Fe y Obras

 

Una semana para Ceniza

 

 

 

19.02.2020 | por Eleuterio Fernández Guzmán


 

 

En realidad, cuando falta tan poco para que empiece la Cuaresma, a un católico, que sabe que cada año llega un tiempo así, llamado “fuerte” porque lo es, le asaltan muchas cosas a las que, a lo mejor, no sabe enfrentarse.

Así, por ejemplo, se pregunta si este año será capaz de llevar a cabo una verdadera preparación espiritual que le acerque más a su Señor y hermano, Jesucristo.

También es posible que se pregunte si, en caso de que tal sea su situación, será capaz de acercarse al Sacramento de la Reconciliación y, de verdad, confesar lo mal que lo ha estado haciendo desde que acudió al mismo hace tiempo o, a lo mejor mucho y tanto más tiempo…

No podemos negar que, en el corazón del católico que sabe que llega un tiempo muy fecundo, espiritualmente hablando, se ha de encender una llama (aunque sea pequeñita, a lo mejor minúscula) que avive su fe y que, si eso es posible, se comporte como debe comportarse quien dice creer en Dios y en su santísima Voluntad. Y es que la misma, la del católico, no siempre concuerda con la de su Creador…

Esto que decimos aquí nada tiene que ver con algo imposible o que no se sea capaz de hacer. Aquí basta una voluntad aunque, eso sí, ha de ser fuerte y que no se avenga con lo políticamente correcto ni con aquello que suponga, al fin y al cabo, porque lo es, un alejamiento de Dios. Por eso el tiempo de Cuaresma es tan importante y, por eso mismo, lo es que el que ahora falta para el miércoles llamado de Ceniza porque con ella se nos recuerda lo que vamos a ser y de dónde venimos…

Tristemente, podríamos decir que esto es una sugerencia que puede venir bien a más de un hijo de Dios que se sabe dentro de la verdadera Iglesia, la católica. Sin embargo, más que nada es una confesión, ante tanta desidia personal. Así está la cosa. Y lo decimos con lágrimas a punto...

 

Eleuterio Fernández Guzmán
eleu@telefonica.net