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La encíclica del Papa y las actividades de la ONU

 

Francisco Rodríguez Barragán | 01.07.2015


Entre las múltiples organizaciones no gubernamentales que pululan en las Naciones Unidas defendiendo los más variados intereses, subvencionadas muchas de ellas por potentes grupos de presión, solo conozco a una que defiende la familia y los derechos humanos, desde el punto de vista católico, el Center for Family & Human Rights, lo que representa un testimonio heroico.

En su último boletín de noticias, accesible en internet, en el enlace: https://c-fam.org/friday_fax, publican que la nueva encíclica del Papa Francisco sobre el medio ambiente impactó en las tareas de la ONU, como una importante aportación sobre el cambio climático.

En las negociaciones sobre  el desarrollo sostenible en la Asamblea General, la embajadora de Colombia dijo que la encíclica papal resultaba de lo más pertinente para la agenda de desarrollo de la ONU para quienes en aquella sede internacional hacen hincapié en las causas humanas del cambio climático.

Para los planes del secretario general Ban Ki-moon, que trata de establecer un acuerdo mundial vinculante sobre el cambio climático antes de fin de año, considera la encíclica como un respaldo moral del Papa y de los mil millones de católicos que él guía.

Uno de los conceptos que se manejan en tales negociaciones es acerca de los «limites planetarios», que manifiesta el temor de que la Tierra no tenga suficientes recursos para sustentar a la población y el embajador que preside llamó la atención acerca de si el Papa había abandonado la tradicional oposición de la Iglesia a las ideologías que consideran a los seres humanos como parásitos.

Tratando de utilizar la encíclica para sus intereses solo destacan los aspectos que les interesan, pero no hacen mención de la expresa condena del Papa al aborto y al control demográfico, así como las ideologías que los promueven como medios de reducir el exceso de población.

También dice el Papa que no es compatible la defensa de la naturaleza con la justificación del aborto ni parece factible un camino educativo para acoger a los seres débiles que nos rodean, si no se protege el embrión humano, aunque su llegada sea causa de molestias y dificultades.

El Papa también denuncia incluso las formas sutiles de control demográfico que se presentan bajo la apariencia de la asistencia al desarrollo. En lugar de resolver los problemas de los pobres y de pensar en un mundo diferente, algunos solo atinan a proponer la reducción de la natalidad, condicionando las ayudas económicas a ciertas políticas de “salud reproductiva”.

El Papa también critica a los ambientalistas que quieren límites para la ciencia cuando se trata del medio ambiente y de los animales, pero se rehúsan a hacer lo mismo con la vida humana, olvidando que el valor inalienable de un ser humano va más allá de su grado de desarrollo.

También informa C-Fam de que el Presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz hará una presentación de la Encíclica en la sede de la ONU, que quizás ayude a centrar la atención en la preocupación del Papa por las más de 50 millones de víctimas del aborto cada año.

A la vista de todo ello pienso que por desgracia hay más interés acerca de si el planeta se caliente o se enfría, si tal o cual araña, lagarto o pajarillo están en vías de extinción, que por garantizar la vida de nuestra propia especie.

 

Francisco Rodríguez Barragán