Fe y Obras

La labor callada de los discípulos de Satanás

 

 

08.06.2017 | por Eleuterio Fernández Guzmán


 

No podemos dejar de reconocer que el Príncipe de este mundo, el padre de la mentira o, por decirlo pronto, Satanás, tiene una caterva de discípulos que llevan a cabo la labor de destrucción de lo bueno y mejor que en el mundo hay y que lo hacen de forma diligente.

Ahora se trata de la familia. Sí. Y es que consiste todo esto en ir destruyendo a la misma a base de ir cambiando los términos que la identifican.

Digamos, por ejemplo, que donde se ha de poner “Padre o madre” se pone “Persona guardadora”.

¿Que eso no es posible por absurdo?

Pues lo es. Al menos eso es lo que sucede en la socialista Andalucía donde en determinado documento oficial han sido sustituidos los términos “Padre, madre o representantes legales del menor” por el término “Persona guardadora”. Y se hace para poder solicitar plaza en colegios públicos y “concertados” muchos de ellos, seguramente (estos últimos) de carácter religioso… (¿Dirán algo o la pela es la pela?)

Alguien podrá pensar que lo que aquí pasa es que se trata de un error y que alguien ha querido plasmar por escrito algo de su errado pensamiento político.

Pues no. No se trata de ninguna equivocación sino de un monstruo creado por un sueño de la razón.

El caso es que, en efecto, eso pasa ahora mismo y pasa porque hay personas que creen que pueden llevar sus ideas políticas a extremos tales.

Hay un dicho a tal respecto que dice tal que así: “Es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y demostrar que lo eres”.

Aquí, por tanto, se ha demostrado, sin duda alguna, que hay personas que les importa un pepino aparecer ante la sociedad como tontos del haba con tal de hacer su sacrosanta voluntad política. Tontos, además, con ventanas a la calle y tontos antes de almorzar y, luego, todo el día. Pero tontos con poder, que es lo peor porque ya sabemos el dicho popular que sostiene que “un tonto, jo… a un pueblo”

¿Pero saben qué es lo peor de esto? Es más, ¿puede haber algo peor?

Pues sí, puede haber algo peor: consentir esto y no protestar. Como si todo fuera de lo más normal y eso no supusiera nada. Y supone. Vaya si supone que las cosas dejen de ser llamadas por su nombre y se llamen de cualquier forma: supone la destrucción de la sociedad y la caída en el abismo al que muchos, con gozo y gusto, quieren llevarnos.

Es bien cierto que podemos decir que en España no cabe un tonto más. Bueno, a lo mejor sí. Y, seguramente, lo veremos.

 

Eleuterio Fernández Guzmán
eleu@telefonica.net