Oído Cocina

EL ALTO DEL CUCO EN LA PRENSA NACIONAL

 

Miguel del Río | 07.08.2016


 

La demolición de la Urbanización del Alto del Cuco, en Piélagos, ha dado la vuelta a España porque las imágenes de las máquinas convirtiendo las casas en escombros se han publicado en los principales periódicos y digitales de difusión nacional. Doscientos catorce espacios para habitar, entre pisos, apartamentos y chalets, sino fuera porque se levantaron donde antes había una montaña dentro de un paraje natural singular, con vistas a las dunas de Liencres. Nos tenemos que remontar al 2004 y a años de pleitos judiciales que acabaron con este mal proyecto, cuya demolición va a costar a las arcas públicas 3,7 millones de euros, entre excavadoras y luego dejar la montaña como estaba en sus orígenes (¡ya veremos!).

El Alto del Cuco es uno de los muchos exponentes nacionales de lo que se dio en llamar el pelotazo inmobiliario. Valía todo, y la mayoría de los desmanes cometidos salieron adelante con licencias y permisos de muy dudosa solvencia. En la mayoría de los casos estamos hablando de terrenos y parajes merecedores de la debida conservación por su alto valor ecológico y medioambiental. Pero hay otro pequeño gran detalle que no se puede obviar, y son los propietarios de esas viviendas ilegales que invirtieron sus ahorros y también sus sueños en adquirir sus casas para luego verse despojados de ellas. Llevan años de lucha y en espera de soluciones que no llegan. En España ha habido ya demasiados Altos del Cuco como para cerrar una parte de la historia económica de este país a la que no deberíamos regresar jamás. Soy muy escéptico de que aberraciones urbanísticas semejantes, de partir una montaña por la mitad o suprimirla entera, no se vuelvan a repetir. Aunque aún hay mucho margen legal para endurecer las condiciones necesarias para saber dónde se puede construir y dónde no. El Alto del Cuco no debería haber pasado de inicio la prueba del algodón, ni mucho menos llegar a ver semejante volumen de construcción en un paraje tan ideal como en el que se levantó este lamentable macroproyecto. Las grúas y excavadoras, junto a los camiones cargando todo este escombro, es un mensaje claro de futuro. La dimensión que le han dado al hecho los medios de comunicación suma también en positivo para que España deje de ser dentro de Europa un país en el que es posible construir cualquier cosa en los lugares que más deberían protegerse.

 

Miguel del Río