Fe y Obras

El manipulable tema del aborto

 

 

18.04.2013 | por Eleuterio Fernández Guzmán


Hay personas que, al parecer, no se dan cuenta de lo importante que es tener, en determinados aspectos, las cosas más que claras. No valen, al respecto de los mismos ni comportamientos políticamente correctos ni de acuerdo a la voluntad de una presunta mayoría política. Tampoco se pueden tomar a la ligera y sustentar, los mismos, en los resultados que los comicios proporcionan a los políticos.

Se ha dicho muchas veces que el aborto es un crimen. Esto se sostiene porque matar a un ser que no puede defenderse y hacerlo con una alevosía tan grave como concurre en el caso, no puede ser considerado de una forma que no sea como un simple asesinato. Así son las cosas y de otra forma no se puede considerar el asunto.

Por otra parte, en España hay legislación sobre el aborto desde que, allá por los años 80 del pasado siglo, un Ejecutivo (nunca mejor dicho porque facilitó la ejecución de muchos miles de inocentes en el seno materno) socialista aprobara el hecho de matar impunemente y, además, pagado el aborto, muchas veces, con dinero público.

Se sostenía, así, que facilitar el aborto acabaría por no producir tantos. Sin embargo, lo que ha pasado es que el número de abortos ha ido subiendo año tras año y ahora anda por más de 100.000 al año. ¡100.000 seres humanos!, de los cuales, alguno podría haber encontrado la solución contra el cáncer o podría haber sido un escritor genial o, simplemente, un ser humano que hubiera vivido, hubiera crecido y hubiera muerto cuando Dios quisiera que hubiera muerto. Algo de lo más normal que a algunos, al parecer, no les gusta mucho.

De este tema se ha escrito y escribirá mucho porque es algo aberrante y algo propio de sociedades caníbales que matan a seres de su propia especie para comerse el dinero que da matarlos.

Sin embargo, aún hay personas que creen que pueden ir de buenas por la vida porque, al parecer, están tratando de elaborar una ley del aborto que no sea tan “dura” como lo es la actual donde es, prácticamente, libre el aborto y  todo se hace a beneficio de las muchas empresas que se lucran con la muerte ajena. No se dan cuenta de que abortar que, en sí mismo, mala cosa y que no se puede ir por ahí facilitando el aborto como si se tratase de recetar un antiinflamatorio o algo por el estilo.

Pues el caso es que algún portavoz del Partido Popular ha dicho, para que se le entienda, que a lo mejor a los “obispos” (quiere decir, en su pobreza intelectual, a la jerarquía eclesiástica) no les gusta la ley que está preparando su partido y que, por cierto, está tardando más de la cuenta. Lo que no sabe tal persona es que no le debería gustar ni a él mismo aunque, claro, sabiendo que es un mandado de sueldo público elevado y coche oficial, tampoco se le pueden pedir heroicidades a un individuo que sólo tiene ante sí el cargo y el sillón oficial que ocupa.

En realidad, el aborto es un tema que es muy manipulable. Es más, algunos parecen que gozan manipulándolo a gusto. Y lo hacen, ¡qué triste es esto! porque saben que tienen a una gran mayoría de la población domesticada con muchos “somas” que era, como saben ustedes, aquello que tanto buscaban los habitantes del Mundo Feliz de Huxley. Es más, lo más que pensarán tales personas, muchas de ellas “católicas” de ocasión, es que qué terrible es eso del aborto pero que qué se le va a hacer si las cosas son así…

Muchas, por cierto, de tales personas, han olvidado aquello que se recoge en el Apocalipsis acerca de que Dios vomita a los tibios de su boca. Y es que tibios son un rato largo.

Eleuterio Fernández Guzmán
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