EL EVANGELIO DEL DOMINGO

por Gervasio Portilla García

05.06.2016


X Domingo del Tiempo Ordinario (C)

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS (7, 11-17)

En aquél tiempo, iba camino de una ciudad llamada Naín, y caminaban con él sus discípulos y mucho gentío. Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba. Al verla el Señor, se compadeció de ella y le dijo:

˗ «No llores

Y acercándose al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo:

˗ «¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!»

El muerto se incorporó y empezó a hablar, y se lo entregó a su madre. todos sobrecogidos de temor, daban gloria a Dios diciendo:

˗ «Un gran profeta ha surgido entre nosotros», y «Dios ha visitado a su pueblo

Este hecho se divulgó por toda Judea y por toda la comarca circundante.

Palabra del Señor


COMENTARIO:

En este Evangelio del Décimo Domingo del Tiempo Ordinario, vemos como siempre la acción reparadora y sanadora de Jesús, ante la triste experiencia del misterio de la muerte.

Jesús, muestra su lástima, es decir se compadece del sufrimiento de aquella familia, como nosotros debiéramos mostrar compasión ante tanto sufrimiento y muerte; es decir el Señor no sólo nos perdona, sino que se compadece.

Una sociedad como la actual, arrebatada por el vértigo y la prisa y el éxito fácil, no puede soportar la caducidad del hombre y de sus logros, por eso su afán de esconder la muerte y la caducidad.

Si somos conscientes, de nuestra finitud en la tierra, sin duda, buscaremos la eternidad con confianza y esperanza, todo lo contrario de lo que quiere la sociedad moderna: evitar pensar en el futuro que Dios nos tiene preparado.

Hasta el próximo Domingo si Dios quiere. Paz y bien.