EL EVANGELIO DEL DOMINGO

por Gervasio Portilla García

08.10.2017


XXVII Domingo del Tiempo Ordinario (A)

 

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO (21, 33-43)

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:

̶ Escuchad otra parábola: «Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos. Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo diciéndose: "Tendrán respeto a mi hijo". Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron: "Éste es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia". Y, agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?».

Le contestan:

̶ «Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a su tiempo».

Y Jesús les dice:

̶ «¿No habéis leído nunca en la Escritura: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente"? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos».

 

Palabra del Señor


 

COMENTARIO:

 

El Evangelio de este Vigésimo Séptimo Domingo del tiempo Ordinario, tiene una actualidad escalofriante y nos invita a vivir en constante alerta.

La civilización occidental, parece que camina sin rumbo hacia su ocaso; muchos intelectuales y sociólogos comienzan a darse cuenta de este gravísimo problema.

El hombre de hoy, parece como si  hubiese perdido el respeto al orden de la existencia de las cosas que está sobre él y se ha erigido de forma materialista y hedonista en norma y medida de las cosas, perdiendo las referencias del bien y el mal.

Se hace urgente retomar las bases que sustentan nuestra fe y nuestra mejor tradición para superar esta crisis de identidad, que nos arrastra hacía el pecado.

Hasta el próximo Domingo si Dios quiere. Paz y bien.