REFLEXIONES DESDE EL CORAZÓN

 

TORPEZA

 

 

Gervasio Portilla | 18.10.2019


 

Obviamente el Ministro del Interior, tenía derecho a cenar el pasado miércoles por la noche, e incluso a descansar mentalmente algunos minutos, después de una jornada agotadora.

Sin embargo, es cuando menos frívolo, que mientras la policía se enfrentaba en Barcelona a una noche de “terror” con incendios y barricadas, se tomara la licencia de irse a un bar de “copas”, parece ser que de moda, a tomar un pequeño refrigerio.

Evidentemente, podría haber elegido un lugar más discreto, nada le hubiera pasado por cenar en su despacho, y tener unos minutos de descanso.

Lo grave, sin embargo, es que el señor Marlaska, no debiera estar cenando en Madrid, sino a bastantes kilómetros de distancia, es decir en la Delegación del Gobierno de Barcelona, como haría un buen empresario “a pie de obra”.

Por lo tanto, se demuestra la falta de respeto de nuestros políticos, sobre todo si son de la izquierda, porque saben que nadie les discutirá sus decisiones, son tan inteligentes que nunca se equivocan, al resto le toca callar.

La vara de medir en nuestro país, por parte de la mayoría de los medios más influyentes, demuestra su total parcialidad a la hora de juzgar formas y maneras.

 

Gervasio Portilla García,
Diácono permanente y periodista