Oído Cocina

 

LA DGT RESPONDE A LO MAL QUE CONDUCIMOS

 

 

Miguel del Río | 10.11.2018


 

 

A nada que entro en una conversación con conocidos, enseguida introduzco la cuestión de si perciben, como yo, que cada vez se nota más que muchos conductores llevan su malestar a una manera agresiva de conducir, lo que genera no pocos sustos, imprudencias y, por supuesto, accidentes.  No dudan de que es así, lo que nos lleva a concluir también la poca gracia que hace coger el coche o la moto para desplazarse por las ciudades en medio de semejante panorama.

Reconozco que he tardado unos días en asumir la nueva campaña de la Dirección General de Tráfico, donde tan a las claras, y de la forma más cruda posible, se visiona lo mucho que un conductor se pierde tras fallecer en un accidente de circulación. Son tiempos en los que el uso del móvil mientras se conduce, se ha sumado con mucha fuerza a las malas prácticas tradicionales, como son el exceso de velocidad, el uso de los cinturones de seguridad o no respetar las señales de tráfico más habituales como los semáforos, la velocidad máxima permitida, un stop o los pasos de cebra.

Y es muy cierto: conducimos cada vez peor, demasiado alterados, trasladando a nuestros movimientos por carretera algunos de los problemas habituales en los que nos vemos inmersos. Al tiempo, hemos de pensar que las ciudades están cambiando su fisonomía de manera vertiginosa, en el sentido de que dan ya una total preferencia al peatón sobre los coches.

Hay muchas cosas que en España se empiezan por el tejado, y esta es una de ellas. Lo que quiero significar es que los conductores no tenemos aún asumido este hecho salvo que la respuesta que se da ante las muchas quejas es que debemos usar el  transporte público y dejar el automóvil o la moto en casa. Por eso resulta oportuna la nueva campaña de la DGT, pero no vendría mal insistir en una mayor educación vial, empezando porque hay que tener la necesaria tranquilidad y control personal frente al volante. Como mejor punto de partida, solo se me ocurre que hay que hablar más de este grave problema en el entorno educativo. Los colegios siempre han sido la mejor garantía para alcanzar futuros buenos comportamientos, desde lo cívico, a la preparación profesional, pasando en este caso a impulsar una total sensatez en el uso de vehículos. Porque, lejos de disminuir, este tipo de intolerancia se agrava.

 

Miguel del Río