EL EVANGELIO DEL DOMINGO

por Gervasio Portilla García

01.05.2016


VI Domingo de Pascua (C)

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN (14, 23-29)

En aquél tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

˗ «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.
La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado". Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis

Palabra del Señor


COMENTARIO.

El Evangelio de este Sexto Domingo de Pascua, encierra una generosa llamada a la esperanza.

La esperanza, que nos garantiza el Señor, al seguir comunicando su mensaje de paz y alegría.

Jesús, concibe la vida de la comunidad como una comunión entre Dios y los hombres, aceptando por parte de los hombres a Jesucristo como único revelador del Padre.

Por Jesucristo, Dios ha entrado en el ser humano y por lo tanto en la humanidad, para darle esperanza y reconciliarla con el supremo bien.

La Iglesia debe de ser siempre el punto de encuentro con los hombres, sus problemas y fatigas y lugar de unión y alegría; por ello la Iglesia debe de ser transmisora del saludo de Cristo: "La paz os dejo, mi paz os doy".

Hasta el próximo Domingo si Dios quiere. Paz y bien.