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Reseñas bibliográficas

VALORES PARA LA CONVIVENCIA

 

Francisco Rodríguez Barragán | 20.10.2015


El presente temario pretende inculcar la idea de valor y profundizar en el estudio y reflexión sobre algunos valores básicos para la convivencia. Los valores humanos no están en contraposición con los cristianos, sino que son la antesala o el fundamento de los mismos.

Es frecuente confundir “valor” con “virtud”, incluso querer usarlos como sinónimos. Los valores son cualidades deseadas o deseables por su bondad que la inteligencia del hombre conoce y acepta como algo bueno para él como persona y, por tanto, “valorado” como positivo y necesario para la vida. Para alguien puede ser un valor tener un hermoso automóvil, mientras que para otro no lo es en modo alguno. Los valores están orientados al crecimiento personal y se basan en un convencimiento intelectual.

Las virtudes, en cambio,  son hábitos buenos que nos llevan a hacer el bien. Son cualidades estables. La virtud es la vivencia del valor, por ejemplo: existe el valor religioso para muchas personas, y si la persona lo practica, entonces se convierte en una virtud. El objetivo de una vida virtuosa, para los cristianos, es llegar a ser semejantes a Cristo.

En este sentido podemos decir que los valores son más genéricos y plurales, puesto que no todos consideran como valor lo que es para otros.

Los valores humanos se viven desde la racionalidad, no necesitan de la Gracia de Dios, mientras que las virtudes cristianas, al buscar la semejanza con Cristo, sí requieren de la ayuda del Señor, ya que el hombre por sus propias fuerzas no las puede alcanzar.

  Para ser “buenas personas” necesitamos cultivar buenos valores, para ser buenos cristianos necesitamos, además, llenar nuestras vidas de virtudes, tanto cardinales (prudencia, justicia, fortaleza, templanza) como teologales (fe, esperanza, caridad).

Con este temario queremos contribuir a formar unos sólidos cimientos humanos, válidos para todos, que den calidad de vida a nuestras relaciones interpersonales y contribuyan a transformar nuestra sociedad.

Con todos estos contenidos se pueden formar unos firmes cimientos de valores humanizantes sobre los que será más fácil continuar construyendo el edificio cristiano, con las virtudes que hayamos decidido practicar para asemejarnos a Cristo.

Tampoco hay que considerar valores y virtudes como antagónicos, de manera excluyente o disyuntiva (unos u otros), sino de manera complementaria y conjuntiva (unos y otros).

Por tanto, preparemos unas bases firmes de valores con este temario y dejemos que el Espíritu sople y ojalá nos lleve a elaborar, en otro momento, un temario sobre virtudes.

Que el Señor nos ayude a asumir estos valores y a transmitirlos, sabiendo que con ello contribuimos a la construcción y mejora personal, familiar y social.

 

PRESIDENCIA NACIONAL DEL MFC.