EL EVANGELIO DEL DOMINGO

 

 

por Gervasio Portilla García

15.11.2020


 

XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario (A)

 

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO (25, 14-30)

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

― «Es como un hombre que, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.

El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno fue a hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco". Su señor le dijo: "Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor". Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos". Su Señor le dijo: "¡Bien, siervo bueno y fiel!; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor". Se acercó también el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo". El señor le respondió: "Eres un siervo negligente y holgazán. ¿Conque sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes?"».

 

Palabra del Señor


 

COMENTARIO:

 

La parábola de los talentos de este Trigésimo Tercer Domingo el Tiempo Ordinario, lo mismo que la del pasado Domingo de las jóvenes necias y prudentes, es una llamada la puesta en práctica del Evangelio.

La parábola, intenta hacernos comprender la verdadera realidad de la relación entre Dios y el hombre. Dios no es un Dios cicatero a quien se deba servir por temor.

En realidad, quien así piensa no arriesga nada, busca seguridad en la observancia escrupulosa de la ley y todo lo prescrito y le basta. Con ello deforma la imagen de un Dios infinitamente amoroso y comprensivo.

El servidor auténtico, no pone límites a su entrega y a su servicio, porque el amor no tiene límites.

La valía del servidor, se mide por la capacidad de comprometerse con los problemas de su entorno, siguiendo lo mandatos del Evangelio.

 

Hasta el próximo Domingo si Dios quiere. Paz y bien.