Fe y Obras

El católico sólo puede votar en conciencia… si la tiene

 

 

23.06.2016 | por Eleuterio Fernández Guzmán


 

“Yo votaré tapándome la nariz”

“Yo voy a votar al voto útil”

Tales expresiones, seguramente, las habrán escuchado ustedes mucho estos últimos días. Suponen, antes que nada, un grave error y, en segundo lugar, la manifestación de un catolicismo mundano y errático.

En efecto, hay quien dice que acudirá a las urnas el próximo domingo, 26 de junio, como si estuviera obligado a dar su voto a algún partido político aunque no le guste, espiritualmente, lo que defiende.

También es posible que más de un católico acuda a las urnas a votar y que lo haga a lo que se llama el “voto útil” que es aquel que consiste, en esencia, en votar lo que pudiera ser el mal menor que siempre acaba siendo el mal mayor (como, por cierto, podemos comprobar fácilmente hoy día y ahora mismo).

Todo esto supone, sin embargo, un comportamiento totalmente equivocado si hablamos de personas que, habiendo sido bautizadas en el seno de la Iglesia católica, creen que son católicas.

Decimos “creen” porque para quien el voto importa y su fe importa de verdad sólo hay una forma de votar: en conciencia.

Votar en conciencia, de tenerla, ha de suponer, con casi toda seguridad, la “pérdida” del voto porque de depositarlo para alguna opción política que defienda los valores innegociables (derecho a la vida, libertad religiosa, etc.) es totalmente seguro que no ha de ganar las elecciones. Y eso es así porque el 99% de partidos políticos son partidarios del aborto, del divorcio, etc.

Con esto no queremos decir que se vaya  a hacer el tonto cuando se acuda a votar y se vote a quien se sabe que nada va a poder hacer. Lo que pasa es que, votando en conciencia, se tiene la conciencia tranquila. Lo demás, verdaderamente, no importa o debería importarnos menos que nada.

Y esto porque sabemos que dependemos de la santa voluntad de Dios y de su divina Providencia. ¿A qué molestarse por cosas humanas cuando las cosas humanas están tan alejadas de Dios?

Todo lo demás que esté fuera del Todopoderoso y de su definitivo Reino es, sólo, polvo y humo. Nada más.

Eleuterio Fernández Guzmán
eleu@telefonica.net