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Podemos ser etiquetados por nuestras ideas

 

¿La transición española sigue vigente?

 

 

 

Francisco Rodríguez Barragán | 17.09.2018


 

De los años que he vivido los primeros cuarenta lo fueron bajo el régimen anterior y los siguientes cuarenta bajo este régimen que pensamos iban a ser siempre democrático. Con estos datos ya pueden calcular mi edad.

En los tiempos del régimen de Franco podías tener problemas si la brigada político social te catalogaba como rojo, comunista o desafecto a la hora de obtener un certificado de adhesión al régimen, obligatorio para algunas cosas, aunque la mayoría de la gente no tenía ningún temor por el famoso fichero que creo fue destruido en la transición.

Con la aprobación de la Constitución me pareció que nadie sería nunca inquietado por sus ideas. Ha ido pasando el tiempo y compruebo con aprensión que cada vez con más frecuencia puedes ser tachado de carca, machista, xenófobo, fascista como igual a franquista, y si te confiesas de derechas serás ultraderechista.

Ya no es necesario ningún fichero policial para ser atacado, pues las redes sociales y los medios de comunicación pueden airear tus ideas para adjudicarte el sambenito que se les ocurra. Si me confieso de derechas, como hago ahora mismo,  ya sé que seré señalado como un carca de la ultraderecha.

Creo que esta situación, que cada vez resulta más amenazante, se inició bajo la presidencia de Rodríguez Zapatero y su nefasta ley de Memoria Histórica, que Rajoy fue incapaz de derogar (¿de quién recibiría la orden de no hacer nada?) ley que ha representado de hecho el cuestionamiento de la validez de todo el proceso de la transición.

Como dice el profesor Torné-Dombidau, miembro del Foro para la concordia civil, en artículo de Ideal del pasado sábado, ¿Por qué le llaman memoria histórica cuando quieren decir ajuste de cuentas? Y finaliza su magnífico artículo, en mi opinión, diciendo que “la llamada “memoria histórica” es una grosera e ideológica manipulación de la historia. Un burdo y extemporáneo ajuste de cuentas, alentado y subvencionado desde la izquierda. Con aquélla perece la concordia y la paz civil”.

Si todo esto es ya preocupante, la Unión Europea también se dedica a abominar de la derecha llamándola ¿cómo no? Ultraderecha, y amenazando a las naciones que se atreven a rechazar los mandamientos que los políticos de Bruselas se empeñan en imponer: ideología de género, feminismo feroz, aborto, matrimonio homosexual, aceptación de emigrantes, etc.

Orban, presidente de Hungría con el respaldo mayoritario  de sus ciudadanos por varias legislaturas, ha sido amenazado en Bruselas por defender la familia, el matrimonio entre hombre y mujer, sus propias creencias y tradiciones. No cree en el multiculturalismo, se niega a fomentar la homosexualidad y la transexualidad en los colegios y jardines de infancia  y conoce bien la mano de otro húngaro, George Soros, que mueves los hilos de la política europea. El mismo Soros que visitó al actual presidente del gobierno a los pocos días de su toma de posesión.

También el italiano Salvini enfadó a los políticos de Bruselas declarando que Italia necesita que sus ciudadanos tengan hijos, que hay que ayudar a que puedan tenerlos y no que los niños los pongan los musulmanes. ¿Y en España?

Parece que la consigna es evitar que haya una política de derechas para poder continuar con una socialdemocracia que acabe por imponer su voluntad, aquí en España y en toda Europa.

 

Francisco Rodríguez Barragán