jesucristo, es decir, un acto de evangelización como 
    sugiere la aclamación que sigue a la consagración: "Anunciamos tu muerte, 
    proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!' (cf. 1 Cor 11,26). | 
    
    La fe se nutre de la misma Palabra. La eucaristía constituye en sí un acto 
    de evangelización. | 
  
El "día de la caridad"
  
    | 
    18. 
    Los primeros cristianos no sólo "partían el pan" y oraban en común, sino que 
    proyectaban la comunión en el Espíritu en la comunicación de los bienes y en 
    el testimonio de la vida (cf. Hch 2,44-47; 4,32-37). De este modo la 
    eucaristía dominical se prolongaba en toda una serie de actitudes y de obras 
    que movían a admiración y que invitaban a compartir la fe y la caridad. San 
    Pablo, que sugería a los fieles de Corinto ahorrar una cantidad "cada primer 
    día de la semana", con destino a la colecta en favor de los hermanos de 
    Jerusalén (cf. 1 Cor 16,2), explica la solidaridad cristiana como expresión 
    de la generosidad del mismo Cristo (cf. 2 Cor 8,9 ss.)9. | 
    
    Comunicación de bienes y testimonio de la vida. | 
  
  
    | La 
    caridad fraterna y la solidaridad con los necesitados, en cualquiera de las 
    formas que pueda adoptar, desde la oferta de dinero en la colecta que se 
    hace durante la presentación de los dones del pan y del vino en la Misa, 
    hasta los gestos o compromisos más persistentes en favor de los pobres o de 
    los marginados, constituyen sin duda uno de los signos más evidentes de la 
    participación profunda en el Sacrificio eucarístico y una de las señales más 
    eficaces que abren el camino a la acción evangelizadora. | 
    
    Uno de los signos que abren el camino a la acción evangelizadora. | 
  
El "día de la misión"
  
    | 
    19. 
    Pero los que tomaban parte en la eucaristía sabían también que eran enviados 
    a anunciar a los demás que "habían reconocido al Señor en la fracción del 
    pan" (cf. Lc 24,35). Los cristianos que habían celebrado con alegría la 
    resurrección del Señor, se sentían portadores del mensaje pascua¡: Id y 
    anunciad a mis hermanos" ,(Mt 28,10; cf. Jn 20,17-18). La misión surge 
    espontáneamente de la experiencia gozosa de la te que se ha alimentado en la 
    mesa de la Palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo. Eucaristía y 
    evangelización se fecundan mutuamente y urgen a todos los discípulos de 
    Jesús a sentirse deudores del don que han recibido hacia los que todavía no 
    conocen el anuncio que es capaz de transformar sus vidas. | 
    
    Id y anunciad a mis hermanos. | 
  
  
    | El 
    domingo, situado en el comienzo de la semana para los cristianos, invita a 
    extender a toda la existencia, mediante el testimonio consciente y el 
    compromiso responsable, cuanto se ha vivido en la celebración. De este modo 
    la vida se hace adoración a Dios en el Espíritu y en la verdad (cf. Jn 
    4,23). | 
    
    Extender a toda la existencia cuánto se ha vivido. | 
  
El "día de la alegría"
  
    | 
    20. 
    Otro gran signo de la comunión en el Espíritu es la alegría. "El domingo 
    estad siempre alegres, porque el que se entristece este día es reo de 
    pecado"10. Esta invitación parece un eco de la escritura por San 
    Pablo: "Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito, estad alegres: que 
    vuestra mesura sea conocida por todos los hombres. El Señor está cerca" (Fil 
    4,4-5). El motivo de la alegría es la renovada presencia del Amigo (cf. Lc 
    24,41; Jn 20,20). | 
    
    El domingo estad siempre alegres. | 
  
  
    | Los 
    primeros cristianos, al celebrar el domingo, vivían la alegría de una 
    presencia que nadie podía ya arrebatarles (cf. Jn 16,22). Ellos, los amigos 
    del Esposo, habían visto cómo la muerte se lo quitaba y entonces 
    experimentaron el fracaso. Pero la palabra de Jesús se cumplió, y el Esposo 
    volvió a estar de nuevo con ellos (cf. Mc 2,19-20 y par.). Pero ahora de un 
    modo más completo, porque veían cómo eran escuchados por el Padre en el 
    nombre de Jesús (cf. Jn 16,20), y recibían el Espíritu Santo (cf. Jn 
    14,17-18; 20,22). El domingo es con toda verdad el "día del Espíritu" que 
    colma de gracia y de alegría a los que cristianos que se dejan guiar por su 
    luz. La fe y la caridad compartidas en el día del Señor, son fuente de gozo 
    interior y externo. | 
    
    El domingo es "día del Espíritu". | 
  
Pascua semanal
  
    | 
    21. El domingo es "el día que hizo el Señor' para nuestra alegría y 
    nuestro gozo (cf. Sal. 118,24. La vinculación del domingo al Misterio 
    Pascua¡ de Jesucristo hace que sea el día memorial de la resurrección y del 
    comienzo de la nueva creación", o sea, la pascua semanal y el fundamento y 
    núcleo de todo el año litúrgico" (SC 106). En este sentido la celebración 
    del domingo nos recuerda que en el bautismo fuimos liberados de la 
    esclavitud del pecado, pasando de la muerte a la vida (cf. Rom 6,3-11; 1 Jn 
    3,14). Esta liberación, para los cristianos, está en el origen de todas las 
    demás liberaciones, incluso humanas, a las que como hijos de Dios aspiran. | 
    
    Día memorial de la resurrección y del comienzo de la nueva creación. | 
  
  
    | El 
    Misterio Pascual de Jesucristo es el tránsito de la pasión a la resurrección 
    de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida, que va reproduciéndose en 
    cada uno de los cristianos desde el momento de su bautismo. El discípulo de 
    Jesús, al celebrar el domingo, se reencuentra semanalmente con el poder de 
    la resurrección que va transformando poco a poco su existencia y le permite 
    completar en su carne lo que falta a la pasión de Cristo (cf. 1,24). | 
    
    Reencuentro semanal con el poder de la resurrección. | 
  
"Fiesta primordial de 
los cristianos"
  
    | 
    22.
    El domingo es llamado también 
    "fiesta primordial" y "día de alegría y liberación del trabajo" por el 
    Concilio Vaticano II (SC 106), es decir, la fiesta esencial y primera de los 
    cristianos, que reúne en sí todos los valores humanos y todas las 
    características que las modernas ciencias del hombre han puesto de relieve 
    acerca de la fiesta. | 
    
    Fiesta esencial y primera | 
  
  
    | 
    Estos valores peculiares no pueden desestimarse, y menos aún en una sociedad 
    que se materializa y seculariza cada día más. En efecto, los aspectos 
    humanos de la fiesta y los aspectos específicos de la experiencia cristiana 
    del domingo no caminan en direcciones opuestas, sino que -son dimensiones de 
    una misma realidad que tiene en Cristo, el Hombre nuevo, su punto de 
    convergencia, pues todo es del hombre, el hombre es de Cristo y Cristo de 
    Dios (cf. 1 Cor 3,22; GS 22)12. | 
      | 
  
  
    | Por 
    otra parte, el domingo como fiesta primordial acoge los aspectos que la 
    revelación bíblica ha puesto de manifiesto sobre la santificación del día 
    festivo, y que los Santos Padres atribuyeron de manera particular al día 
    del Señor como expresión de la nueva situación creada por la 
    resurrección de Cristo. En efecto, por medio de Cristo, se nos ha dado la 
    plenitud del culto divino (cf. SC 5). Por tanto celebrar el domingo es 
    también un acto de culto a Dios Padre, como expresión del reconocimiento y 
    de la adoración que se deben al Creador de todo cuanto existe. | 
    
    La plenitud del culto divino | 
  
  
    | 
    23. 
    En este día el hombre recupera la bondad de la creación (cf. Gn 1,31; Sal 
    104,124) y alaba al Señor cuya gloria es precisamente el hombre mismo, 
    llamado a alcanzar su plena realización en la totalidad de su ser, alma y 
    cuerpo, y en relación con todo el universo. La fiesta y la celebración, el 
    agradecimiento, la alabanza y la bendición hacen al hombre más feliz y lo 
    orientan hacia el bien. La liberación del trabajo propia del domingo es 
    oportunidad para dedicarse al Señor, para gozar de las relaciones familiares 
    y sociales, y para entrar en contacto con la naturaleza. | 
    
    La bondad de la creación. | 
  
  
    | Por 
    otra parte la alegría del domingo es un fruto del Espíritu Santo (cf. Gal 
    5,22), que proviene. de la acogida de la Palabra de Dios con fe (cf. Lc 
    1,46-47; 1 Tes 1,6), de la conversión del corazón y de la reconciliación (cf. 
    Lc 15,24), de haber reconocido la presencia del Señor (cf. Jn 20,20), 
    incluso de haber compartido sus sufrimientos (cf. Hb 10,34; 1 Pe 1,6) y de 
    haber anunciado su nombre (cf. Lc 10, 17). Pero así como no hay fiesta sin 
    celebración, pues no basta dejar el trabajo para hacer fiesta, tampoco hay 
    domingo sin que los creyentes se reúnan para alabar al Señor, recordar sus 
    obras, darle gracias y suplicarle. En este sentido la celebración de la 
    eucaristía ha sido siempre el corazón del domingo y de toda fiesta 
    cristiana, el momento culminante de toda una dinámica festiva que es 
    recuerdo de las maravillas obradas por Dios y cumplidas en Cristo y, a la 
    vez, presencia y anticipo de la fiesta que no tendrá fin. | 
    
    La celebración de la eucaristía ha sido siempre el corazón del domingo. | 
  
Significado del 
Precepto dominical 
  
    | 
    24.
    Por todos estos motivos el domingo 
    ayuda a los cristianos a recibir mejor la acción de la gracia divina en sus 
    vidas y a responder a ella más generosamente. La realidad humana y cotidiana 
    del hombre exige que interrumpa el trabajo de cada día para dedicarse a los 
    bienes del espíritu, entre los que sobresale la consagración de la propia 
    existencia a Dios. El descanso, por otra parte, es también oportunidad para 
    realizar el bien y dedicarse al servicio de los demás y al apostolado. La 
    Iglesia, consciente de estos valores, ha determinado con solicitud amorosa y 
    con autoridad la santificación del día festivo. De este modo concreta la 
    voluntad divina expresada en el tercer precepto del Decálogo. Por esto la 
    disposición que recuerda el deber de "participar en la eucaristía" y de 
    abstenerse de 'los trabajos que impiden dar a Dios el culto debido y 
    disfrutar del descanso necesario" (CDC, c. 1247), no es una mera disposición 
    externa que se pueda modificar sin que se vea afectada la substancia del 
    precepto. | 
    
    La Iglesia concreta la voluntad divina expresada en el tercer precepto del 
    Decálogo. | 
  
  
    | En 
    efecto, el precepto dominical orienta a los fieles hacia la fuente de la fe 
    y de la vida de la Iglesia: la asamblea festiva en torno a la Palabra de 
    Dios y al Sacrificio eucarístico. La participación en esta celebración 
    permite a los cristianos descubrir su propia identidad y les hace capaces de 
    vivir en comunión con sus hermanos y entregarse a su tarea en la sociedad 
    humana. El precepto tiene además un valor pedagógico para ayudar a vencer la 
    pereza y el olvido, contribuyendo a la toma de conciencia de los fines 
    religiosos y espirituales a los que sirve. Es necesario que la instrucción a 
    los fieles sobre la obligatoriedad personal del precepto festivo vaya 
    apoyada en los auténticos motivos de la santificación de las fiestas, y que 
    se eduque en el sentido profundo de la obligación interior del cristiano, 
    que debe obrar no por imperativos legalistas sino, sobre todo, movido por el 
    amor y la fidelidad al Señor. | 
    
    El precepto dominical orienta a los fieles hacia la fuente de la fe y de la 
    vida de la Iglesia, tiene además un valor pedagógico. | 
  
B) Las restantes fiestas cristianas
Las 
fiestas del calendario cristiano
  
    | 
    25.
    Además de la celebración del 
    domingo, fundamento y núcleo del recuerdo que la Iglesia va haciendo del 
    Misterio de Cristo durante el círculo del año, existen en el calendario 
    cristiano otros días festivos importantes. Se trata de las denominadas 
    fiestas de precepto que forman parte también de la conmemoración de 
    la obra de la salvación a través del año, o porque celebran diversos 
    aspectos del Misterio de Cristo (cf. SC 102) o porque son días en los que la 
    Iglesia "venera con amor especial a la Bienaventurada Madre de Dios la 
    Virgen María" (SC 103) o "proclama las maravillas de Cristo en sus 
    servidores y propone ejemplos oportunos a la imitación de los fieles" (SC 
    111; cf. 104). | 
    
    Conmemoración de la obra de la salvación a través del año. | 
  
  
    | En 
    dichos días, lo mismo que en el domingo, "los fieles tienen obligación de 
    participar en la Misa, y se abstendrán además de aquellos trabajos y 
    actividades que impidan dar culto a Dios, gozar de la alegría propia del día 
    del Señor o disfrutar del debido descanso de la mente y del cuerpo"13. | 
      | 
  
Capacidad 
evangelizadora de las fiestas
  
    | 
    26. 
    La caridad exige compartirla alegría de las fiestas con los demás (cf. 1 Pe 
    3,8; Rom 12,15; Lc 15,6. 9). Las fiestas del calendario cristiano que 
    jalonan el año, pueden dar también una respuesta a la búsqueda de un 
    significado para el ocio y el tiempo libre que padece el hombre moderno. De 
    lo que se trata no es de "entretener" o "matar" el tiempo, sino de vivirlo y 
    "pasarlo" como un don de Dios y como una inclusión de la eternidad en la 
    vida de los hombres. En este sentido el tiempo aparece como una oportunidad 
    abierta para dedicarse a los demás, a los seres queridos, a Dios y a uno 
    mismo. Frente a la inquietud y al nerviosismo de Marta, para atender al 
    Señor, está la calma y el sosiego de María, sentada a los pies del Maestro 
    escuchándole. "Una cosa es necesaria, María ha elegido la parte mejor" (Lc 
    10,42). Quizás los cristianos puedan enseñara los demás ciudadanos a "perder 
    el tiempo" de este modo.  | 
    
    Una cosa es necesaria. | 
  
  
    | Hoy 
    sin duda es muy necesario que las fiestas religiosas sean celebradas como 
    una llamada a la esperanza y una exigencia para construir una nueva 
    civilización basada en la Verdad y en el Amor. Las comunidades cristianas, 
    que peregrinan hacia la plenitud del Reino de Dios y reciben su fortaleza de 
    la eucaristía, están llamadas a renovar continuamente la esperanza de los 
    hombres. Los jóvenes especialmente, conscientes de las exigencias de su 
    Bautismo y robustecidos por el don del Espíritu Santo en la Confirmación, 
    han de ser testigos, para su propia generación, del Misterio Pascual de 
    Jesucristo que "hace nuevas todas las cosas" (cf. Ap 21,5). | 
    
    Una nueva civilización basada en la Verdad y en el Amor. | 
  
Los signos de la 
fiesta y el "Día Octavo"
  
    | 
    27.
    Las fiestas cristianas y el 
    domingo fiesta primordial, que acompañan la existencia de los hombres y de 
    los pueblos adaptándose al ciclo vital de la naturaleza y a la evolución del 
    conjunto de las distintas tareas que van construyendo la sociedad, dan 
    fisonomía incluso a la vida civil y contribuyen a que muchos hombres y 
    mujeres encuentren en la fe el sentido fundamental de sus vidas. Se trata de 
    un aspecto de nuestra cultura originariamente cristiano, pero que no siempre 
    es percibido y valorado por los mismos creyentes, influenciados por un 
    ambiente que trata de eliminar la referencia a Dios y a la transcendencia en 
    el tejido social.  | 
    
    Dan fisonomía incluso a la vida civil. | 
  
  
    | Los 
    días festivos contemplan la alegría como una prenda y un anticipo de la 
    felicidad plena que sólo se alcanzará más allá de las fronteras de este 
    mundo, cuando la lucha dará paso a la paz, los recelos y los odios a la 
    reconciliación, el dolor al consuelo y los esfuerzos de los hombres al 
    descanso de Dios. El domingo es el día primero de la semana, pero es 
    también el octavo día, porque es un don de Dios que anuncia las 
    realidades últimas y definitivas, y permite anticipar todo aquello que es 
    esperado y deseado como futuro. Entre los signos festivos más comunes y 
    todavía expresivos, se encuentran el vestido nuevo o traje de fiesta y la 
    comida abundante y compartida. Son los mismos signos que aparecen en el 
    Evangeliol4 como señal y exigencia, a la vez, de una vida eterna 
    que, sin embargo, es también proyecto y esperanza realizable que da sentido 
    a la presencia y a la acción de los cristianos en el mundo. | 
    
    Prenda y anticipo de la felicidad plena. | 
  
 
III. ORIENTACIONES Y SUGERENCIAS PASTORALES
A) La pastoral del domingo y de las fiestas
Las 
fiestas y la identidad cristiana
  
    | 
    28.
    La entera comunidad eclesial y 
    cada uno de los miembros que la integran deben sentirse llamados a celebrar 
    el domingo y las fiestas del calendario cristiano con la conciencia de que, 
    al hacerlo, contribuyen decisivamente a expresar y a alimentar su identidad 
    cristiana y a que la Iglesia aparezca en medio del mundo como señal e 
    instrumento de la unión con Dios y de la unidad de todos los hombres (cf. LG 
    l). En este sentido los Obispos de la Conferencia Episcopal Española hacemos 
    una llamada a todos, sacerdotes y fieles, para que colaboren, cada uno por 
    su parte, en la revalorización del domingo y de las fiestas cristianas, bajo 
    todos los aspectos. | 
    
    Expresar y alimentar su identidad cristiana. | 
  
  
    | De 
    manera particular es preciso que la -celebración del domingo y de las 
    fiestas constituya un signo de pertenencia consciente y gozosa a la Iglesia 
    de Jesucristo y una expresión no sólo individual o familiar, sino también 
    comunitaria y social de identidad cristiana. En medio de la sociedad 
    pluralista los discípulos de Jesús, superando las barreras que existen entre 
    los hombres, han de dar testimonio de que en Cristo se encuentran la 
    plenitud de la dignidad humana, la fraternidad universal, la soberanía sobre 
    todas las cosas y la verdadera liberación. No se trata sólo de cumplir unos 
    deberes religiosos para con Dios, en la santificación de los días festivos, 
    sino también de construir la Iglesia como comunidad imprescindible para 
    anunciar el mensaje de Jesucristo en nuestro mundo. | 
    
    Signo de pertenencia consciente y gozosa a la Iglesia de Jesucristo.
     | 
  
Las dificultades 
socioculturales de la hora presente
  
    | 
    29. 
    El hecho de que las dificultades que afectan hoy al domingo y a las fiestas 
    sean nuevas, no quiere decir que sean mayores que las de otras épocas. En 
    efecto, la mentalidad cultura¡ y la organización y el estilo de vida 
    contemporáneos pueden dar lugar a una renovación de los planteamientos y de 
    los métodos pastorales. La primera condición necesaria consiste en discernir 
    con realismo los cambios que se producen en la sociedad y tratar de ver qué 
    instancias y qué carencias ponen de manifiesto. No todos los fenómenos 
    socioculturales que se han apuntado al principiol5, son negativos 
    en sí mismos para la fe y para la vida cristiana. Muchos de ellos entrañan 
    logros y ventajas para el hombre y, en consecuencia, deben ser estimados. 
    Por esto es. preciso afrontar con decisión no sólo las dificultades sino 
    también las oportunidades nuevas que se descubren. | 
    
    Discemir con realismo. | 
  
El domingo de los que 
tienen que trabajar o viajar
  
    | 
    30. 
    Los fenómenos contemporáneos de la organización de la sociedad y del fin de 
    semana, merecen ciertamente comprensión y dedicación pastoral. Las personas 
    y a veces las familias enteras son más bien víctimas que beneficiarias de la 
    complejidad de la vida moderna. Pero no se pueden ignorar los daños que este 
    modo de vivir ocasionan a la vivencia comunitaria de la fe y a la vida 
    religiosa. Se hace necesario, pues, reflexionar a fondo sobre estos 
    fenómenos, si no se quiere que el domingo y las fiestas terminen por 
    convertirse en un momento de disgregación y de abandono de la fe y de la 
    pertenencia a la Iglesia de Jesucristo. | 
    
    No se pueden ignorar los daños | 
  
  
    | Por 
    una parte habrá que ofrecer una respuesta pastoral adecuada para aquellas 
    personas que se ven obligadas a trabajar en los días festivos, para que no 
    sucumban a unas estructuras de trabajo que a veces no dejan espacio para el 
    espíritu. Las comunidades cristianas de las zonas donde se dan estos 
    problemas deberán hacerse cargo de esta problemática a la hora de organizar 
    las celebraciones del domingo y de los sábados y vísperas de fiestas. Por 
    otra parte habrá que hacer la oportuna catequesis para que todos los 
    creyentes sean conscientes de que no es posible la vida de la fe al margen 
    de la comunidad cristiana y de la celebración eucarística. Durante los tres 
    primeros siglos cuando el domingo era todavía día de trabajo, los cristianos 
    hacían todo lo que estaba de su parte para no faltar a la eucaristía 
    dominical16. En los lugares de vacaciones y de fin de semana será 
    preciso reforzar el ministerio pastoral los domingos y las fiestas. | 
    
    Respuesta pastoral adecuada. No es posible la vida de la fe al margen de la 
    comunidad cristiana. | 
  
Una pastoral 
evangelizadora
  
    | 
    31. 
    La pastoral del domingo y de las fiestas de precepto ha de formar parte de 
    todo el conjunto de la acción evangelizadora y de la misión de la Iglesia. 
    En realidad son muchos los aspectos que se ven afectados de manera más o 
    menos directa en la celebración de los días festivos. En primer lugar la 
    misma iniciación cristiana, que difícilmente se podrá llevar a cabo si se 
    prescinde de la participación en la eucaristía del domingo centro de la vida 
    de la comunidad eclesial y su principal manifestación. Por tanto, habrá que 
    poner todo el empeño para que los niños, los adolescentes y los jóvenes, y 
    los adultos que siguen un proceso de catecumenado o de catequesis, tomen 
    parte en la asamblea eucarística según su edad y condición. | 
    
    Son muchos los aspectos que se ven afectados. | 
  
  
    | 
    Póngase todo el cuidado para que todos los elementos de la celebración 
    eucarística tengan en cuenta también las exigencias del proceso de la 
    educación en la fe, de manera que catequesis y liturgia estén íntimamente 
    unidas para favorecer la confesión de la fe de todos los bautizados. | 
    
    Catequesis y liturgia íntimamente unidas. | 
  
B) La pastoral de la asamblea eucarística
Participación en la eucaristía dorninical y festiva
  
    | 
    32. 
    La participación en la eucaristía es una exigencia vital también para todos 
    los miembros de la comunidad cristiana. Al llegar el domingo, la Iglesia 
    convoca a todos sus hijos sin excepción, aunque sabe que a muchos les es muy 
    difícil e incluso imposible asistir a la eucaristía. Por esto ha introducido 
    la práctica de las misas vespertinas y, después, la posibilidad de anticipar 
    la celebración al sábado y a la víspera de las fiestas. La celebración del 
    domingo y de las solemnidades comienza ya en la tarde del día precedente (NUALC 
    3). Por consiguiente todas estas misas han de cuidarse con esmero y se 
    tienen que distinguir por el tono festivo y por la calidad de la 
    participación activa, interna y externa, de las celebraciones de los 
    restantes días de la semana. La liturgia será siempre la del domingo o 
    fiesta y nunca podrá faltar la homilía. | 
    
    Es una exigencia vital para todos /os miembros de la comunidad 
    cristiana. | 
  
Evitar la dispersión 
de la comunidad
  
    | 
    33.
    La eucaristía del domingo ha de 
    ser verdaderamente la fuente de donde brota la vitalidad de una parroquia o 
    comunidad. Conviene que en cada iglesia se celebren solamente aquellas misas 
    que requiera el bien de los fieles y se puedan realizar con el mayor grado 
    de participación posible. La celebración expresará la unidad del Pueblo de 
    Dios (cfr. SC 41-42), para lo cual hay que evitar la dispersión de la 
    comunidad. Cuando en una misma zona hay numerosas iglesias a las que acude 
    un número muy reducido de fieles, como ocurre en algunas ciudades, es 
    conveniente, si esto es posible, que los fieles se reúnan en la iglesia más 
    importante para la Misa del domingo y de las fiestas. Así mismo es 
    conveniente también que las comunidades religiosas laicales, no monásticas, 
    participen en la eucaristía de la parroquia o de otra iglesia de gran 
    importancia y presten su ayuda para la preparación y la participación del 
    pueblo. | 
    
    La unidad del Pueblo de Dios. | 
  
Cuidar los elementos 
participativos
  
    | 
    34.
    Entre los elementos participativos 
    que quizás sea hoy más necesario cuidar, están la acogida de los que llegan, 
    para que se logre una mayor unidad entre los presentes, la elección de los 
    cantos de acuerdo con la calidad teológica, musical y pastoral, el respeto 
    de los silencios establecidos en la misma celebración, para que exista el 
    debido equilibrio entre actitudes internas y acción exterior. Así mismo, se 
    deben distribuir los distintos ministerios o funciones litúrgicas, 
    especialmente los que pueden desempeñar los fieles laicos. | 
    
    Para que se logre una mayor unidad. | 
  
  
    | 
    Conviene realizar todos los gestos y utilizar todos los símbolos que están 
    recomendados y que son tan elocuentes, como la aspersión del agua los 
    domingos, el incienso, las luces, las flores, y procurar las mejores 
    condiciones materiales posibles de iluminación, acústica y cierta comodidad, 
    para que toda la celebración sea una verdadera fiesta en honor del Señor y 
    para todos cuantos asisten. | 
    
    Una verdadera fiesta en honor del Señor. | 
  
La Presidencia y la 
actuación de los diversos ministerios
  
    | 
    35. 
    La presidencia de la eucaristía ha de constituir la principal tarea 
    ministerial de los sacerdotes los domingos y las fiestas, porque es un 
    servicio a Cristo, a quien representan ante los fieles, y también a la 
    comunidad, a la que han de guiar y ayudar para que se una al Sacrificio 
    eucarístico. El sacerdote no se puede limitar a realizar unos ritos y a 
    pronunciar unos textos de manera impersonal o rutinaria. Tiene que ser un 
    verdadero animador de la participación plena de toda la asamblea, en la que 
    él mismo está inmerso. Esto lo conseguirá actuando de tal modo que inculque 
    en el pueblo el carácter santo de la celebración y desempeñando su función 
    rectamente, según las normas litúrgicas, particularmente las que se refieren 
    al respeto a los textos litúrgicos y a las vestiduras. En todo momento debe 
    realizar los gestos con dignidad y belleza, cantar los textos o recitarlos 
    con voz alta y clara, y con la debida unción religiosa, de manera que los 
    fieles no sólo los perciban sino que tiendan espontáneamente a responder y a 
    participar17. | 
    
    La principal tarea ministerial de los sacerdotes es de verdadero animador. | 
  
  
    | 
    Este modo de proceder afecta también a todos los que desempeñan algún 
    ministerio o función litúrgica, como el diácono, el comentarista, los 
    lectores, cantores, acólitos, los encargados de la acogida de los fieles, 
    etc. Es muy importante que todos conozcan su papel en la celebración y se 
    preparen convenientemente, tanto desde el punto de vista espiritual como 
    técnico. Los equipos de animación litúrgica tienen una gran tarea a 
    realizar. Convendría que en todas las comunidades se formaran estos equipos 
    para preparar bien las celebraciones bajo la responsabilidad del sacerdote 
    que ha de presidirlas18. | 
    
    Los equipos de animación litúrgica. | 
  
La liturgia de la 
Palabra
  
    | 
    36. 
    Dentro de la celebración eucarística, para que ésta alimente la fe y la vida 
    cristiana se ha de cuidar con especial esmero toda la liturgia de la 
    Palabra. La lectura de los textos propuestos por el Leccionario de la 
    Misa se realizará por lectores bien preparados, que ejerzan su función 
    con la conciencia de ser mensajeros y portavoces de la Palabra divina al 
    servicio de toda la asamblea. El lector litúrgico ha de leer con la pausa y 
    el tono adecuados, con claridad, expresión y convicción, pero sin declamar, 
    manifestando incluso en su compostura exterior que es el primero en aceptar 
    la palabra que proclama19. | 
    
    Cuidar con especial esmero toda la liturgia de la Palabra. | 
  
  
    | Un 
    elemento muy importante de la liturgia de la Palabra es el salmo 
    responsorial. No es una mera respuesta de la asamblea a la lectura anterior, 
    sino la meditación cantada o escuchada de la Palabra divina. Por eso el 
    salmo a semejanza de las lecturas bíblicas, no puede ser sustituido nunca 
    por cualquier otro canto. El salmo se canta al modo responsorial por el 
    salmista, o es recitado por un lector, participando la asamblea por medio de 
    la respuesta. También se puede cantar o recitar de modo directo, sin que la 
    asamblea intercale la respuesta20. | 
    
    El salmo responsorial. | 
  
  
    | La 
    palabra de Dios ha de ser acogida por toda la asamblea con atención 
    religiosa y en medio de un clima conveniente de silencio y de meditación. 
    Para favorecer este clima es útil que antes de las lecturas se haga una 
    breve monición introductoria que ponga de manifiesto el contenido esencial 
    del texto y la actitud con que debe ser escuchado. Después de la 
    proclamación del Evangelio, o a continuación de la homilía, es muy 
    conveniente también observar una pausa para profundizar personalmente en lo 
    que se ha escuchado2l. | 
    
    Atención religiosa y clima de silencio. | 
  
La homilía
  
    | 
    37. 
    La homilía, parte integrante de la acción litúrgica, reviste una importancia 
    particular como elemento de conexión con el Sacrificio eucarístico. 
    Sobresale entre todas las formas del ministerio de la Palabra, como anuncio 
    del Evangelio de Jesucristo a los hombres, pero tiene unas características 
    especiales al producirse en un contexto litúrgico y estar dirigida, ante 
    todo, a los creyentes que toman parte en la celebración. Ahora bien, en las 
    presentes circunstancias, la homilía ha de tener también una clara dimensión 
    evangelizadora y catequética, lo cual no quiere decir que se convierta en 
    una catequesis. La homilía, siguiendo las lecturas que se proclaman a lo 
    largo del año litúrgico, permite recorrer el itinerario propuesto por la 
    catequesis para conducir a los fieles a la celebración de la fe y al 
    testimonio de la vida cristiana. | 
    
    Anuncio del Evangelio de Jesucristo. Siguiendo las lecturas que se proclaman 
    a lo largo del año litúrgico. | 
  
  
    | Es 
    muy importante que los ministros de la homilía se preparen bien, con el 
    estudio y la oración, para realizar este ministerio y no ser predicadores 
    vacíos y superfluos que no escuchan en su interior la Palabra divina (cfr. 
    DV 25). Los fieles tienen derecho a escuchar en toda su verdad esta Palabra 
    de la boca de los ministros (cf r. PO 4; LG 34). El deber de éstos es 
    enseñar no su propia sabiduría sino la Palabra del Señor y comunicar al 
    pueblo cristiano los inmensos tesoros de la Sagrada Escritura (cfr. PO 4; DV 
    25). El ministerio de la homilía requiere grandes dosis de perseverancia y 
    de esfuerzo, pero solamente con estas condiciones se superan el cansancio y 
    la rutina. La eficacia evangelizadora y mistagógica de la homilía es similar 
    a la del rocío y la nieve que empapan la tierra (cfr. Is 55, 10-1 l). | 
    
    El deber de enseñar la Palabra del Señor y comunicar los inmensos tesoros de 
    la Sagrada Escritura. | 
  
  
    | Los 
    Obispos de la Conferencia Episcopal Española, conscientes de las 
    dificultades que entraña este ministerio, queremos expresar nuestro aprecio 
    y nuestro aliento hacia los presbíteros y diáconos que comparten con 
    nosotros la responsabilidad de explicar la Palabra de Dios y los misterios 
    de la salvación al pueblo. Al mismo tiempo les invitamos a desempeñar el 
    ministerio de la homilía con generosidad y alegría, y les recomendamos la 
    lectura y la aplicación de las Orientaciones que, con el título de "Partir 
    el pan de la Palabra", publicó en 1983 la Comisión Episcopal de Liturgia22. | 
    
    Nuestro aprecio y nuestro aliento. | 
  
Las celebraciones 
dominicales en ausencia del sacerdote
  
    | 
    38. 
    La disminución del número de los sacerdotes hace que en algunas regiones no 
    sea posible asegurar la celebración de la eucaristía todos los domingos y 
    fiestas de precepto para algunas comunidades, especialmente rurales. Los 
    sacerdotes encargados de varias parroquias no pueden presidir la eucaristía 
    más veces de las que permite la normativa canónica ("dos veces al día, e 
    incluso, cuando lo exige una necesidad pastoral, tres veces los domingos y 
    fiestas de precepto": C.D.C. c. 905, &2), que mira tanto a la necesidad de 
    asegurar una buena celebración como a la salud física y espiritual de los 
    propios ministros. Para solucionar en parte este problema, el Obispo 
    diocesano, oído el consejo presbiteral y después de agotadas otras posibles 
    soluciones como la revisión del número de misas y una mejor distribución del 
    trabajo pastoral de los sacerdotes, puede establecer en su diócesis las 
    llamadas celebraciones dominicales en ausencia de presbítero, de acuerdo con 
    el Directorio de la Congregación para el Culto Divino, de 2-VI-198823. | 
    
    Solucionar en parte este problema | 
  
  
    | La 
    finalidad de estas celebraciones no es ofrecer una forma más fácil o 
    adaptada de evangelización ni sustituir libremente la eucaristía dominical 
    que tendrá que ser siempre el objetivo prioritario de la pastoral del 
    domingo y de las fiestas, sino asegurar, para las comunidades que no pueden 
    participar en la Misa todos los domingos, algunos elementos integrantes de 
    la celebración eucarística: a) en primer lugar, la reunión comunitaria, para 
    que no se interrumpa el ritmo semana¡ de la convocatoria de la Iglesia; b) 
    la proclamación de la Palabra de Dios, que es conveniente que se haga 
    siempre tomando las lecturas que correspondan del Leccionario dominical y 
    festivo; c) la oración en común, de intercesión (oración de los fieles) 
    y de acción de gracias (en sustitución de la plegaria eucarística); d) la 
    comunión sacramental con la Reserva eucarística de la última vez que se 
    celebró la eucaristía en la iglesia o llevada expresamente por el ministro 
    que va a presidir o dirigir la celebración. | 
    
    Asegurar algunos elementos integrantes de la celebración eucarística. | 
  
C) Otros aspectos de la pastoral del domingo y de las fiestas 
Celebración integral del domingo y de las fiestas
  
    | 
    39. 
    Pero la eucaristía, con ser el centro del domingo y de las fiestas, no lo es 
    todo en la celebración cristiana de estos días. La santificación del día 
    festivo se extiende a la Liturgia de las Horas, especialmente a las 
    Vísperas, cuya celebración comunitaria es muy recomendable. Pero, además, es 
    conveniente sugerir a los fieles que dediquen algún tiempo a la lectura 
    personal o en familia de la Palabra de Dios o a realizar algún ejercicio 
    piadoso. Tradicionalmente, en la tarde de los días festivos, se ha hecho la 
    Exposición prolongada del Santísimo Sacramento. Es una buena ocasión para 
    prolongar la acción evangelizadora y nutritiva de la vida cristiana de la 
    eucaristía, por medio de lecturas apropiadas de la Sagrada Escritura y 
    comentarios oportunos. | 
    
    La Liturgia de las Horas | 
  
  
    | Por 
    otra parte, la salida de la familia al campo, al mar o a la montaña, es 
    también una ocasión para santificar el día festivo, refiriendo a Dios la 
    alegría y la convivencia en el contacto con la belleza de la creación. Lo 
    mismo cabe decir del turismo y de la sana diversión. Los días de fiesta 
    permiten dedicar un tiempo a visitar a los parientes o a los amigos que 
    viven lejos, a los enfermos, a las personas necesitadas de algún tipo de 
    ayuda. Estos actos entran de lleno en las obras de la luz, que deben 
    practicar los hijos de Dios, como señal de que han sido liberados de la 
    esclavitud del pecado. Incluso la visita al cementerio que algunas personas 
    realizan para orar por sus difuntos, puede inscribirse en la perspectiva 
    escatológica del Octavo Día y constituir un testimonio de fe y de esperanza 
    cristiana. | 
    
    Refiriendo a Dios la alegría y la convivencia en el contacto con la belleza 
    de la creación. | 
  
Las fiestas patronales
  
    | 
    40. 
    Merecen una gran atención también la fiesta del Patrono del lugar y otras 
    fiestas de la Santísima Virgen y de los Santos que el pueblo celebra con 
    particular énfasis aunque no sean días de precepto. Su importancia reside 
    precisamente en las implicaciones de tipo religioso, cultural, folklórico y 
    turístico que llevan consigo, y en que contribuyen, con su lenguaje y su 
    ritual, a definir y afirmar la identidad de un pueblo. Con frecuencia pueden 
    ser objeto de utilización o manipulación con los fines más diversos, 
    especialmente culturales, políticos y económicos24. | 
    
    Implicaciones de tipo religioso, cultural, folklórico y turístico. | 
  
  
    | La 
    celebración de este tipo de fiestas ha de interesar a los pastores no menos 
    que la celebración del domingo y de las solemnidades del calendario 
    litúrgico. Se trata de hacer aflorar en las manifestaciones festivas, sobre 
    todo en las religiosas, las raíces de la fe cristiana y de cuidar que sean 
    también un medio de evangelización. Para ello habrá que compaginar el 
    trabajo paciente para que sean un cauce de unión con Dios en Jesucristo, con 
    la comprensión respetuosa hacia las formas populares de expresión25. | 
    
    Hacer aflorar las raíces de la fe cristiana | 
  
Traslado de fiestas a 
domingo y Misas rituales
  
    | 
    41.
    Un aspecto particularmente 
    delicado de la celebración de estas fiestas es su traslado, demasiado 
    frecuente y no siempre justificado, a domingo. Una cosa es la Fiesta del 
    Patrono del lugar, que tiene categoría de solemnidad y ocupa un puesto más 
    elevado que los domingos del Tiempo "durante el año" y otra cosa son las 
    fiestas meramente devocionales. El traslado de estas últimas a domingo, 
    afecta seriamente a la celebración del día del Señor26. Lo mismo 
    cabe decir de la celebración de misas rituales y exequiales en los domingos 
    y solemnidades en que están impedidas por las leyes litúrgicas, en función 
    de la primacía del Misterio de Cristo27. | 
    
    Aspecto delicado. | 
  
Las Jornadas 
eciesiales
  
    | 
    42. Las Jornadas eclesiales de oración o con otros fines en los domingos 
    y fiestas de precepto, de suyo no oscurecen la importancia de la celebración 
    del día del Señor o de la memoria de la Santísima Virgen y de los Santos. 
    Junto al misterio o aspecto que la Iglesia celebra, que ha de estar en el 
    centro del domingo o de la fiesta de precepto, las Jornadas extienden este 
    aspecto hacia la misión de la Iglesia y la vida comunitaria y espiritual de 
    los fieles. Pero se requiere para esto que las Jornadas se adapten a los 
    textos litúrgicos propuestos en el Leccionario y en el Misa¡ y no traten de 
    polarizar la celebración. En muchos casos será suficiente anunciar el motivo 
    de la Jornada en la monición introductoria o referirse a él en la homilía, y 
    realizar la correspondiente intención en la Oración de los Fieles, o indicar 
    oportunamente la finalidad de la colecta. | 
    
    Extienden este aspecto hacia la misión de la Iglesia. | 
  
El domingo y las 
fiestas para el sacerdote
  
    | 
    43. 
    La celebración del domingo y de las fiestas, con su centro que es la 
    eucaristía, depende en buena medida del ministerio de los presbíteros. 
    Además de lo que se ha dicho antes, en el nº 35 sobre la importancia del 
    papel de quien ha de presidir la comunidad reunida el día del Señor, 
    conviene recordar también lo que representan el domingo y las fiestas para 
    los propios sacerdotes. Especialmente para los que están dedicados a la 
    pastoral parroquial, el domingo y las fiestas son los días de mayor trabajo 
    ministerial, un trabajo asumido gozosamente en la mayoría de los casos como 
    expresión de la entrega personal a Cristo y a los hermanos. | 
    
    Expresión de la entrega personal a Cristo y a los hermanos | 
  
  
    | No 
    obstante el domingo y las fiestas pueden ser días de liberación y de alegría 
    festiva para el sacerdote, si trata de unirse más íntimamente a Cristo y a 
    su sacrificio pascual, sabiendo que la entrega generosa al ministerio 
    contribuirá también a que la siembra de la Palabra de Dios dé fruto 
    abundante en el corazón de los hombres. Pero, por otra parte, es preciso 
    racionalizar el trabajo pastoral y desarrollar una acción que no se limite a 
    "no dejar sin la Misa" a ninguna comunidad, sino que tienda a lograr algunos 
    objetivos, como, por ejemplo, ayudar a los fieles a participar plenamente en 
    la eucaristía, a descubrir que el domingo empieza el sábado por la tarde y 
    que su celebración no se reduce a la asistencia a la Misa, debiendo 
    santificar las fiestas por medio de la caridad, de la oración personal o en 
    familia, de la convivencia fraterna y del descanso, etc. | 
    
    Racionalizar el trabajo pastoral. | 
  
La celebración del 
domingo y de las fiestas en el Seminario
  
    | 
    44. 
    La misión del presbítero de impulsar la celebración del día del Señor y 
    las fiestas del calendario cristiano, requiere también que los alumnos 
    de los Seminarios aprendan a vivir estos días como "fiesta primordial" en 
    honor del Señor y motivo de alegría y de liberación para los hombres. Por 
    consiguiente, además de la celebración de la Misa y de la Liturgia de las 
    Horas según las normas de los libros litúrgicos, es necesario procurar que 
    en el Seminario se dé un carácter festivo al domingo y a las principales 
    celebraciones del Señor, de la Bienaventurada Virgen y de los Santos, de 
    suerte que sean de verdad días de alegría"28. | 
    
    Aprendan a vivir estos días como "fiesta primordial" | 
  
  
    | 
    Esto requiere que la comunidad seminarística, que es una comunidad que se 
    realiza también en las acciones litúrgicas, celebre como tal el domingo y 
    las fiestas, independientemente de la ayuda que después puedan prestar sus 
    miembros en la animación litúrgica de las parroquias como iniciación o 
    preparación para el futuro ministerio. Si los alumnos de los seminarios no 
    adquieren en los años de su formación una profunda experiencia del Misterio 
    de Jesucristo en el año litúrgico, celebrándolo de la forma más cercana al 
    ideal que propone la Iglesia, difícilmente la tendrán después, cuando no 
    cuenten seguramente con los medios de que disponen en el Seminario. En la 
    enseñanza de la Liturgia es preciso también que estén presentes los 
    elementos de la teología y de la espiritualidad del domingo y del año 
    litúrgico, así como las posibilidades pastorales y pedagógicas que encierran 
    para la vida. | 
    
    Experiencia del Misterio de Jesucristo en el año litúrgico. | 
  
El domingo y las 
fiestas en las comunidades religiosas
  
    | 
    45. 
    Las comunidades religiosas tienen la posibilidad de vivir de forma 
    privilegiada todas las riquezas del domingo y de las fiestas cristianas. La 
    alegría pascual de la presencia del Señor entre los suyos no sólo ha de 
    presidir la jornada entera de la comunidad sino que ha de ser un signo que 
    se proyecta hacia el resto del Pueblo de Dios. En este sentido las 
    comunidades monásticas, conservando la fidelidad a su propio espíritu (cf. 
    PC 7; AG 40), pueden ofrecer a los hombres de nuestro tiempo una valiosa 
    ayuda para santificar las fiestas, al facilitar la participación en la 
    liturgia monástica realizada con todo esmero y hondura espiritual. | 
    
    Las comunidades monásticas. 
    Una valiosa ayuda. | 
  
  
    | 
    Esta puede ser una magnífica contribución a la dimensión evangelizadora del 
    domingo y de las fiestas cristianas. Los que se acerquen a estas comunidades 
    con la finalidad indicada, pueden apreciar cómo llena el espíritu el 
    dedicarse por entero a Dios y a la oración -vacare Deo(cf. PC 7)-. 
    Frente al vacío y el tedio en que muchos hombres y mujeres pasan el día de 
    fiesta, he aquí un testimonio de que "sólo una cosa es necesaria" (cf. Lc 
    10,42) en la perspectiva del Octavo Día. | 
    
    El dedicarse por entero a Dios y a la oración. | 
  
  
    | 
    46. 
    Las comunidades religiosas de vida activa y otros institutos de perfección 
    tienen también su propia forma de dar testimonio cristiano con la 
    celebración del domingo y de las fiestas y de realizar una acción 
    evangelizadora en favor de toda la comunidad eclesial. En efecto, en la 
    medida de sus posibilidades y en la fidelidad al espíritu y a las 
    tradiciones del propio instituto, son cada vez más los religiosos y las 
    religiosas que colaboran en la pastoral del domingo y de las fiestas 
    preparando y animando las Misas de los días festivos y otras celebraciones, 
    organizando encuentros y convivencias de oración y de apostolado, reuniendo 
    a los jóvenes, a los niños y prestando su ayuda a enfermos, encarcelados o 
    marginados. Incluso acudiendo a pequeños pueblos para dirigir celebraciones 
    dominicales y festivas ante la falta de sacerdote. Estas tareas suponen y 
    significan tina presencia muy valiosa de los religiosos en las Iglesias 
    particulares. | 
    
    Las comunidades religiosas de vida activa tienen su propia forma de dar 
    testimonio cristiano. | 
  
Las Misas a través de 
la Radio y la Televisión
  
    | 
    47. 
    La transmisión de la eucaristía a través de la Radio y de la Televisión se 
    ha convertido en los últimos tiempos en un signo muy elocuente del interés 
    de muchas personas por encontrar un espacio religioso para su vida. No son 
    solamente enfermos y ancianos quienes siguen de forma asidua estas 
    retransmisiones que subsanan en parte la dificultad de acudir a la iglesia. 
    Son también personas de toda índole y condición las que encuentran una ayuda 
    espiritual que les es particularmente útil. Es cierto que el seguir la Misa 
    a través de estos medios de comunicación, no sustituye en modo alguno la 
    participación directa y personal en la asamblea litúrgica, que sigue siendo 
    obligatoria para las personas no impedidas por alguna causa. Pero no es 
    menos cierto también que los radioyentes y los telespectadores pueden 
    escuchar la palabra de Dios proclamada y comentada en directo, y unirse a la 
    oración de una comunidad viva que en ese momento está reunida en algún 
    lugar. | 
    
    Unirse a la oración de una comunidad viva. | 
  
  
    | 
    Todo esto hace de estas retransmisiones un reto pastoral de primer orden de 
    cara a la acción' evangelizadora de la Iglesia. Las celebraciones han de 
    prepararse y realizarse con todo esmero, teniendo en cuenta a las personas 
    que se unen desde sus casas a la escucha de la palabra de Dios y a la 
    oración de la comunidad29. Ha de ser el Misterio de Cristo 
    siguiendo el año litúrgico lo que ha de prevalecer en las retransmisiones, 
    por encima de otros motivos locales o particulares, que pueden tener también 
    una presencia discreta pero en modo alguno dominante. | 
    
    Un reto pastoral de primer orden. | 
  
 
CONCLUSIÓN
  
    | 
    48. 
    La celebración de los domingos y de las fiestas del calendario cristiano, a 
    medida que se acerca al ideal propuesto por la Iglesia en los actuales 
    libros litúrgicos, es un medio muy eficaz de anuncio de Jesucristo y de 
    gozosa vivencia de la salvación. Siguiendo el Año litúrgico, la proclamación 
    y la escucha atenta de la palabra de Dios, la oración común, la 
    participación en el Sacrificio eucarístico y en otros actos litúrgicos, la 
    caridad compartida, la alegría y el testimonio, son factores indispensables 
    para una acción evangelizadora ininterrumpida. Por otra parte, la asistencia 
    a la asamblea dominical y festiva es para todos los fieles una señal de la 
    pertenencia a la Iglesia de Jesucristo y un compromiso de identidad 
    cristiana. | 
    
    Factores indispensables para una acción evangelizadora. | 
  
NOTAS: 
  - Impulsar una 
  nueva evangelización. Plan de acción pastoral de la C.E.E. para el Trienio 
  1990-1993, EDICE, 1990, p. 25. 
 
  - Véase el análisis de 
  las causas de la situación de la crisis moral que hicimos en la instrucción 
  pastoral, "La verdados hará libres" (Jn 8,32) (EDICE, 1990), nn. 21 
  -33. 
 
  - Cfr. Actas de los 
  Mártires de Abitinia, en D. Ruiz Bueno, BAC 75, Madrid, 1951, p.973.
  
 
  - La Didaché 
  recomendaba a los cristianos de finales del siglo I: "Reuníos cada día del 
  Señor, partid el pan y dad gracias" (14, l). Y san Justino, hacia el año 160, 
  hablaba de la "reunión el día que se llama del sol, de todos los que habitan 
  en las ciudades o en los campos" para leer 1as memorias de los Apóstoles y los 
  escritos de los Profetas" y celebrar la eucaristía (cfr. Apol 1,67).
  
 
  - En la Carta a los 
  Hebreos se advertía ya: "No abandonéis vuestra asamblea"(Hb 10,25); y la 
  Didascalia de los Apóstoles del s. III recomendaba a los Obispos: Cuando 
  enseñes, ordena y persuade al pueblo a ser fiel en reunirse en asamblea, que 
  no falte... a fin de que nadie sea causa de merma para la Iglesia al no 
  asistir, ni el cuerpo de Cristo se vea privado de uno de sus miembros" (cap. 
  13). 
 
  - Véanse Ordenación 
  general del Misal Romano (=OGMR) nn. 8, 9 y 33; Ordenación de las 
  Lecturas de la Misa, nn. 4-6 y 10. 
 
  - En efecto, 'los 
  demás sacramentos, al igual que todos los ministerios y las obras de 
  apostolado, están unidos por la Eucaristía y hacia ella se ordenan" (PO 5).
  
 
  - Cfr. Instr. 
  Eucharisticum Mysterium, de 25-V- 1967, n. 7. 
 
  - Hacia la mitad del 
  siglo II san Justino informa de la celebración dominical de la eucaristía y de 
  la comunicación de bienes entre los fieles: "Los que tienen y quieren, cada 
  uno según su libre determinación, da lo que bien le parece, y lo recogido se 
  entrega al presidente, y él socorre con ello a huérfanos y viudas, a los que 
  por enfermedad o por otra causa están necesitados, a los que están en las 
  cárceles, a los forasteros de paso, y, en una palabra, él se constituye 
  provisor de cuantos se hallan en necesidad (Apol. 1,67: trad. de D. Ruiz 
  Bueno, BAC 116, pp. 258-9). 
 
  - Didascalia de los 
  Apóstoles, n. 21. 
 
  - Fue llamado día del 
  Señor porque es el señor de los otros días. Antes de la pasión del Señor no 
  era llamado día del Señor sino primer día. En este día el Señor ha dado 
  comienzo (a la resurrección ciertamente) a la creación del mundo, y en el 
  mismo día ha dado al mundo las primicias de la resurrección": Eusebio de 
  Alejandría, Sermones: PG 86,1. 
 
  - Sobre los valores 
  antropológicos de la Fiesta véase el documento de la Comisión Permanente de la 
  Conferencia Episcopal Española, Las flestas del Calendario cristiano, de 13-XII-1982.
  
 
  - Código de Derecho 
  Canónico, c. 1247. 
 
  - Cfr. Mt 2,11; 
  Lc 15,22; etc. 
 
  - Véanse los nn. 
  12-16. 
 
  - San Justino refiere 
  que acudían al amanecer todos los que estaban en la ciudad y los que vivían en 
  el campo (I Apol 67). 
 
  - Cfr. OGMR nn. 10-13; 
  18-19; etc.;Secretariado Nacional de Liturgia, El presidente de la 
  celebración. Directorio litúrgico-pastoral, PPC (DE 132), Madrid, 1988.
  
 
  - Cfr. OGMR nn. 73 y 
  313; Secretariado Nacional de Liturgia, El equipo de animación litúrgica. 
  Directorio litúrgico-pastoral, PPC (DE 139), Madrid, 1989. 
 
  - Cfr. Secretariado 
  Nacional de Liturgia, El ministerio del Lector. Directorio 
  litúrgico-pastoral, PPC (DE 103), Madrid, 1986. 
 
  - Cfr. Secretariado 
  Nacional de Liturgia, El salmo responsorial y el ministerio del 
  salmista. Directorio litúrgico-pastoral, PPC (DE 120), Madrid, 1986.
  
 
  - OGMR n. 23.
  
 
  - Comisión 
  Episcopal de Liturgia, Tartirel Pan de la Palabra". Orientaciones sobre el 
  ministerio de la homilía, PPC (DE 109), Madrid, 1985. 
 
  - Pastoral 
  litúrgica 183/184 (1989) 17-31. 
 
  - Véase El Catolicismo 
  popular. Nuevas consideraciones pastorales. Carta pastoral de los Obispos de 
  las Provincias Eclesiásticas de Granada y Sevilla, de 20-11-1985: Boletines 
  Oficiales de las diócesis. 
 
  - Cfr. Secretariado 
  Nacional de Liturgia, Liturgia y piedad popular. Directorio 
  litúrgico-pastoral, PPC (DE 140), Madrid, 1989, nn. 81-94. 
 
  - "Por el bien 
  pastoral de los fieles es lícito celebrar, en los domingos del Tiempo 
  ordinario, aquellas celebraciones que caen entre semana y que tienen mucha 
  aceptación en la piedad de los fieles, siempre que estas celebraciones puedan 
  ser preferidas al domingo según la tabla de precedencia. De estas 
  celebraciones pueden decirse todas las misas en las que participa el pueblo" 
  (Normas universales sobre el Año litúrgico, n. 58; véase también n. 54 y OGMR 
  nn. 332). Por encima de los domingos del Tiempo ordinario están todas las 
  solemnidades y solamente las fiestas del Señor inscritas en el calendario 
  universal. 
 
  - "Entre las misas de 
  difuntos la más importante es la Misa de las exequias o funeral, que se puede 
  celebrar todos los días, excepto las solemnidades de precepto, el. Jueves 
  Santo, el Triduo pascua¡ y los domingos de Adviento, Cuaresma y Pascua" (OGMR 
  336; cfr. Ritual de Exequias, n. 40). En los días en que no está permitida la 
  Misa exequial, se hacen las exequias con la Liturgia de la palabra y la Misa 
  se celebra otro día. 
 
  - Instr. sobre la 
  formación litúrgica en los Seminarios, de 3-VI-1979, n. 32.
  
 
  - Véase: Comisiones 
  Episcopales de Liturgia y de Medios de Comunicación Social, Directorio 
  litúrgico para la retransmisión de las Misas por Radio y Televisión, PPC 
  (DE 118), Madrid, 1986.