Servicio diario - 18 de noviembre de 2020


 

AUDIENCIA GENERAL
Audiencia general: María, “mujer de oración”
Gabriel Sales Triguero
Ciclo sobre la oración

PAPA FRANCISCO
España: Oración del Papa por las víctimas del coronavirus
Larissa I. López
Mensaje transmitido por Mons. Auza

CIUDAD DEL VATICANO
Dedicación de las basílicas de San Pedro y San Pablo
Manuel González López de Lemus
Celebrada cada 18 de noviembre

AUDIENCIA GENERAL
Audiencia general: Catequesis completa, la silenciosa oración de María
Gabriel Sales Triguero
“María, mujer de oración”

CIUDAD DEL VATICANO
El cardenal Becciu emprende medidas contra sus acusadores
Anita Bourdin
A través del bufete de Callipari

IGLESIA LOCAL
Estados Unidos: Finaliza la Asamblea de obispos católicos
Enrique Soros
Coronavirus y racismo

IGLESIA LOCAL
Mensaje de los obispos de Europa: “Recuperar la esperanza y la solidaridad”
Larissa I. López
Dirigido a instituciones y Estados miembros

AUDIENCIA GENERAL
El Papa invita a “acoger la voluntad del Padre y cumplirla”
Gabriel Sales Triguero
Saludo a fieles de lengua española

TESTIMONIOS
Javier y el Padre Pío: “¡Es un santo para los jóvenes!”
Redacción zenit
Un año después de ‘Renacidos’

AUDIENCIA GENERAL
El Papa recuerda la dedicación de las basílicas de San Pedro y San Pablo
Gabriel Sales Triguero
Símbolos de la unidad de la Iglesia

CIUDAD DEL VATICANO
Congregación para Evangelización de los Pueblos: El Papa nombra a 7 nuevos miembros
Larissa I. López
2 cardenales, 2 obispos y 3 sacerdotes

ANÁLISIS
Monseñor Felipe Arizmendi: “Jornada de los Pobres”
Felipe Arizmendi Esquivel
¿Qué hacer para y con los pobres?

TESTIMONIOS
Santa Matilde de Hackeborn, 19 de noviembre
Isabel Orellana Vilches
El ‘ruiseñor’ de Dios


 

 

 

Audiencia general: María, “mujer de oración”

Ciclo sobre la oración

noviembre 18, 2020 10:04

Audiencia General

(zenit – 18 nov. 2020).- En la audiencia general de esta mañana, el Papa Francisco ha destacado que la Virgen María era una “mujer de oración” que “estaba en continuo diálogo con Dios desde antes de la Anunciación”.

Hoy, 18 de noviembre de 2020, el Santo Padre ha presidido la audiencia general en la biblioteca del Palacio Apostólico vaticano, transmitida en directo, de nuevo sin fieles, como medida de prevención frente a la COVID-19, y ha proseguido con el ciclo de catequesis sobre la oración, esta vez abordando el tema “La Virgen María, mujer de oración”.

En sus palabras en español, el Papa se ha centrado en la figura de la Virgen, “llena de gracia e inmaculada antes de su concepción, y que estaba en continuo diálogo con Dios desde antes de la Anunciación”. Una “mujer de oración” que forma parte de la “multitud de los ‘humildes de corazón’, con los que Dios preparó la venida de su Hijo”.

 

María, sierva del Señor

El Pontífice ha remarcado que la madre de Jesús fue “siempre obediente a la voluntad de Dios, no dirigió su vida autónomamente”, sino que “dejó que la voz del Señor orientara su corazón y sus pasos”.

Algo que recuerda san Lucas al decir que Ella “conservaba en su corazón todo lo que le sucedía, y lo meditaba, llevándolo a su diálogo con Dios, para seguir con fiel obediencia el camino que Él le indicaba”, señala Francisco.

 

La Virgen en el designio divino

El Obispo de Roma ha explicado que, por su docilidad a Dios, María estuvo presente en el “designio providencial del Padre, y en los momentos culminantes de la vida de su Hijo Jesús”, “desde el anuncio del ángel hasta el misterio de su muerte y resurrección”.

En esta línea, el Sucesor de Pedro ha subrayado que la Virgen acompañó también “los primeros pasos de la Iglesia naciente, oraba con los discípulos de su Hijo y por ellos”. Y de esta manera, prosigue, “como por obra del Espíritu Santo se convirtió en Madre de Dios” y en “Madre de la Iglesia”, a la que acompaña todavía “con su oración y meditación, en su peregrinar hacia la Patria celestial”.

 

 

 

 

España: Oración del Papa por las víctimas del coronavirus

Mensaje transmitido por Mons. Auza

noviembre 18, 2020 12:52

Papa Francisco

(zenit – 18 nov. 2020)-. El Papa Francisco aseguró a los obispos españoles sus oraciones por las víctimas del coronavirus en un mensaje de condolencia transmitido a través del nuncio apostólico en España y Principado de Andorra, monseñor Bernardito Auza.

El prelado intervino el pasado 16 de noviembre de 2020 en la inauguración de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE) en curso, de modo telemático por la pandemia, del 16 al 20 de noviembre, con la participación física de 38 obispos en la sede de Madrid, y la participación virtual del resto de los miembros del episcopado.

“A todos ustedes, así como a las Iglesias particulares que presiden en la caridad, les comunico la sensible cercanía, el saludo y la bendición del Papa, a quien tengo el honor de representar en España. Muy particularmente a los enfermos en esta pandemia, así como el sentido pésame y la seguridad de las oraciones de sufragio de Su Santidad a todas las familias que han sufrido la pérdida de seres queridos”, expresó el nuncio en su saludo.

 

El contexto de la pandemia

Del mismo modo, Mons. Auza resaltó el “talante modélico” del Santo Padre “cuya actividad no ha parado, despierto con atención a las necesidades de la Iglesia y de las sociedades”. En este duro contexto de la COVID-19, continúa, Francisco, “con su afabilidad de todos conocida, decía así en una entrevista que concedió en la primera ola de la pandemia: ‘La gran preocupación mía –al menos la que siento en la oración– es cómo acompañar al pueblo de Dios y estar más cercano a él’ (Entrevista con Austen Ivereigh, 8/04/2020)”.

“Sé muy bien que está viva preocupación del Papa, también está en ustedes”, dijo a los pastores españoles, señalando que la Asamblea “será ocasión en la que, inmersos en esta situación, reflexionen en común sobre esta incidencia que ha traído el llorado deceso de muchas personas y tiene consecuencias en la vida de la Iglesia, muy en particular al interferir en la vital práctica sacramental y, por supuesto, en la vida social, en la cual se proyecta el luto, queda afectada la vida laboral y vemos surgir la dificultad económica”.

 

Reconocimiento y gratitud

Asimismo, expresó a los obispos el reconocimiento a los sacerdotes y consagrados y voluntarios que, “han realizado creativamente formas y maneras de llegar a los fieles” y condolencia por los sacerdotes que, “en su atención sacramental y de apoyo, sufriendo el contagio, no han superado la enfermedad y han fallecido”.

Del mismo modo, manifestó su sentimiento de gratitud, al personal sanitario, médicos, enfermeras y enfermeros, a las fuerzas del orden público y a todas aquellas colectividades profesionales que “nos facilitan el cada día con sus imprescindibles servicios que afectan a la manutención y sostenimiento digno”.

 

“Cuidar el ahora” para el mañana

“Esta situación de duración ahora incierta pasará. Por eso el Papa nos recuerda este principio: Con creatividad, ‘cuidar el ahora, pero para el mañana. Resérvense para mejores tiempos, porque en esos tiempos recordar esto que ha pasado nos ayudará. Cuídense para un futuro que va a venir. Y cuando llegue ese futuro, recordar lo que ha pasado les va a hacer bien’”, recuerda el representante pontificio.

Mons. Auza espera que este pensamiento aliente “los trabajos señalados en el programa de la presente Asamblea, los cuales afectan a la marcha inmediata de la Conferencia en su ordenamiento”.

 

Dejarse “contagiar por el amor”

Remitiendo de nuevo a las palabras del Obispo de Roma, el nuncio apostólico invitó a dejarse “contagiar por el amor, no por el virus”, y garantizó a los miembros de esta Conferencia Episcopal “mi oración para que sus trabajos incentiven la generosidad de los corazones”.

En este sentido, remarcó “la tarea que Cristo ha dado a los Santos Apóstoles y a sus sucesores, sacar a los hombres de las sombras atávicas que proyecta la experiencia de su vulnerabilidad, a fin de que, siempre consciente de su libertad, no quede a merced de ningún oscuro albur, ni pierda de la mano las riendas confundido en un porvenir incierto”.

 

 

 

 

Dedicación de las basílicas de San Pedro y San Pablo

Celebrada cada 18 de noviembre

noviembre 18, 2020 09:38

Ciudad del Vaticano
Roma

(zenit – 18 nov. 2020)-. Hoy la Iglesia celebra la dedicación de las basílicas de los apóstoles San Pedro y San Pablo, templos ubicados en la ciudad de Roma, en los que reposan los restos de estos dos Apóstoles, símbolos de la unidad de la Iglesia.

A continuación, el sacerdote D. Manuel González López de Lemus, explica qué es dedicar una iglesia, qué son las basílicas y el significado de los dos mencionados templos.

***

 

Para explicar lo que significa esta celebración en el calendario litúrgico de la iglesia es necesario entender que es una dedicación de una iglesia, que son las basílicas y que significación e importancia tienen las de San Pedro y San Pablo.

La dedicación de una iglesia es el modo en que ese edificio de consagra a Dios, es decir: deja de ser un lugar normal y corriente para transformarse en algo sagrado, es decir para dar culto y gloria a Dios. Sobre todo, con la celebración de la Santa Misa. La dedicación de una iglesia se hace con una ceremonia especial por la cual todo lo que hay en esa iglesia queda bendecido: Fuente bautismal, Vía Crucis, imágenes, cruces campanas, objetos litúrgicos, etc.

Al dedicar una iglesia, debe tener un titular, eso significa que se pone bajo la protección de la Santísima Trinidad o de una de las Personas: Padre Hijo o Espíritu Santo; la Bienaventurada Virgen María en cual quiera de sus advocaciones y de los ángeles y santos del cielo. Es un modo de pedir la protección divina directamente, por la Santísima Trinidad o a través de la Santísima Virgen María o los ángeles o a los santos y beatos.

El ministro de esta celebración de dedicar un templo es el obispo titular de la diócesis, aunque puede delegar en otro obispo o en sacerdote. La ceremonia está centrada en el altar, que antes de la celebración se deja totalmente desnudo. Lo más significativo de la ceremonia es la unción que se hace con aceite de crisma, que se vierte en el centro y en los cuatro ángulos de la mesa del altar.

Después unge los muros de la iglesia con 4 o 12 cruces distribuidas en la nave de la iglesia. A continuación, se coloca sobre el altar un brasero con brasas donde el obispo pone el incienso, a continuación, se inciensa el altar, después, como en la liturgia de la vigilia Pascual se ponen los manteles, las flores, los cirios y la cruz. El obispo con una vela encendida en la mano dice: “La Luz de Cristo”. Estos son los momentos más importantes de esta ceremonia.

 

¿Qué es una basílica?

Una vez que hemos explicado lo que significa la dedicación de una iglesia, que es el momento en que dejó de ser lo que era para consagrarse al culto de Dios, ahora hemos de intentar conocer que es una basílica. En la época antigua en Grecia y en Roma eran edificios muy grandes que se construían para dedicar a las leyes o también eran lugares donde el emperador se hacía presente para que el pueblo lo pudiera ver y aclamar.

La Iglesia adoptó ese nombre para los más grades edificios o iglesias de Roma, que se construyen después del Edicto de Milán, del año 313, cuando se deja de perseguir a la Iglesia y los cristianos tienen necesidad de templos grandes que alberguen a todos los fieles que quisieran asistir a las ceremonias sagradas.

 

4 basílicas en Roma

En Roma se da este nombre a 4 templos que son los más grandes de la cuidad que se denominan basílicas mayores: San Juan Laterano, que es la catedral del Papa y que fue donde los Papas vivieron durante muchos años; la tumba de S. Pedro en el Vaticano; la tumba de S. Pablo extramuros; y la basílica de Santa María la Mayor.

Estas son las únicas basílicas mayores del mundo. Pero con el tiempo, muchas iglesias grandes y relevantes quisieron estar ligadas a la catedral del Papa, para recibir privilegios y bendiciones especiales.

El Papa permite que algunas iglesias importantes donde hay culto a santos con mucha devoción y se constatan milagros, donde haya reliquias importantes… se les pueda conceder el título de basílica menor. Por eso vemos que algunos templos de particular importancia se les llama basílica menor y se añade el nombre del titular al cual está dedicada.

Hace tan solo unos días hemos celebrado la dedicación de la basílica mayor de San Juan Laterano el pasado 9 de noviembre y la basílica mayor de Santa María se celebra su dedicación el día 5 de agosto, día de la fiesta de la Virgen de las Nieves.

 

Basílicas de San Pedro y San Pablo

Las basílicas mayores de San Pedro y San Pablo tienen la particularidad de ser los lugares de enterramiento de esos grandes Apóstoles. San Pedro fue crucificado boca abajo y allí mismo fue sepultado en la colina del Vaticano.

La celebración litúrgica es en ese día porque se celebró la dedicación por el Papa Urbano VIII, en 1626, aniversario de la dedicación de la basílica antigua.

La basílica de san Pablo se encuentra al otro lado de Roma y lleva el sobrenombre de extramuros por estar fuera de la muralla de la primitiva ciudad, en un lugar llamado las tres fuentes, ya que allí fue donde san Pablo murió decapitado.

La tradición cuenta que, al cortarle la cabeza a san Pablo, dio tres golpes y allí surgieron milagrosamente tres fuentes de agua. La basílica original se incendió en 1823 y los católicos de todo el mundo contribuyeron a construir una nueva que consagró el Papa Pio IX en 1854. En los trabajos de reconstrucción se encontró un sepulcro, muy antiguo, anterior al siglo IV, con esta inscripción: “A S. Pablo, Apóstol y Mártir”.

En esta celebración de los dos Apóstoles Pedro y Pablo vemos como la Iglesia celebra a dos mártires que derramaron su sangre en una misma persecución y unidos en el mismo amor ardiente y sincero a nuestro Señor Jesucristo, roca firme en la que se edifica toda la Iglesia.

 

Ejemplo de los Apóstoles

Por eso se unen estas dos basílicas para recordarnos el heroísmo de estos dos Apóstoles que nos dan ejemplo de fidelidad, hasta el derramamiento de sangre, de fraternidad, son dos Apóstoles unidos en un mismo amor a Jesucristo y modelo de unidad para nosotros en Jesús que nos mandó que nos amáramos unos a otros como Él nos amó. En esto todos conocerán que somos sus discípulos.

Bonito modo de ayudarnos a ser mejores testigos de la fe. Eso es lo que significa la palabra mártir, testigo. Que Dios nos ayude a ser tan fieles, tan buenos hermanos y a estar tan unidos a Jesucristo como Pedro y Pablo.

 

D. Manuel González López de Lemus, sacerdote,

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Instagram@mitogonzalez2013 / BlogConsideraciones espirituales

 

 

 

 

Audiencia general: Catequesis completa, la silenciosa oración de María

“María, mujer de oración”

noviembre 18, 2020 13:25

Audiencia General

(zenit – 18 nov. 2020).- En la audiencia general, el Papa Francisco ha propuesto imitar la figura de la Virgen María como “mujer orante”, destacando que la oración de María es “silenciosa”.

La audiencia general de hoy, 18 de noviembre de 2020, ha sido emitida desde la biblioteca del Palacio Apostólico vaticano, sin fieles, como medida de prevención frente a la COVID-19. A lo largo de la misma, el Santo Padre ha continuado con el ciclo de catequesis sobre la oración bajo el tema “La Virgen María, mujer de oración” (Lectura: Lc 2, 39-40.51). Al comienzo de la catequesis, el Papa ha señalado que la Virgen rezaba, “cuando el mundo todavía la ignora, cuando es una sencilla joven prometida con un hombre de la casa de David”. Aunque “está ya llena de gracia e inmaculada desde la concepción”, todavía ignoraba su “sorprendente y extraordinaria vocación” y el “mar tempestuoso que tendrá que navegar”.

 

María, abierta a la voluntad de Dios

Francisco ha indicado que la Virgen no “dirige autónomamente su vida”, pues espera que Dios “tome las riendas de su camino y la guíe donde Él quiera”. Ella “es dócil, y con su disponibilidad predispone los grandes eventos que involucran a Dios en el mundo” y el Catecismo recuerda su “presencia constante y atenta en el designio amoroso del Padre y a lo largo de la vida de Jesús”.

También ha explicado cómo el “he aquí” de María en la Anunciación, “pequeño e inmenso” gesto que  “hace saltar de alegría a toda la creación”, ha estado precedido en la historia de la salvación de otros tantos “he aquí”, de “muchas obediencias confiadas, de muchas disponibilidades a la voluntad de Dios”.

Asimismo, ha afirmado que “no hay mejor forma de rezar que ponerse como María en una actitud de apertura, de corazón abierto” al Padre: “Señor, lo que Tú quieres, cuando Tú quieres y como Tú quieres. Es decir, al corazón abierto a la voluntad de Dios”.

Y el Señor “siempre responde”, “¡Cuántos creyentes viven así su oración! Los que son más humildes de corazón, rezan así: con la humildad esencial, digamos así; con humildad sencilla”, no “enfadándose porque los días están llenos de problemas, sino yendo al encuentro de la realidad y sabiendo que en el amor humilde, en el amor ofrecido en cada situación, nos convertimos en instrumentos de la gracia de Dios”.

Se trata, efectivamente, de una “oración sencilla” poniendo “nuestra vida en manos del Señor: que sea Él quien nos guíe”. “Todos podemos rezar así, casi sin palabras”, apunta.

 

La oración calma la inquietud

“La oración sabe calmar la inquietud”, describe el Obispo de Roma, pero “nosotros somos inquietos, siempre queremos las cosas antes de pedirlas y las queremos en seguida”. Ademas, sostiene que “esta inquietud nos hace daño”, y la oración “sabe transformarla en disponibilidad”: “Cuando estoy quieto, rezo y la oración me abre el corazón y me vuelve disponible a la voluntad de Dios”.

Así es como lo ha hecho la Virgen María, señala el Papa Francisco, “en esos pocos instantes de la Anunciación, ha sabido rechazar el miedo, aun presagiando que su ‘sí’ le daría pruebas muy duras”.

El Pontífice ha expresado que “si en la oración comprendemos que cada día donado por Dios es una llamada, entonces agrandamos el corazón y acogemos todo”. Esto es, dice, lo importante, “pedir al Señor su presencia en cada paso de nuestro camino”, que “no nos deje solos, que no nos abandone en la tentación, que no nos abandone en los momentos difíciles”.

 

María acompaña en la oración

El Papa ha mostrado cómo la Virgen “acompaña en oración toda la vida de Jesús, hasta la muerte y la resurrección; y al final continúa, y acompaña los primeros pasos de la Iglesia naciente”. Del mismo modo, “reza con los discípulos que han atravesado el escándalo de la cruz. Reza con Pedro, que ha cedido al miedo y ha llorado por el arrepentimiento”.

Según Francisco, María está ahí con los discípulos, pero no es un sacerdote entre ellos, “es la Madre de Jesús que reza con ellos, en comunidad, como una de la comunidad. Reza con ellos y reza por ellos”.

La oración de la Virgen “precede el futuro que está por cumplirse”: “Por obra del Espíritu Santo se ha convertido en Madre de Dios (…)” y “rezando con la Iglesia naciente se convierte en Madre de la Iglesia, acompaña a los discípulos en los primeros pasos de la Iglesia en la oración, esperando al Espíritu Santo. En silencio, siempre en silencio. La oración de María es silenciosa”.

El Obispo de Roma recuerda el pasaje de las bodas de Caná y considera que “la presencia de María es por sí misma oración” y así “da luz a la Iglesia”. El Catecismo explica que “en la fe de su humilde esclava, el don de Dios encuentra la acogida que esperaba desde el comienzo de los tiempos”.

 

María, mujer y discípula

El Papa Francisco remarca que en Nuestra Señora, la “natural intuición femenina es exaltada por su singular unión con Dios en la oración”, y por ello se puede percibir en el Evangelio que a veces “desaparece, para después volver a aflorar en los momentos cruciales”.

La de María, subraya, es una presencia “silenciosa de madre y de discípula”. Es la primera discípula que “ha aprendido mejor las cosas de Jesús”, “siempre señalando con el dedo a Jesús”, con una “actitud típica de discípulo”.

 

María guarda en el corazón

El Santo Padre ha citado, remitiendo al Evangelio de Lucas, que la Virgen “guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón”, tanto en los momentos oscuros como en la alegría, “todo termina en su corazón, para que pase la criba de la oración y sea transfigurado por ella”.

Por último, Francisco comparte que sería “bonito si nosotros también podemos parecernos un poco a nuestra Madre”, “con el corazón abierto a la Palabra de Dios, con el corazón silencioso, con el corazón obediente, con el corazón que sabe recibir la Palabra de Dios y la deja crecer con una semilla del bien de la Iglesia”.

A continuación, sigue la catequesis completa de Francisco.

***

 

Catequesis 15. La Virgen María, mujer de oración

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En nuestro camino de catequesis sobre la oración, hoy encontramos a la Virgen María, como mujer orante. La Virgen rezaba. Cuando el mundo todavía la ignora, cuando es una sencilla joven prometida con un hombre de la casa de David, María reza. Podemos imaginar a la joven de Nazaret recogida en silencio, en continuo diálogo con Dios, que pronto le encomendaría su misión.

Ella está ya llena de gracia e inmaculada desde la concepción, pero todavía no sabe nada de su sorprendente y extraordinaria vocación y del mar tempestuoso que tendrá que navegar. Algo es seguro: María pertenece al gran grupo de los humildes de corazón a quienes los historiadores oficiales no incluyen en sus libros, pero con quienes Dios ha preparado la venida de su Hijo.

María no dirige autónomamente su vida: espera que Dios tome las riendas de su camino y la guíe donde Él quiere. Es dócil, y con su disponibilidad predispone los grandes eventos que involucran a Dios en el mundo. El Catecismo nos recuerda su presencia constante y atenta en el designio amoroso del Padre y a lo largo de la vida de Jesús (cfr. CCE, 2617-2618).

María está en oración, cuando el arcángel Gabriel viene a traerle el anuncio a Nazaret. Su “he aquí”, pequeño e inmenso, que en ese momento hace saltar de alegría a toda la creación, ha estado precedido en la historia de la salvación de muchos otros “he aquí”, de muchas obediencias confiadas, de muchas disponibilidades a la voluntad de Dios.

No hay mejor forma de rezar que ponerse como María en una actitud de apertura, de corazón abierto a Dios: “Señor, lo que Tú quieres, cuando Tú quieres y como Tú quieres”. Es decir, el corazón abierto a la voluntad de Dios. Y Dios siempre responde. ¡Cuántos creyentes viven así su oración! Los que son más humildes de corazón, rezan así: con la humildad esencial, digamos así; con humildad sencilla: “Señor, lo que Tú quieres, cuando Tú quieres y como Tú quieres”.

Y estos rezan así, no enfadándose porque los días están llenos de problemas, sino yendo al encuentro de la realidad y sabiendo que en el amor humilde, en el amor ofrecido en cada situación, nos convertimos en instrumentos de la gracia de Dios. Señor, lo que Tú quieres, cuando Tú quieres y como Tú quieres. Una oración sencilla, pero es poner nuestra vida en manos del Señor: que sea Él quien nos guíe. Todos podemos rezar así, casi sin palabras.

La oración sabe calmar la inquietud: pero, nosotros somos inquietos, siempre queremos las cosas antes de pedirlas y las queremos en seguida. Esta inquietud nos hace daño, y la oración sabe calmar la inquietud, sabe transformarla en disponibilidad. Cuando estoy inquieto, rezo y la oración me abre el corazón y me vuelve disponible a la voluntad de Dios.

La Virgen María, en esos pocos instantes de la Anunciación, ha sabido rechazar el miedo, aun presagiando que su “sí” le daría pruebas muy duras. Si en la oración comprendemos que cada día donado por Dios es una llamada, entonces agrandamos el corazón y acogemos todo. Se aprende a decir: “Lo que Tú quieres, Señor.

Prométeme solo que estarás presente en cada paso de mi camino”. Esto es lo importante: pedir al Señor su presencia en cada paso de nuestro camino: que no nos deje solos, que no nos abandone en la tentación, que no nos abandone en los momentos difíciles. Ese final del Padre Nuestro es así: la gracia que Jesús mismo nos ha enseñado a pedir al Señor.

María acompaña en oración toda la vida de Jesús, hasta la muerte y la resurrección; y al final continúa, y acompaña los primeros pasos de la Iglesia naciente (cfr. Hch 1,14). María reza con los discípulos que han atravesado el escándalo de la cruz. Reza con Pedro, que ha cedido al miedo y ha llorado por el arrepentimiento.

María está ahí, con los discípulos, en medio de los hombres y las mujeres que su Hijo ha llamado a formar su Comunidad. ¡María no hace el sacerdote entre ellos, no! Es la Madre de Jesús que reza con ellos, en comunidad, como una de la comunidad. Reza con ellos y reza por ellos. Y, nuevamente, su oración precede el futuro que está por cumplirse: por obra del Espíritu Santo se ha convertido en Madre de Dios, y por obra del Espíritu Santo, se convierte en Madre de la Iglesia.

Rezando con la Iglesia naciente se convierte en Madre de la Iglesia, acompaña a los discípulos en los primeros pasos de la Iglesia en la oración, esperando al Espíritu Santo. En silencio, siempre en silencio. La oración de María es silenciosa. El Evangelio nos cuenta solamente una oración de María: en Caná, cuando pide a su Hijo, para esa pobre gente, que va a quedar mal en la fiesta. Pero, imaginemos: ¡hacer una fiesta de boda y terminarla con leche porque no había vino! ¡Eso es quedar mal! Y Ella, reza y pide al Hijo que resuelva ese problema.

La presencia de María es por sí misma oración, y su presencia entre los discípulos en el Cenáculo, esperando el Espíritu Santo, está en oración. Así María da a luz a la Iglesia, es Madre de la Iglesia. El Catecismo explica: «En la fe de su humilde esclava, el don de Dios encuentra la acogida que esperaba desde el comienzo de los tiempos» (CCE, 2617).

En la Virgen María, la natural intuición femenina es exaltada por su singular unión con Dios en la oración. Por esto, leyendo el Evangelio, notamos que algunas veces parece que ella desaparece, para después volver a aflorar en los momentos cruciales: María está abierta a la voz de Dios que guía su corazón, que guía sus pasos allí donde hay necesidad de su presencia. Presencia silenciosa de madre y de discípula.

María está presente porque es Madre, pero también está presente porque es la primera discípula, la que ha aprendido mejor las cosas de Jesús. María nunca dice: “Venid, yo resolveré las cosas”. Sino que dice: “Haced lo que Él os diga”, siempre señalando con el dedo a Jesús. Esta actitud es típica del discípulo, y ella es la primera discípula: reza como Madre y reza como discípula.

“María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón” (Lc 2,19). Así el evangelista Lucas retrata a la Madre del Señor en el Evangelio de la infancia.  Todo lo que pasa a su alrededor termina teniendo un reflejo en lo más profundo de su corazón: los días llenos de alegría, como los momentos más oscuros, cuando también a ella le cuesta comprender por qué camino debe pasar la Redención.

Todo termina en su corazón, para que pase la criba de la oración y sea transfigurado por ella. Ya sean los regalos de los Magos, o la huida en Egipto, hasta ese tremendo viernes de pasión: la Madre guarda todo y lo lleva a su diálogo con Dios. Algunos han comparado el corazón de María con una perla de esplendor incomparable, formada y suavizada por la paciente acogida de la voluntad de Dios a través de los misterios de Jesús meditados en la oración.

¡Qué bonito si nosotros también podemos parecernos un poco a nuestra Madre! Con el corazón abierto a la Palabra de Dios, con el corazón silencioso, con el corazón obediente, con el corazón que sabe recibir la Palabra de Dios y la deja crecer con una semilla del bien de la Iglesia.

 

© Librería Editora Vaticana

 

 

 

 

El cardenal Becciu emprende medidas contra sus acusadores

A través del bufete de Callipari

noviembre 18, 2020 18:12

Ciudad del Vaticano

(zenit – 18 nov. 2020)-. “Frente a la campaña de prensa que L’Espresso lleva a cabo contra mi persona desde el 24 de septiembre, con una serie de acusaciones, todas ellas totalmente infundadas, he promovido una demanda civil, a través del bufete del abogado Callipari, del Tribunal de Verona, para la reparación de los enormes daños sufridos”, declara el cardenal Angelo Becciu en un comunicado de prensa en italiano publicado este 18 de noviembre de 2020.

El purpurado deplora las “distorsiones de la realidad”: “La documentación presentada a la Corte demuestra el carácter absolutamente infundado de las reconstrucciones publicadas varias veces por el mencionado semanario. El derecho y el deber de informar no tienen nada que ver con lo que se ha escrito sobre mí, en un crescendo de distorsiones de la realidad que han masacrado y distorsionado deliberadamente mi imagen como hombre y como sacerdote”.

El cardenal sardo anuncia la presentación de documentos que probarán que no había malversado fondos ni conspirado contra el cardenal Pell: “Por esta razón, incluso a la luz de la extrema gravedad de las acusaciones infundadas, quien se convirtió en el protagonista de estas propagaciones responderá de ellas ante los jueces. Él responderá, sin embargo, que me hizo aparecer como ‘investigado’ sin haber recibido nunca ninguna comunicación judicial ni del Vaticano ni de la justicia italiana; responderá que me acusó de una conducta deplorable, que yo, a través de documentos, punto por punto, empezando por la más dolorosa de haber malversado fondos -de la Iglesia y de los fieles- a favor de los miembros de mi familia. Hasta el imaginativo complot contra el cardenal Pell, con interferencias ilícitas para condicionar su juicio. Todo falso”.

El fruto de esta demanda irá a las obras de caridad, anunció también el cardenal Becciu: “En vista del daño planetario que estas excéntricas ‘investigaciones’ han causado a mi persona y, sobre todo, a toda la Iglesia, se ha pedido una compensación sustancial, que se dará enteramente a obras de caridad”.

Reitera su determinación de “servir” y al mismo tiempo defenderse contra “serias y difamatorias mistificaciones de la realidad”: “Seguiré sirviendo a la Iglesia y siendo totalmente fiel al Santo Padre y a su misión, pero gastaré todas las energías que me quedan para que, también para su protección, la verdad sea restablecida a través de las investigaciones judiciales que he promovido y que finalmente me veré obligado a promover, también en los procesos penales, a través del abogado Fabio Viglione, si continúan las graves y difamatorias mistificaciones de la realidad sobre mí”.

 

Doble renuncia

El pasado 24 de septiembre, el Papa Francisco aceptó la doble renuncia del cardenal Becciu, a su cargo de Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y “a los derechos inherentes al cardenalato”, anunció la Oficina de Prensa de la Santa Sede en un comunicado en lengua italiana.

La noticia se publicó, según la prensa italiana, después de una difícil audiencia concedida por el Papa al cardenal sardo en el marco habitual de la publicación de los decretos de causas de santos introducidos en Roma, y antes de la publicación, el 24 de septiembre, de un dossier de L’Espresso.

El cardenal Becciu, de 72 años, no renunció por el límite canónico de edad para la jubilación (75 años). El cardenal Becciu se defendió inmediatamente: “Soy inocente y lo probaré” (cf. Il Messaggero).

El prelado italiano sigue siendo cardenal, pero ha perdido sus derechos, entre ellos el de participar en el preconclave y el cónclave, pero también en los consistorios para las causas de los santos, por ejemplo, o la capacidad de representar al Papa en diversas circunstancias. Pero no ha perdido su título: el cardenal Becciu no está por tanto excluido del Colegio Cardenalicio.

Las razones de la doble renuncia del cardenal Becciu no se conocen oficialmente por el momento.

 

Nuevo giro en octubre

El caso dio un nuevo giro con la detención de una empresaria italiana, Cecilia Marogna, en Milán por la Guardia de Finanzas, según informó el diario La Repubblica el 13 de octubre de 2020. Marogna fue objeto de una orden de arresto internacional emitida por la Interpol a petición de los investigadores del Vaticano. Actualmente liberada, podría ser extraditada al Vaticano.

Ella debería entonces responder de apropiación indebida frente a la autoridad judicial del Vaticano: según la prensa de la Península, entre diciembre de 2018 y julio de 2019, la Secretaría de Estado, cuyo sustituto era entonces el cardenal Becciu, pagó 500.000 euros a una empresa fantasma con sede en Eslovenia (Logsic), cuyo administrador es una mujer de negocios. Este dinero, destinado oficialmente a operaciones humanitarias en Asia y África, se utilizó al parecer para comprar artículos de lujo.

“Mis relaciones con Cecilia Marogna siempre han sido institucionales”, dijo el Cardenal Becciu, quien afirmó que fue engañado por la mujer presentada al Vaticano como una persona de confianza.

 

“Mi conciencia está en orden”

El diario católico Avvenire había señalado que el cardenal “rechazó firmemente” las “reconstrucciones periodísticas” que afirmaban su participación. Declaró: “Mi conciencia está en orden y sé que he actuado en interés de la Santa Sede y nunca en el mío propio. Cualquiera que me conozca de cerca puede testificar esto”.

De hecho, se defendió ante la prensa en Roma el 25 de septiembre pasado: “Estoy aquí, estoy dispuesto a aclarar, tanto más cuanto que ya no tengo los derechos de un cardenal” y por eso no es necesario que el Papa dé su nihil obstat: “No me siento corrompido”.

El cardenal Giovanni Angelo Becciu nació el 2 de junio de 1948 en Pattada (Cerdeña, Italia). Fue nombrado por Benedicto XVI como sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado de la Santa Sede en mayo de 2011, cargo que desempeñó durante cinco años durante el pontificado del Papa Francisco hasta el 29 de junio de 2018.

Fue creado cardenal por el Papa Francisco el 28 de junio de 2018, tomando el cargo de prefecto en agosto de 2018. Ha presidido numerosas Misas de beatificación, entre ellas la de los diecinueve mártires de Argelia, en Orán, el 8 de diciembre de 2018, como prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.

La decisión del Pontífice debe haber sido aún más difícil porque el Mons. Angelo Becciu es alguien cercano: en 2013, en su primer Jueves Santo en el Vaticano, día en que la Iglesia celebra la institución de la Eucaristía y el sacerdocio, el Papa almorzó con sacerdotes en Roma gracias a la hospitalidad del sustituto. Y se había convertido en una tradición: de nuevo el año pasado, el 18 de abril de 2019, el Papa Francisco almorzó en el Vaticano con unos diez sacerdotes de Roma.

El Papa también fue a Cerdeña el 22 de septiembre de 2013, guiado por el sustituto sardo: en Cagliari, celebró la Misa en el santuario de Nuestra Señora de Bonaria, cuya devoción, llevada a Argentina por marineros sardos, se dice que le dio a la ciudad el nombre de “Buenos Aires”.

 

 

 

 

Estados Unidos: Finaliza la Asamblea de obispos católicos

Coronavirus y racismo

noviembre 18, 2020 11:51

Iglesia Local

(zenit – 18 nov. 2020)-. Ayer por la tarde, 17 de noviembre de 2020, tuvo lugar la segunda y última jornada pública de la Asamblea General de los obispos de Estados Unidos. La parte de la misma, a la que acceden consejeros, observadores y periodistas, consta normalmente de tres días de entre seis y ocho horas cada uno.

En esta ocasión en que fue virtual el encuentro, entre el día lunes y el martes, tuvo una duración de cinco horas en total.

 

Coronavirus y racismo

En el día de ayer se dio especial lugar a la temática de cómo seguir con la vida diocesana y parroquial en medio de la pandemia del coronavirus, cuya curva se encuentra en Estados Unidos en un nivel excesivamente alto. Diversos obispos compartieron experiencias, estrategias y sugerencias al respecto.

Otro tema de trascendencia fue el del racismo. Luego de una disertación del obispo Shelton Fabre, presidente de la comisión ad hoc Contra el Racismo, diversos obispos expresaron la realidad de sus diócesis al respecto y alentaron medidas concretas para educar a los fieles católicos no solo en el respeto a los grupos más vulnerables racialmente, sino también a tomar acción concreta para su protección e integración en la comunidad social.

 

Mons. Burill, nuevo secretario general de USCCB

En esta asamblea los obispos eligieron al nuevo secretario general de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB): Mons. Jeffrey Burill, reemplazando en este cargo a Mons. Brian Bransfield, quien cumple con los cinco años estipulados para el cargo.

El pastor ha servido como secretario general adjunto de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos desde febrero de 2016. En ese cargo, ha sido administrador de las oficinas pastorales de la Conferencia y miembro del personal ejecutivo. “Me siento honrado de que los obispos me hayan elegido para este importante cargo”, expresó monseñor Burrill.

“Estoy agradecido a Mons. Bransfield por su liderazgo, y espero llevar a cabo las prioridades de la Conferencia en nombre de los obispos”, remató. Mons. Burill es un sacerdote de la diócesis de La Crosse, en el Estado de Wisconsin.

 

Aprobados tres puntos de acción

Los obispos aprobaron en esta Asamblea tres puntos de acción. Uno de ellos son las Prioridades Estratégicas Revisadas para el Plan Estratégico 2021-24 de la USCCB, “Creados de nuevo por el Cuerpo y la Sangre de Cristo, fuente de nuestra sanación y esperanza” por una votación de 193 – 3 con dos abstenciones.

Además, ratificaron la continuidad del Comité ad hoc Contra el Racismo que se centra en abordar el pecado del racismo. El comité se estableció en agosto de 2017, por recomendación unánime del Comité Ejecutivo de la USCCB y en consulta con los miembros del Comité de Prioridades y Planes de la USCCB. La votación para renovar el Comité ad hoc contra el Racismo fue de 194 – 3 con una abstención.

El episcopado estadounidense también aceptó las recomendaciones del comité de Presupuesto y Finanzas para la aprobación de los Presupuestos propuestos para 2021 por un voto de 193 – 1 con cuatro abstenciones.

Noticias actualizadas, totales de votos, textos de discursos y presentaciones, y otros materiales de la Asamblea General se pueden encontrar en www.usccb.org/meetings.

 

 

 

 

Mensaje de los obispos de Europa: “Recuperar la esperanza y la solidaridad”

Dirigido a instituciones y Estados miembros

noviembre 18, 2020 16:43

Iglesia Local

(zenit – 18 nov. 2020)-. Los presidentes de las Conferencias Episcopales de todos los Estados miembros de la Unión Europea (UE) dirigen este miércoles, 18 de noviembre de 2020, un mensaje de esperanza y un llamamiento a la solidaridad a las instituciones de la UE y a los Estados miembros en este doloroso e incierto momento histórico marcado por la pandemia de COVID-19.

Las Conferencias Episcopales de la UE declaran: “Nos comprometemos a construir una fraternidad universal que no deje a nadie fuera”.

 

Carta del Papa

A la luz de la carta del Papa Francisco sobre Europa, recientemente publicada, el mensaje “Recuperar la esperanza y la solidaridad” de los presidentes de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea aborda principalmente la lucha contra la COVID-19 y los esfuerzos comunes que todos estamos llamados a realizar para garantizar una recuperación justa, equitativa y centrada en la persona.

A través de este texto, la Iglesia Católica de la Unión Europea reafirma su pleno compromiso con la construcción de Europa. Junto con sus valores fundacionales de “solidaridad, libertad, inviolabilidad de la dignidad humana, democracia, Estado de derecho, igualdad y defensa y promoción de los derechos humanos”, el proyecto europeo “ha traído la paz y la prosperidad a nuestro continente”.

 

Fraternidad universal

“Como Iglesia Católica en la Unión Europea, junto con otras Iglesias hermanas y comunidades eclesiales, proclamamos y damos testimonio de esta fe y, junto con miembros de otras tradiciones religiosas y personas de buena voluntad, nos comprometemos a construir una fraternidad universal que no deje a nadie fuera”, indica el mensaje.

En este momento difícil y doloroso, la Iglesia Católica pide a todos, incluidas las instituciones de la UE y los gobiernos nacionales, que actuemos con solidaridad y esperanza, unidad y diálogo, confianza y responsabilidad.

 

“Salir de nosotros mismos”

“La fe”, afirman los prelados, “nos llama a salir de nosotros mismos y ver en el otro, especialmente en aquellos que sufren y están marginados, a un hermano y una hermana, y a estar dispuestos igualmente a dar nuestra vida por ellos”.

La declaración se elaboró por iniciativa de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE), a partir de una reunión convocada el 30 de septiembre de 2020 en la que se reunieron por primera vez todos los presidentes de los episcopados de la UE.

A continuación, sigue el mensaje completo ofrecido por la COMECE.

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RECUPERAR LA ESPERANZA Y LA SOLIDARIDAD

Mensaje de los presidentes de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea a las instituciones europeas y a los Estados miembros

 

La Iglesia Católica en la Unión Europea, representada por los presidentes de las Conferencias Episcopales de los Estados miembros, desea dirigir un mensaje de esperanza y un llamamiento a la solidaridad a las instituciones europeas y a los Estados miembros en esta crisis que nos ha sobrecogido. Un mensaje en el que reafirmamos nuestro compromiso con la construcción de una Europa que ha traído la paz y la prosperidad a nuestro continente, y con sus valores fundacionales de solidaridad, libertad, inviolabilidad de la dignidad humana, democracia, Estado de derecho, igualdad y defensa y promoción de los derechos humanos. Los Padres Fundadores de la Unión Europea estaban convencidos de que Europa se forjaría en la crisis. Con nuestra fe cristiana en el Cristo Resucitado tenemos la esperanza de que Dios puede convertir todo lo que sucede en algo bueno, incluso aquellas cosas que no comprendemos y que parecerían malas. Esta fe es el fundamento último de nuestra esperanza y de nuestra fraternidad universal. Como Iglesia Católica en la Unión Europea, junto con otras Iglesias hermanas y comunidades eclesiales, proclamamos y damos testimonio de esta fe y, junto con miembros de otras tradiciones religiosas y personas de buena voluntad, nos comprometemos a construir una fraternidad universal que no deje a nadie fuera. La fe nos llama a salir de nosotros mismos y ver en el otro, especialmente en aquellos que sufren y están marginados, a un hermano y una hermana, y a estar dispuestos igualmente a dar nuestra vida por ellos.

La pandemia que nos ha azotado en estos últimos meses ha sacudido muchas de nuestras seguridades anteriores y ha revelado nuestra vulnerabilidad y nuestra interconexión. Los ancianos y los pobres de todo el mundo han sufrido lo peor. A esta crisis que nos sorprendió y nos pilló desprevenidos, los países europeos respondieron al inicio con miedo, cerrando las fronteras nacionales y exteriores, algunos incluso negándose a compartir entre sí los muy necesarios suministros médicos. A muchos nos preocupaba que la propia Unión Europea, como proyecto económico, político, social y cultural, estuviera en peligro. Nos percatamos entonces, como dijo el Papa Francisco, que estamos en el mismo barco y que sólo podemos salvarnos a nosotros mismos si permanecemos juntos. Con una renovada determinación, la Unión Europea comenzó a responder de forma conjunta a esta dramática situación. Demostró su capacidad para redescubrir el espíritu de los Padres Fundadores. Es de esperar que el Plan de recuperación del COVID-19 y el Plan reforzado del presupuesto de la UE para el periodo 2021-2027, que se han acordado en la reunión del Consejo Europeo de julio y que actualmente se negocian entre el Consejo y el Parlamento Europeo, reflejen ese espíritu.

El futuro de la Unión Europea no depende únicamente de la economía y las finanzas, sino también del desarrollo de un espíritu común y una nueva mentalidad. Esta crisis es una oportunidad espiritual para la conversión. No debemos limitarnos a dedicar todos nuestros esfuerzos a volver a la «vieja normalidad», sino que debemos aprovechar esta crisis para lograr un cambio radical para mejorar. Ello obliga a replantear y reestructurar el actual modelo de globalización garantizando el respeto al medio ambiente, la apertura a la vida, la importancia de la familia, la igualdad social, la dignidad de los trabajadores y los derechos de las generaciones futuras. El Papa Francisco, con su Encíclica Laudato Si’, ha proporcionado una brújula para conformar una nueva civilización. En su nueva Encíclica Fratelli Tutti, firmada hace unas semanas sobre la tumba de San Francisco de Asís, llama a toda la humanidad a la fraternidad universal y a la amistad social, sin olvidar a los marginados, a los heridos y a los que sufren. Los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, como la dignidad humana y la solidaridad, así como la opción preferencial por los pobres y la sostenibilidad, pueden ser los principios rectores para construir un modelo diferente de economía y sociedad tras la pandemia.

La solidaridad es un principio fundamental de la Doctrina Social de la Iglesia y es el núcleo del proceso de integración europea. Más allá de las transferencias internas de recursos de acuerdo con las políticas de cohesión, la solidaridad debe entenderse en términos de «actuar juntos» y de «estar abiertos para integrar a todos», especialmente a los marginados. En este contexto, cabe mencionar que la vacuna COVID-19, cuando esté disponible, debe ser accesible a todos, especialmente a los pobres. Robert Schuman señaló que las naciones, lejos de ser autosuficientes, deben apoyarse mutuamente, y que la solidaridad supone la convicción de que el interés real de cada nación es reconocer y aceptar en la práctica la interdependencia de todos. Para Schuman, una Europa unida prefigura la solidaridad universal de todo el mundo sin distinciones ni exclusiones. Por ello, la Declaración de Schuman señaló la responsabilidad especial de Europa con respecto al desarrollo de África. En la misma línea, pedimos ahora el incremento de la ayuda humanitaria y la cooperación para el desarrollo, y la reorientación de los gastos militares hacia los servicios sanitarios y sociales.

La solidaridad europea debe extenderse urgentemente a los refugiados que viven en condiciones inhumanas en los campos y están seriamente amenazados por el virus. La solidaridad hacia los refugiados no sólo significa la financiación, sino también la apertura proporcional de las fronteras de la Unión Europea, por parte de cada Estado miembro. El Pacto sobre la Migración y el Asilo presentado por la Comisión Europea puede considerarse como un paso hacia el establecimiento de una política europea común y justa en materia de migración y asilo, que debe evaluarse cuidadosamente. La Iglesia ya se ha pronunciado sobre la acogida, distinguiendo entre los distintos tipos de migración (regular o irregular), entre los que huyen de la guerra y la persecución y los que emigran por motivos económicos o ambientales, y la necesidad de tener en cuenta las cuestiones de seguridad. Sin embargo, pensamos que hay ciertos principios, valores y obligaciones jurídicas internacionales que siempre deben ser respetados, independientemente de las condiciones de las personas involucradas, principios de actuación y valores que son la base de la identidad de Europa y tienen su origen en sus raíces cristianas. También recomendamos que se faciliten vías seguras y legales para los migrantes, y corredores humanitarios para los refugiados, mediante los cuales puedan venir a Europa con seguridad y ser acogidos, protegidos, promovidos e integrados. En este sentido, es conveniente colaborar con las instituciones eclesiásticas y las asociaciones privadas que ya trabajan en este campo. Europa no puede ni debe dar la espalda a las personas que proceden de zonas de guerra o de lugares donde son discriminadas o no pueden gozar de una vida digna.

Un elemento crucial para la Iglesia en muchos Estados miembros durante la pandemia es el respeto de la libertad de religión de los creyentes, en particular la libertad de reunirse para ejercer su libertad de culto, respetando plenamente los requisitos sanitarios. Esto es aún más evidente si consideramos que las obras de caridad nacen y también se arraigan en una fe vivida. Declaramos nuestra buena voluntad de mantener el diálogo entre los Estados y las autoridades eclesiásticas para encontrar la mejor manera de conciliar el respeto de las medidas necesarias y la libertad de religión y de culto.

A menudo se ha dicho que el mundo será diferente después de esta crisis. Pero depende de nosotros que sea mejor o peor, si salimos de esta crisis fortalecidos en la solidaridad o no. Durante estos meses de pandemia, hemos sido testigos de muchos signos que nos han despertado la esperanza, desde el trabajo del personal sanitario y el de quienes cuidan de los ancianos, hasta los gestos de compasión y creatividad de las parroquias y comunidades eclesiales. Muchos, en estos meses difíciles, han tenido que hacer considerables sacrificios, renunciando al reencuentro con sus seres queridos y estando cerca de ellos en momentos de soledad y sufrimiento, y a veces, incluso, de su fallecimiento. En su mensaje Urbi et Orbi del Domingo de Pascua, el Papa Francisco se dirigió en particular a Europa, recordando que «después de la Segunda Guerra Mundial este continente pudo resurgir y superar las rivalidades del pasado, gracias a un proyecto concreto de solidaridad». Para el Papa es más urgente que nunca «que esas rivalidades no recobren fuerza, sino que todos se reconozcan parte de una única familia y se sostengan mutuamente. Hoy, la Unión Europea se encuentra frente a un desafío histórico, del que dependerá no sólo su futuro, sino el del mundo entero».

Aseguramos a todos los que lideran y trabajan en las instituciones europeas y en los Estados miembros, que la Iglesia permanece a su lado en el esfuerzo común de construir un futuro mejor para nuestro continente y el mundo. Todas las iniciativas que promuevan los auténticos valores de Europa serán apoyadas por nosotros. Confiamos en que de esta crisis podamos salir más fuertes, más sabios, más unidos y más solidarios, cuidando más del hogar común y siendo un continente que impulse al mundo entero hacia una mayor fraternidad, justicia, paz e igualdad. Ofrecemos nuestras oraciones por todos y les bendecimos de todo corazón. ¡Que el Señor nos acompañe en nuestro peregrinaje hacia un mundo mejor!

 

S.Em. Gualtiero Cardenal Bassetti, Arzobispo de Perugia-Città della Pieve, Italia

S.E. Mons. Georg Bätzing, Obispo de Limburgo, Alemania

S.Em. Jozef Cardenal De Kesel, Arzobispo de Malinas-Bruselas, Bélgica

S.E. Mons. Éric Marie de Moulins d’Amieu de Beaufort, Arzobispo de Reims, Francia

S.E. Mons. Stanisław Gądecki, Arzobispo de Poznań, Polonia

S.E. Mons. Jan Graubner, Arzobispo de Olomouc, República Checa

S.E. Mons. Gintaras Linas Grušas, Arzobispo de Vilna, Lituania

S.Em. Jean-Claude Cardenal Hollerich, S.J., Arzobispo de Luxemburgo, Presidente de la COMECE

S.E. Mons. Philippe Jourdan, Administrador Apostólico, Estonia

S.E. Mons. Czeslaw Kozon, Obispo de Copenhague, Dinamarca, Conferencia Episcopal Nórdica

S.E. Mons. Dr. Franz Lackner, O.F.M., Arzobispo de Salzburgo, Austria

S.E. Mons. Eamon Martin, Arzobispo de Armagh, Irlanda

S.Em. Juan José Cardenal Omella y Omella, Arzobispo de Barcelona, España

S.E. Mons. José Ornelas Carvalho, S.C.I., Obispo de Setúbal, Portugal

S.E. Mons. Aurel Percă, Arzobispo de Bucarest, Rumanía

S.E. Mons. Christo Proykov, Obispo Eparca de San Juan XXIII de Sofía, Bulgaria

S.E. Mons. Zelimir Puljić, Arzobispo de Zadar (Zara), Croacia

S.E. Mons. Sevastianos Rossolatos, Arzobispo de Atenas, Grecia

S.E. Mons. Charles Jude Scicluna, Arzobispo de Malta

S.E. Mons. Youssef Antoine Soueif, Arzobispo de Trípoli del Líbano (Maronita), Chipre

S.E. Mons. Viktors Stulpins, Obispo de Liepāja, Letonia

S.E. Mons. Johannes H. J. van den Hende, Obispo de Róterdam, Países Bajos

S.E. Mons. András Veres, Obispo de Győr (Raab), Hungría

S.E. Mons. Stanislav Zore, O.F.M., Arzobispo de Ljubljana, Eslovenia

S.E. Mons. Stanislav Zvolenský, Arzobispo de Bratislava, Eslovaquia

 

 

 

 

El Papa invita a “acoger la voluntad del Padre y cumplirla”

Saludo a fieles de lengua española

noviembre 18, 2020 10:28

Audiencia General

(zenit – 18 nov. 2020).- El Papa Francisco ha expresado que “a imitación de la Virgen María y por su intercesión, el Señor nos dé la gracia de comprender en la oración que cada día que Él nos concede es una ocasión para acoger la voluntad del padre y cumplirla, con un corazón lleno de amor de Dios y bien dispuesto al servicio de los hermanos”.

Esta demanda ha sido realizada por el Santo Padre en su habitual saludo a los peregrinos de lengua española, de España y Latinoamérica, durante la audiencia general de hoy, 18 de noviembre de 2020.

 

María, “mujer de oración”

La catequesis de este miércoles ha sido transmitida desde la biblioteca del Palacio Apostólico, sin público, como prevención frente a la COVID-19. Francisco ha proseguido con la serie dedicada a la oración, bajo el título “La Virgen María, mujer de oración”.

En ella, el Papa ha destacado que la Virgen María “estaba en continuo diálogo con Dios desde antes de la anunciación” y que forma parte de la “multitud de los ‘humildes de corazón’, con los que Dios preparó la venida de su Hijo”.

 

 

 

 

Javier y el Padre Pío: “¡Es un santo para los jóvenes!”

Un año después de ‘Renacidos’

noviembre 18, 2020 12:04

Testimonios

(zenit – 18 nov. 2020)-. Javier Rebollo es un joven auditor a quien el Padre Pío llamó de modo imprevisto a la puerta de su corazón.

Llevaba años privado de los sentidos del olfato y el gusto, pero tras besar un mitón del fraile capuchino percibió de repente un aroma floral y desde aquel mismo instante distingue ya los olores y saborea los alimentos. Pero ese no fue para él el gran milagro, sino su acercamiento a Dios.

Hace justo un año que se estrenó Renacidos, la película del Padre Pío que sigue removiendo miles de corazones en todo el mundo, ahora a través del DVD y del libro del film, editado por Nueva Eva.

zenit ha querido saber cómo siguen hoy los “renacidos” que aportan su testimonio en la película, ahora con esta entrevista a Javier Rebollo.

***

 

zenit: ¿Cómo ha cambiado tu vida desde que conoces al Padre Pío?

Javier Rebollo: El Padre Pío no ha cambiado mi vida, la ha revolucionado. Lo tengo presente en mi día a día para que me ayude en el camino que debo seguir cumpliendo la voluntad de Dios. He perdido el miedo a los problemas que puedan surgir. Él me ha enseñado a dejar todo en manos de Dios. Antes de conocerle, vivía la fe como una ley que debía cumplir. Ahora la vivo de modo muy diferente y tengo presente a Dios en cada momento de mi vida. Cuando amas a Dios de una forma tan fuerte, deseas compartirlo con los demás. Es como hallar un tesoro y anhelar que los demás lo descubran.

 

zenit: ¿Qué les dirías a quienes no conocen todavía al Padre Pío?

Javier Rebollo: ¡Por supuesto que el Padre Pío es un santo para los jóvenes! Es un santo que no pasa de moda y su cercanía y ejemplo son guía para jóvenes, mayores, niños… Cualquier edad es buena para tener al Padre Pío cerca. Sería increíble que todo el mundo pudiese tener presente a Dios en el centro de su vida, como lo tuvo el Padre Pío desde niño. Es un claro ejemplo de Amor a Dios, con mayúsculas. No es fácil el camino, pero él lo recorrió aceptando las adversidades.

 

zenit: ¿Qué reacciones has recibido sobre la película en tu entorno, estrenada hace justo un año? ¿Ha habido alguna conversión o acercamiento a Dios?

Javier Rebollo: La verdad es que casi nadie conocía mi testimonio y me han preguntado muchos por él desde entonces. Pero como siempre digo, lo que me sucedió no es lo importante, sino el amor incondicional que sentí hacia Dios. Y fue aún más especial sentir cómo Dios ha tenido siempre las puertas abiertas para mí. Es una relación entre Él y yo. Las personas se quedan con el milagro físico, con el hecho de que yo recuperase de repente los sentidos del olfato y el gusto después de tantos años, sin llegar a plantearse que esta es sólo la herramienta que Dios ha empleado conmigo para que me enamore de Él. ¡Este es el gran milagro!

 

zenit: ¿Qué supuso para ti participar en una película del Padre Pío?

Javier Rebollo: Pues la verdad es que soy bastante vergonzoso, pero caí en la cuenta de que si Dios me había mostrado todo su amor, esta era una forma de demostrarle que podía contar conmigo. Dios me ayudó a superar mi timidez y a transformarla en una oportunidad para servir de puente y acercar a Dios a las personas dispuestas a dejarlo entrar en sus vidas.

 

zenit: ¿Cómo te ayuda el Padre Pío en estos tiempos tan duros de pandemia?

Javier Rebollo: La pandemia me ha hecho valorar más los cincuenta años que vivió el Padre Pío con los estigmas de Jesús. Eso fue un verdadero sufrimiento y él lo llevó con alegría y en silencio. Lo que estamos viviendo hoy es duro, pero la vida del Padre Pío nos recuerda que todo puede ser una oportunidad aprovechable y que en nuestras debilidades Dios nos hace más fuertes. Debemos seguir luchando, como lo hicieron  Jesús y el Padre Pío. Para mí son un claro ejemplo de cómo afrontar el día a día en este tiempo tan complicado, sin olvidar que la misión principal del ser humano es Vivir, con mayúscula.

 

 

 

 

El Papa recuerda la dedicación de las basílicas de San Pedro y San Pablo

Símbolos de la unidad de la Iglesia

noviembre 18, 2020 14:18

Audiencia General
Testimonios

(zenit – 18 nov. 2020).- El Papa Francisco ha recordado en la audiencia general que la Iglesia celebra hoy la dedicación de las basílicas de los apóstoles san Pedro y san Pablo, templos ubicados en la ciudad de Roma, en los que reposan los restos de estos dos Apóstoles, símbolos de la unidad de la Iglesia.

El Santo Padre ha explicado que esta fiesta “pone de relieve el significado de la Iglesia, edificio sagrado donde se reúnen los creyentes, despierta en todos la conciencia de que cada uno está llamado a ser un templo viviente de Dios”.

Estas palabras han sido dirigidas a los fieles de lengua italiana durante los saludos después de la catequesis de la audiencia general, celebrada esta mañana desde la biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano, sin fieles, con motivo de la COVID-19.

 

Primacía de la oración

Inmediatamente después, Francisco ha enviado también su habitual mensaje a los ancianos, los jóvenes, los enfermos y los recién casados: “Os exhorto a amar a la Iglesia del Señor; a cooperar con generosidad y entusiasmo con su edificación, a vivir la ofrenda de vuestra oración y vuestro sufrimiento como una contribución preciosa a la construcción de la Casa del Señor, morada del Altísimo entre nosotros”.

La catequesis de hoy forma parte de la serie dedicada a la oración y se titula “La Virgen María, mujer de oración”. En ella, el Papa ha destacado que ha afirmado que “no hay mejor forma de rezar que ponerse como María en una actitud de apertura, de corazón abierto” al Padre: “Señor, lo que Tú quieres, cuando Tú quieres y como Tú quieres. Es decir, al corazón abierto a la voluntad de Dios”.

 

Basílicas de San Pedro y San Pablo

Las basílicas mayores de san Pedro y san Pablo tienen la particularidad de ser los lugares de enterramiento de esos grandes Apóstoles. San Pedro fue crucificado boca abajo y allí mismo fue sepultado en la colina del Vaticano.

La celebración litúrgica es en ese día porque se celebró la dedicación por el Papa Urbano VIII, en 1626, aniversario de la dedicación de la basílica antigua.

La basílica de san Pablo se encuentra al otro lado de Roma y lleva el sobrenombre de extramuros por estar fuera de la muralla de la primitiva ciudad, en un lugar llamado las tres fuentes, ya que allí fue donde san Pablo murió decapitado.

La tradición cuenta que, al cortarle la cabeza a san Pablo, dio tres golpes y allí surgieron milagrosamente tres fuentes de agua. La basílica original se incendió en 1823 y los católicos de todo el mundo contribuyeron a construir una nueva que consagró el Papa Pio IX en 1854. En los trabajos de reconstrucción se encontró un sepulcro, muy antiguo, anterior al siglo IV, con esta inscripción: “A S. Pablo, Apóstol y Mártir”.

 

Con Manuel González López de Lemus

 

 

 

 

Congregación para Evangelización de los Pueblos: El Papa nombra a 7 nuevos miembros

2 cardenales, 2 obispos y 3 sacerdotes

noviembre 18, 2020 15:06

Ciudad del Vaticano

(zenit – 18 nov. 2020)-. El Santo Padre ha nombrado a 7 nuevos miembros de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, según informó ayer, 17 de noviembre de 2020, la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

Entre ellos se encuentran los cardenales Miguel Ángel Ayuso Guixot, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso y José Tolentino de Mendonça, archivero y bibliotecario de la Santa Iglesia.

Igualmente, son nuevos miembros los obispos: Mons. Joseph Marino, presidente de la Pontificia Academia Eclesiástica y Mons. George Antonysamy, arzobispo de Madrás y Mylapore.

También ha nombrado a los sacerdotes: José María Calderón, director nacional de las Obras Misioneras Pontificias de España; Antonio de Jesús Mascorro Tristán, director nacional de las Obras Misioneras Pontificias de México; y Godefroid Manuga-Lukokisa, director nacional de las Obras Misioneras Pontificias de la República Democrática del Congo.

 

Congregación para la Evangelización de los Pueblos

De acuerdo al perfil elaborado por el Vaticano, con la nueva Constitución Apostólica Pastor Bonus, del 28 de junio de 1988, “corresponde a la Congregación dirigir y coordinar en todo el mundo la obra misma de la evangelización de los pueblos y la cooperación misionera, salvo aquello que sea competencia de la Congregación para las Iglesias Orientales” ( art. 85).

Por otra parte, la Congregación tiene la competencia directa y exclusiva sobre sus territorios, a excepción de los que son competencia de otros Dicasterios en varias materias (cf. Art. 88; 89).

En sus propios territorios, la Congregación erige y divide las circunscripciones misioneras según las circunstancias. Preside el gobierno de las misiones y examina todas las cuestiones y los informes presentados por los Ordinarios y las Conferencias Episcopales. Quedan sujetas a la Congregación las Sociedades de Vida Apostólica erigidas en favor de las misiones (artículo 90, § 2).

La Congregación administra su propio patrimonio y los demás bienes destinados a las misiones mediante una oficina dedicada a ello (art. 92).

 

 

 

 

Monseñor Felipe Arizmendi: “Jornada de los Pobres”

¿Qué hacer para y con los pobres?

noviembre 18, 2020 09:00

Análisis

Monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo emérito de San Cristóbal de Las Casas, y responsable de la Doctrina de la Fe en la Conferencia del Episcopado Mexicano, ofrece su reflexión semanal, titulada “Jornada de los Pobres”

En ella, el próximo cardenal, habla sobre la Jornada Mundial de los Pobres celebrada el pasado domingo.

 

VER

Por cuarto año consecutivo, el Papa Francisco nos invitó a realizar, el domingo pasado, la Jornada Mundial de los Pobres, con el objetivo de abrir más nuestro corazón hacia ellos, inspirados en Jesús, que pasó su vida haciendo el bien. ¿Qué tanto le hemos hecho caso?

La pandemia ha agudizado la pobreza y, por ello, más que dedicar una Jornada a los pobres, han sido días y días, jornadas y jornadas, de atención amorosa de la comunidad eclesial a tantas necesidades que se han agravado. La solidaridad hacia los pobres, y de ellos mismos hacia otros que sufren peores carencias, ha brillado esplendorosamente, aunque poco se refleja en los medios informativos.  Estos resaltan más lo que hacen el gobierno y el ejército, y poco comparten la fraternidad de los mismos pobres.

Algunos hablamos mucho de los pobres, pero no abrimos la cartera para hacerlos partícipes de nuestros propios bienes. Promovemos colectas en su favor, pero de nuestro bolsillo no sale ni un peso. Invitamos a otros que sean generosos, pero nada sale de nuestras cuentas bancarias personales. Hacemos oración por los necesitados, pero no les tendemos la mano.

No faltan quienes atacan al Papa Francisco por su insistencia en que seamos una Iglesia pobre para y con los pobres, pues dicen que eso es comunismo, que es socialismo, que con ello se aleja del cristianismo. Dicen que lo que falta al mundo es espiritualidad, entendiendo por ésta sólo las oraciones y las prácticas sacramentales. Por su última encíclica Fratelli tutti, lo califican como más cercano al marxismo que al Evangelio. Nada de eso es verdad, pues Jesús en lo que más insiste, incluso más que en el amor a Dios, es en el amor a los demás, sobre todo a los necesitados. Esta es la clave de la autenticidad cristiana.

 

PENSAR

En su Mensaje para la IV Jornada Mundial de los Pobres, que tiene como título “Tiende tu mano al pobre” (cf. Si 7,32), el Papa nos invita a “poner nuestra mirada en lo esencial y a superar las barreras de la indiferencia”. Y nos advierte con toda claridad: “La constante referencia a Dios no impide mirar al hombre concreto; al contrario, las dos cosas están estrechamente relacionadas… La oración a Dios y la solidaridad con los pobres y los que sufren son inseparables. Para celebrar un culto que sea agradable al Señor, es necesario reconocer que toda persona, incluso la más indigente y despreciada, lleva impresa en sí la imagen de Dios… El tiempo que se dedica a la oración nunca puede convertirse en una coartada para descuidar al prójimo necesitado, sino todo lo contrario: la bendición del Señor desciende sobre nosotros y la oración logra su propósito cuando va acompañada del servicio a los pobres… La generosidad que sostiene al débil, consuela al afligido, alivia los sufrimientos, devuelve la dignidad a los privados de ella, es una condición para una vida plenamente humana… La finalidad de cada una de nuestras acciones no puede ser otra que el amor. Este amor es compartir, es dedicación y servicio”.

“La opción por dedicarse a los pobres y atender sus muchas y variadas necesidades no puede estar condicionada por el tiempo a disposición o por intereses privados, ni por proyectos pastorales o sociales desencarnados. Mantener la mirada hacia el pobre es difícil, pero muy necesario para dar a nuestra vida personal y social la dirección correcta. No se trata de emplear muchas palabras, sino de comprometer concretamente la vida, movidos por la caridad divina. El grito silencioso de tantos pobres debe encontrar al pueblo de Dios en primera línea, siempre y en todas partes, para darles voz, defenderlos y solidarizarse con ellos ante tanta hipocresía y tantas promesas incumplidas, e invitarlos a participar en la vida de la comunidad”. Y nos dice: “No se trata de una exhortación opcional, sino que condiciona la autenticidad de la fe que profesamos”.

Por ello, el Papa lamenta “la actitud de quienes tienen las manos en los bolsillos y no se dejan conmover por la pobreza, de la que a menudo son también cómplices. La indiferencia y el cinismo son su alimento diario… No podemos ser felices hasta que estas manos que siembran la muerte se transformen en instrumentos de justicia y de paz para el mundo entero”.

Sin embargo, no todo es pesimismo. Dice el Papa: “¡Cuántas manos tendidas se ven cada día! Lamentablemente, ya no se sabe más reconocer todo el bien que cotidianamente se realiza en el silencio y con gran generosidad”.  Ante ello, nos pide ser “capaces de vislumbrar la bondad de los santos ´de la puerta de al lado´, de aquellos que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios, pero de los que nadie habla. Las malas noticias son tan abundantes en las páginas de los periódicos, en los sitios de internet y en las pantallas de televisión, que nos convencen que el mal reina soberano. No es así. Es verdad que está siempre presente la maldad y la violencia, el abuso y la corrupción, pero la vida está entretejida de actos de respeto y generosidad que no sólo compensan el mal, sino que nos empujan a ir más allá y a estar llenos de esperanza. ¡Cuántas manos tendidas hemos podido ver!”

 

ACTUAR

¿Qué podemos hacer no sólo para los pobres, sino sobre todo con ellos, para que no sólo reciban una ayuda, sino que tengan la oportunidad de salir adelante por sí mismos?

 

 

 

 

Santa Matilde de Hackeborn, 19 de noviembre

El ‘ruiseñor’ de Dios

noviembre 18, 2020 09:00

Testimonios

 

“Cisterciense. Santa Matilde de Hackeborn es una de las cuatro mujeres que hicieron de Helfta uno de los referentes ineludibles del s. XIII. En ella se aunaron gracia y lirismo que puso al servicio de Dios, y del que fue considerada ‘ruiseñor’”

Muy generoso debía ser el barón de Hackeborn para desprenderse de dos de sus hijas autorizándolas a ingresar en un monasterio cisterciense, que hicieron famoso por su virtud junto a otras religiosas.

Exactamente fueron cuatro excelsas mujeres las que brillaron en la clausura: Matilde de Magdeburgo, la santa de hoy, su hermana Gertrudis, y otra Gertrudis, la Grande. Hicieron de Helfta uno de los referentes ineludibles para conocer y valorar la riqueza de la mística germana; nos alientan con su vida a seguir el camino de perfección.

Precisamente el pasado día 16 se vio la semblanza de Gertrudis la Grande, que sumó sus grandes virtudes a las de santa Matilde de Hackeborn, que tanto le edificó, que fue su formadora y a la que tomó como guía junto a su hermana.

Ello pone de manifiesto un hecho que acontece en todo movimiento eclesial: la existencia de periodos históricos de especial fulgor en el que despuntan figuras egregias traspasando muros y fronteras.

Tan significativa fue la vida de Matilde de Hackeborn que el papa Benedicto XVI le dedicó su catequesis el 29 de septiembre de 2010. Fue una de esas mujeres fuertes de las que habla el evangelio que tuvo la gracia de alumbrar una época de gran fecundidad en esa comunidad a lo largo del siglo XIII.

Nació en 1241 o en 1242, no hay datos precisos, en la fortaleza de Helfta, Sajonia. Su hermana Gertrudis se hallaba ya en el convento de Rodersdorf (después transferido a Helfta) cuando ella acompañó a su madre a visitarla en 1248.

En siete años de vida la pequeña acumulaba la experiencia de haber sobrevivido a la muerte poco después de nacer, debido a su frágil constitución física, y el inspirado vaticinio del virtuoso presbítero que derramó sobre su cabeza el agua del bautismo, quien entrevió que sería santa, hecho que confió a sus padres asegurándoles que Dios obraría a través de ella numerosos prodigios. Posiblemente a esa edad, santa Matilde de Hackeborn ignoraba la singular elección divina a la que aludió el sacerdote, pero seguro que sus progenitores no habrían podido olvidarla.

La vida conventual le sedujo desde un primer instante. Por eso, en 1258 dejó a un lado los beneficios que reportaba haber nacido en un castillo, y las prebendas anejas al título nobiliario que ostentaban sus padres ingresando en el monasterio que entonces se había establecido en Helfta.

Su hermana Gertrudis, abadesa, vertió en ella todo su saber espiritual e intelectual, riqueza que Matilde acogió multiplicando los talentos que Dios le había otorgado: una suma de excepcional inteligencia y virtud coronada por una bellísima voz con la que glosaba la grandeza del Creador y por la que ha sido denominada “ruiseñor de Dios”.

Era un pozo sin fondo. Y así se ha reflejado: “la ciencia, la inteligencia, el conocimiento de las letras humanas y la voz de una maravillosa suavidad: todo la hacía apta para ser un verdadero tesoro para el monasterio bajo todos los aspectos”.

Orientada por su hermana, se convirtió en una gran formadora que tuvo a su cargo jovencísimas vocaciones. De hecho le confiaron a Gertrudis, la Grande, cuando llegó al convento a la edad de 5 años.

Y es que santa Matilde de Hackeborn era una ejemplar maestra y modelo de novicias y profesas. Fue agraciada con numerosos favores místicos que se iniciaron siendo niña y que guardó en su corazón llevada de su natural discreción hasta que cumplió medio siglo de vida.

Ella, al igual que Gertrudis, la Grande, vivió en carne propia la experiencia del sufrimiento ocasionado por largas y dolorosas enfermedades que fueron persistentes en ambos casos. La frágil condición humana atenazada por el cúmulo de matices que conllevan circunstancias de esta naturaleza, a veces tiene también expresión palpable en la vertiente espiritual.

Matilde experimentó conjuntamente la postración corporal, y el sufrimiento y angustia espirituales en los que, no obstante, contó con el consuelo divino. En uno de estos periodos críticos confidenció privadamente sus experiencias místicas a dos religiosas.

Una de ellas fue su discípula Gertrudis, la Grande, quien se ocupó de recopilarlas en el Libro de la gracia especial junto a otra hermana de comunidad.

Santa Matilde de Hackeborn fue un puntal indiscutible en el monasterio, aunque a veces su nombre ha quedado a la sombra de esta santa amiga. De su hermana había heredado la rica tradición monacal que floreció altamente en esa época en las líneas genuinas de la regla a la que se había abrazado: oración, contemplación, estudio científico y teológico, amasado siempre en la tradición y el magisterio eclesiales.

Fue una mujer obediente, humilde y piadosa, de gran espíritu penitencial, ardiente caridad y devota de María y del Sagrado Corazón de Jesús con el que mantuvo místicos coloquios. El contenido de sus revelaciones insertas en el aludido Libro de la gracia especial permite apreciar también el alcance que tuvo la liturgia en su itinerario espiritual.

Supo llegar al corazón de las personas que pusieron bajo su responsabilidad, y las condujo sabiamente a los pies de Cristo dando pruebas fehacientes de su ardor apostólico.

Cuando rogaba a la Virgen que no le faltara su asistencia en el momento de la muerte, Ella le pidió que rezase diariamente tres avemarías “conmemorando, en la primera, el poder recibido del Padre Eterno; en la segunda, la sabiduría con que me adornó el Hijo; y, en la tercera, el amor de que me colmó el Espíritu Santo”.

María la invitó a meditar en los misterios de la vida de Cristo: “Si deseas la verdadera santidad, está cerca de mi Hijo; Él es la santidad misma que santifica todas las cosas”. Durante la última y difícil etapa de su vida, ocho años cuajados de sufrimientos, mostró la hondura de su unión con Cristo, a cuya Pasión redentora unía sus padecimientos por la conversión de los pecadores, con humildad y paciencia.

La Eucaristía, el evangelio, la oración…, habían forjado su espíritu disponiéndola al encuentro con Dios. Éste se produjo el 19 de noviembre de 1299. Santa Matilde de Hackeborn murió con fama de santidad.